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En la época en la que España y Portugal entraban en la CEE, cuando Samaranch le regaló los Juegos Olímpicos a su ciudad natal, poco antes de que Narcís Serra llevara a España a la primera operación militar en el extranjero de su historia democrática, el fútbol era otra cosa. Seguía siendo un deporte eminentemente europeo y latinoamericano, los pantalones apenas escondían los órganos genitales de los futbolistas y las espinilleras eran solo para los acobardados o los ‘dieces’ de cada equipo.
Su carrera deportiva le ha procurado dinero, prestigio y un «desgaste en las vértebras». Con casi 50 años y tras su divorcio de la hija del banquero Emilio Botín, se marcha a Estados Unidos para jugar en el circuito sénior americano.
Hoy el fútbol está parado en Japón. Solo la J. League. La selección continúa con sus compromisos. Sigue siendo un deporte naciente en el Lejano Oriente, como el sol, pero también pueden presumir de ser los actuales campeones de Asia. Los japoneses lo lograron con esfuerzo, con sacrificio. Sin aspavientos. Trabajando y con optimismo. Eso sí, el gol llegó en el último minuto, de la misma manera que llegará la solución a Fukushima.
Llegan a Europa desde países medievales y son recibidos con tratamiento de jefes de estado por gobiernos elegidos democráticamente, todo lo contrario a lo que ocurre en sus países de origen. Son extravagantes como el amigo de Aznar, ‘nuevosricos’ cargados de dólares que apenas tienen valor para ellos y mucho menos para los pobladores de las balsas de fuel a las que llaman estados. Se comportan sin educación, sin respeto. Creen que el dinero compra casas decimonónicas e incluso voluntades. Amenazan a la prensa, intentan comprar al periodismo.
En la época en la que España y Portugal entraban en la CEE, cuando Samaranch le regaló los Juegos Olímpicos a su ciudad natal, poco antes de que Narcís Serra llevara a España a la primera operación militar en el extranjero de su historia democrática, el fútbol era otra cosa. Seguía siendo un deporte eminentemente europeo y latinoamericano, los pantalones apenas escondían los órganos genitales de los futbolistas y las espinilleras eran solo para los acobardados o los ‘dieces’ de cada equipo.
Su carrera deportiva le ha procurado dinero, prestigio y un «desgaste en las vértebras». Con casi 50 años y tras su divorcio de la hija del banquero Emilio Botín, se marcha a Estados Unidos para jugar en el circuito sénior americano.
Hoy el fútbol está parado en Japón. Solo la J. League. La selección continúa con sus compromisos. Sigue siendo un deporte naciente en el Lejano Oriente, como el sol, pero también pueden presumir de ser los actuales campeones de Asia. Los japoneses lo lograron con esfuerzo, con sacrificio. Sin aspavientos. Trabajando y con optimismo. Eso sí, el gol llegó en el último minuto, de la misma manera que llegará la solución a Fukushima.
Llegan a Europa desde países medievales y son recibidos con tratamiento de jefes de estado por gobiernos elegidos democráticamente, todo lo contrario a lo que ocurre en sus países de origen. Son extravagantes como el amigo de Aznar, ‘nuevosricos’ cargados de dólares que apenas tienen valor para ellos y mucho menos para los pobladores de las balsas de fuel a las que llaman estados. Se comportan sin educación, sin respeto. Creen que el dinero compra casas decimonónicas e incluso voluntades. Amenazan a la prensa, intentan comprar al periodismo.