Qué mamones... Me habéis hecho tener que logearme y escribir. Debe hacer años de la última vez, aunque os leo a diario. Me interesa el tema de los sindicatos y lucha obrera. Por lo que me gustaría hacer mi pequeño aporte, empezando con preguntas, porque no termino de situarme, tengo mis dudas de si los que han enviado comentarios son trabajadores o qué son.
1. ¿Créis en los sindicatos, o en la lucha obrera (en su defecto)?
2. ¿Estáis afiliado a alguno (aunque no sean los mayoritarios)? ¿Cual?
3. ¿Proponéis alguna manera de defender vuestros derechos, y los de todos? O preguntado de otra forma: ¿Qué hacéis para luchar contra el sistema?
Esas preguntas me las he hecho a mi mismo durante muchas décadas. O sea, que seguramente muchos de vosotros estáis en fases que yo pasé. Voy a ir exponiendo esas fases, y detallo conclusiones a las que fui llegando.
1. Decepción del concepto romántico de sindicalismo. Cuando eres joven quieres creer que el que llega a ostentar un cargo sindical debe tener unos valores, tratas con una persona que te debe inspirar, que debe transmitir respeto. Pero la mayoria de las veces no sabe comunicar, de hecho los que conocí en esa época, varias décadas mayores, tenían el defecto primordial de no saber contactar con alguien mucho más joven.
2. Decepción sobre el compañero. A esto llegas cuando renuncias al primer concepto y quieres hacer tu guerra. Ves que la mayoria se han alineado con sindicatos, que otros no alineados no tienen valor o ganas. Luchar es cansado, una pesades ir contra corriente. En fin, que vas solo para delante, en plan zumbado. Esto es muy de locos, no tienes representación de nada, te creas una estigma negativa y no te escucha ni el tato. Porque la representatividad es la piedra angular de la democracia. Si reivindicar es complicado, ir en plan padre coraje no lleva a ningún sitio. No te abren ni la primera puerta.
3. ¿Sin sindicatos y sin compañero qué toca? Fundar otra sección sindical en tu centro de trabajo. Aquí tiras de parias, cuatro gatos afiliados, que te dan tu apoyo sin que eso les comprometa mucho. Tienes ya algo de representación. Se puede empezar a hacer algo. Pero, aquí llega el segundo gran problema: la representatividad es importante, pero las mayorías también. Y ahí es cuando te quedas topado. Te pasan por encima, por desgracia el 90% no se complica, vota a mayoritarios, o no se afilia o pasa un kilo. Así que igual en todas las sociedades occidentales: el poder está en manos siempre de los mismos.
Podría continuar, y mucho. Expuesto todo esto, me gustaría saber qué hacéís para que estos "gorrones y sinvergüenzas" dejen de serlo. Aparte de criticar y escribir en meneame. No son preguntas retóricas. Es que llevo toda la vida esperando que el resto haga algo. Así que he decidido hacer lo que pueda.
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No es mala noticia. Otra cosa es que sigamos creyendo en las siglas. Lo que importan son las personas. Mi recomendación siempre es: fíjate en las personas de cada sindicato en tu centro de trabajo, date un tiempo para elegir a cual afiliarte. Observa bien lo que hacen, y decídete a apoyar a la persona o grupo más activo y sobre todo con mayor espíritu colaborador, si además de afiliarte aportas activamente todavía mejor. Lo de las siglas no tiene mucha importancia. Y por supuesto ni caso a órdenes de federaciones ni leches.
Por desgracia el que falla en el sindicalismo, anarquismo, comunismo, y todos los ismos en general es el factor humano. Sobre el papel los planteamiento pueden ser buenos.
Otro principio que llevo a rajatabla: si te tienes que cambiar de sindicato ¡Hazlo! No son religión. De hecho he estado en tres y votado al menos a cuatro diferentes... Siendo fiel a lo marcado arriba en negrita ahora soy presidente de mi comité de empresa, porque me han elegido mis compañeros... ¡Que yo solo entré a ayudar!