Un trago amargo para desayunar hoy. Uno más en este puñetero mundo plagado de violencia y miedo.
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Me he leído unos cuantos libros sobre historia del feminismo, teoría feminista y movimiento feminista, y mi conclusión fue que, si bien el feminismo tuvo su razón de ser en el pasado, cuando no existía igualdad legal entre hombres y mujeres, en la actualidad es absolutamente indefendible, por lo menos si hablamos de las sociedades europeas del siglo XXI.
Hoy en día el feminismo no es más que un grupo de presión utilizado por unas cuantas listas para obtener ventajas fiscales, legales, laborales y personales, y se escudan en un argumentario más que manido que se van transmitiendo de unas a otras para poder repetirlo como loros cuando haya que justificarse. Que si feminismo de la diferencia, que si feminismo pacifista, que si feminismo ecologista, y bla bla bla. Está muy bien defender la paz, la libertad, el respeto a la diferencia y la justicia social pero, ¿para qué ponerle delante la palabra "feminista"? ¿Acaso no pueden defender esos valores tanto hombres como mujeres?
A mí los argumentos feministas me recuerdan, salvando las distancias, a los argumentos de los independentistas catalanes, pues en ambos casos sólo veo gente amargada por sus circunstancias vitales y que necesitan un chivo expiatorio al que culpar, y mientras unas se quejan de que el "el hombre nos oprime", los otros lloran de que "Madrit ens roba".