El problema principal por el que los pacientes acaban pagando precios inflados, escoja quien escoja qué protésico fabrique la prótesis, es el incumplimiento de la ley del medicamento.
Esta ley prohibe a todo facultativo médico el comerciar con todo medicamento o producto sanitario (en este caso la prótesis). Esto significa que un dentista está obligado a reflejar en la factura que le da al paciente, por separado lo que es el precio de su servicio médico, y por otro el precio exacto de fábrica de la prótesis que da el protésico.
Sistemáticamente se incumple esta ley cuando un dentista comercia con la prótesis al inflar el precio de fábrica de ésta.
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#3 Blanco y en botella