Estoy este mes de hospitales por temas que no vienen al caso y me ha tocado ver el programa de Ana Rosa Quintana.
La tía cada programa lo abre con un speech (un editorial). La cantidad de barbaridades, tontadas, descalificaciónes, mentiras y medias verdades que es capaz de soltar esa tía en 5 minutos es abismal. Y lo cojonudo no es eso: lo cojonudo es que quien lo ve, ni se inmuta, asiente y no cambia de canal.
Lo de la boda os lo cuento otro día. Al volver, con un pedal que parecían tres, nos dimos cuenta de que el gato se había quedado encerrado en un armario. Limpiar cagadas y meadas de gato, y cribar ropa, mientras aguantas una resaca de cien cañones por banda ha sido un ejercicio de resistencia de pareja.
Hay que ponerle nombre a esa sensación de revelación que te produce el escuchar a alguien, a quien respetabas intelectualmente y considerabas informado, hablar de lo que tú sabes mucho, y darte cuenta de la seguridad con la que dice estupideces.
Y piensas: "Espera, si dice esta tontería en A, de la que resulta que controlo, ¿no estará haciendo lo mismo sobre B, C y hasta W?"
¿No?
Fuck Israel, @martinvars
La tía cada programa lo abre con un speech (un editorial). La cantidad de barbaridades, tontadas, descalificaciónes, mentiras y medias verdades que es capaz de soltar esa tía en 5 minutos es abismal. Y lo cojonudo no es eso: lo cojonudo es que quien lo ve, ni se inmuta, asiente y no cambia de canal.
Y piensas: "Espera, si dice esta tontería en A, de la que resulta que controlo, ¿no estará haciendo lo mismo sobre B, C y hasta W?"