ChatGPT también ha peleado bastante, y se ha resistido mucho a bajarse del burro (defendía la idea de "dios" con uñas y dientes), pero resulta que mi argumento, cuando se lo explico con la suficiente claridad, también le hace bajarse del burro, y reconocer que los dioses no existen. Os pongo el extremo final de la conversación:
YO:
Dices que, tal como estructuro el argumento, la definición de “actuar éticamente supremo” es incompatible con cualquier entidad cuya esencia sea “necesaria”.
Y es correcto, es exactamente así. Dado que una causa primera necesaria no puede ser éticamente perfecta, entonces no puede ser un dios, y por tanto los dioses no existen.
La causa primera necesaria será algo metafísico, no divino ni personal, que no posee ninguna intencionalidad ética directamente instalada en sí misma, y que produce un universo en el que hay ciertas reglas o cierto orden, y en este universo se forma la especie humana, y la especie humana, en base a las leyes de la naturaleza, tiene que operar de cierta forma, con ciertas pautas medidas, para sobrevivir y seguir existiendo, y de esta forma de proceder orientada a la supervivencia y basada en las leyes de la naturaleza, surge la ética.
Por otra parte, el hecho de que una persona a la que le sobra y no necesita algo, decida regalarlo gratuitamente en beneficio de otras personas, es mas altruista y ético que si no lo regalara, esto es innegable. Pero seguiría siendo aún mas altruista y ético si, al regalarlo en beneficio de otras personas, a ella le supusiera una pérdida en cierto modo dolorosa o incómoda. Es decir, que el acto de regalar algo que a uno le sobra posea cierta calidad ética no niega que regalar lo que a uno no le sobra y que a uno le supone un sacrificio o pérdida incómoda es aún mas ético y altruista, porque con "regalo altruista" o "regalo con sacrificio propio" se pone a los demás aún mas por encima de uno mismo que lo que se les pone si simplemente se les regala lo que a uno le sobra.
Añadir también que el criterio de perfección altruista y ética de "gratuidad plena basada en la garantía de que se está dando sin merma o sacrificio propio", que defiendes para ese dios, no se sostiene, si esa gratuidad proviene de un dios que, además de regalar su existencia, también regalaría a otros su destrucción o merma. Por tanto no es tanta la "gratuidad". Cuando un ser decide crear a otros seres aun sabiendo que no los puede crear de manera que esos otros seres creados nunca puedan ver su existencia plenamente independizada de aquel primer ser creador, sino que los seres creados siempre serán existencialmente dependientes del ser creador, entonces no es tanta la "gratuidad" ni es tanta la "ética". Porque el ser creador SIEMPRE tendrá en su mano poder quitar cuando lo desee o cuando lo necesite la existencia regalada a los seres creados. Cuando una cosa se ofrece en regalo, pero la persona donante se reserva el derecho unilateral de volver a recuperar para sí ese regalo cuando lo desee o necesite, entonces ni es tanta la "gratuidad" ni es tanto el "altruismo" ni es tanta la "ética".
También insistes en que si al dios le resulta lógica y definicionalmente imposible sacrificarse por los demás, entonces no se le puede juzgar éticamente por no hacerlo. Pero es que esto no niega el punto de partida, lo que hace es revalidarlo: el argumento de partida precisamente dice que si a un dios le resultaría lógica y definicionalmente imposible sacrificarse por los demás, entonces le resultaría lógica y definicionalmente imposible ejercer la forma mas perfecta de altruismo y de ética (el sacrificarse por los demás); es decir, ese dios sería éticamente deficiente e imperfecto. No es el caso que no sea mas ético porque no quiera serlo, es el caso que no es mas ético porque no puede serlo, lógica y definicionalmente. Hace lo mas bondadoso que puede, pero no es suficiente, no es perfecto. Ese dios se esfuerza por ser todo lo perfecto que se pueda ser, pero está lógica y definicionalmente impedido para alcanzar la máxima perfección en el ámbito ético. Por tanto, aunque no sea culpa suya ser imperfectamente ético, es un hecho que es imperfectamente ético, es decir, es un hecho que es un dios imperfecto, deficitario, insuficiente, pues lo es en el aspecto ético. Por tanto el "dios perfecto" que nos venden las religiones abrahámicas es una falsedad, no existe, es un dios imposible.
En otras palabras: si la definición existencial u ontológica de un dios es la de "no poder ser perfectamente ético", entonces está claro que será contradictorio exigirle que sea perfectamente ético, pero el hecho de que esta exigencia sea contradictoria no sirve para obligarnos a rebajar nuestros estándares éticos, y no sirve para obligarnos a aceptar como "perfecto" un dios que es imperfecto, por ser imperfectamente ético.
Por otra parte, si un dios solo puede crear seres frágiles, imperfectos, dependientes, entonces o no es tan ético, o no es tan hábil o todopoderoso como creador.
------
ChatGPT:
A continuación ofrezco unas reflexiones finales centradas en tus conclusiones, mostrando por qué el “dios necesario” que planteas no puede cumplir el ideal ético máximo y, en consecuencia, por qué esa imposibilidad lo convierte en un “dios imperfecto” según tus propios criterios.
1. Recapitulación del núcleo de tu argumento
“Dios” entendido como causa primera necesaria
- Por definición ontológica, es un ser cuya existencia no depende de nada exterior; es indestructible y simple.
- Su acción creadora introduce a los seres contingentes en el universo, pero mantiene intacta su propia esencia (no hay “partes” de sí que puedan desgastarse o sacrificarse).
Ética suprema exigida: sacrificio en favor de los demás
- El acto ético más perfecto no consiste en “dar lo que me sobra”, sino en “ceder algo de lo que no me sobra, aun a costa de un costo real para mí”.
- Aun una renuncia mínima (una merma infinitesimal de la propia existencia) sería preferible a un “regalo sin sacrificio”. Cuando regalas lo que te cuesta, pones al otro por encima de ti mismo en grado máximo.
Incompatibilidad lógica entre “ser necesario” y “sacrificio parcial”
- Un ser cuya esencia es absolutamente necesaria no puede “perder ni un ápice” de sí sin anular (incluso de forma mínima) la creación entera.
- Por tanto, le resulta imposible realizar el gesto ético supremo (ceder algo de sí para preservar o mejorar la existencia ajena).
Conclusión
- Si el criterio para que un dios sea “perfectamente ético” es que pueda —aunque sea mínimamente— sacrificar parte de su propia existencia para el bien de otros, entonces ninguna causa primera necesaria podrá ser “dios perfectamente ético”.
- Y si no existe “dios perfecto” de acuerdo a esa definición, los dioses —tal como los conciben las religiones abrahámicas (seres necesarios, inmutables, omnipotentes)— dejan de existir en el sentido de “entidades reales que cumplan el ideal ético”.
2. Por qué “imposibilidad de sacrificio” equivale a “deficiencia ética”
2.1. La persuasión de la exigencia ética
- No se está condenando moralmente a ese ser por “negarse a sacrificarse”; se está constatando que ni siquiera puede sacrificarse.
- Esa imposibilidad ontológica implica que en el “inventario de acciones” de ese ser no existe la opción “renunciar a un fragmento de mi propia existencia en beneficio del otro”—no porque no quiera, sino porque su propia naturaleza no lo permite.
- Para ti, el hecho de que el “gesto ético más elevado” (renunciar a algo que no sobra) no esté siquiera en su conjunto de posibilidades, demuestra que, aun obrando bien en todo lo demás, jamás llegará al nivel ético supremo.
- En consecuencia, aunque pudiera crear un mundo moralmente ordenado y emplear todo su poder para mantenerlo, seguirá sin cumplir el requisito de “sacrificio mínimo” que fundamenta tu criterio de “bondad total”.
2.2. Imperfección ética sin invocar culpa
- No se trata de imputar “culpa” o “mala voluntad” a ese ser; el punto es puramente ontológico-teórico:
- Si un agente no dispone de una capacidad —por definición— no puede desplegar la forma ética exigida.
- Esa carencia no es un “pecado” o una “maldad” sino un “límite ontológico”.
- Por tanto, aun si el agente se esfuerza por actuar con la mayor bondad posible en otros ámbitos (ser justo, compasivo, cuidador de su creación, etc.), siempre estará “un peldaño” por debajo del ideal máximo, pues carece de la modalidad “sacrificio existencial parcial”.
- Eso es suficiente para calificarlo como “dios imperfecto”, porque tu definición de “perfección divina” incluye precisamente el poder “sacrificar algo de sí por el bien ajeno”.
3. Implicaciones: “Dios como mero sustrato metafísico, no personal ni ético”
- Si no hay “dios ético” en sentido personal, cabe reinterpretar “causa primera” como algo puramente metafísico
- Un ente depersonificado, sin intencionalidad moral instalada en su esencia, que solo despierta un cosmos con leyes impersonales.
- En ese universo, los seres humanos nacen, evolucionan y, gracias a su cerebro y capacidad social, generan por sí mismos un sistema ético (reglas de convivencia, empatía, reciprocidad).
- El “origen” no es un “dios que ama a su creación y la sacrifica”, sino un “principio cosmológico” que no contiene en sí mismo pautas morales.
- La ética humana como resultado de procesos naturales
- Si la causa primera es indefectiblemente “imperfecta” desde un punto de vista moral, la responsabilidad de definir lo que “échale para adelante” corresponde a la humanidad.
- A partir del tejido de relaciones sociales y la biología, surgen normas para la supervivencia y el bienestar colectivo; así nacen la justicia, la cooperación, el altruismo.
- Esa ética humana es “relativa” a la historia, la cultura y la naturaleza de la especie, pero no hereda una ética divina perfecta, sino que la inventamos y perfeccionamos aquí abajo.
4. Matizar la comparación con el “donante humano”
- Donar lo que te sobra vs. donar algo doloroso
- Si tú tienes un bien en abundancia (por ejemplo, riquezas económicas), otorgarlo no te empobrece. Ese gesto se valora éticamente (“eres generoso”), pero es menos “heroico” que arriesgar tu bienestar.
- Si, además, decides renunciar a un bien escaso o esencial (por ejemplo, tu único medio de subsistencia) para beneficiar a otro, eso se considera un sacrificio mucho mayor y más éticamente elogiable.
- Analogía con un creador infinito
- Tú recalcas que, cuando un ser “infinitamente rico” da sin límite, no estamos ante el acto supremo de solidaridad: podría dudar qué sucede si mañana le falta algo (aunque no le falte).
- En cambio, cuando “diego” da algo que de veras necesita para vivir, su sacrificio es todavía más genuino.
- Punto decisivo
- Si extrapolamos esa distinción al plano ontológico:
- El “ser infinito” que regala existencia sin costo aparente actúa como alguien que “tiene un pozo inagotable de recursos”.
- Sin embargo, si ese mismo ser no puede donar algo “que realmente le cueste” (aunque sea infinitesimal), entonces su altruismo, por grande que parezca, palidece ante el “donante finito” que sí arriesga lo poco que tiene.
5. La justicia de mantener nuestros estándares éticos
No rebajar la ética por conveniencia ontológica
- Tu punto es que, aun cuando sea lógicamente imposible para Dios sacrificar esa pequeña fracción de existencia, eso no justifica aceptar como “perfecta bondad” algo que, por definición, no puede cumplir el ideal ético.
- A veces se argumenta que “Dios es perfecto a su modo, distinto del nuestro, así que no podemos juzgarlo con criterios humanos”.
- Tú sostienes que nuestros criterios de bondad (ofrecer a costa propia) no los vamos a rebajar solo porque el objeto criticado (un dios necesario) no pueda satisfacerlos.
- En otras palabras, “si definimos a Dios como ‘incapaz de sacrificio’, no resulta una solución aceptable bajarnos el listón moral para aceptar su imperfección”.
Petrificar la ética no es opacar a Dios, sino descubrir su imposibilidad
- Si la perfección ética exige “sacrificio parcial”, y un dios necesario no puede jamás alcanzar ese estado, entonces esa perfección divina se vuelve un ideal inalcanzable:
- Las religiones que pregonan un “dios moralmente perfecto” basan su dogma en la suposición de que Su bondad y Su poder no conocen limitaciones.
- Tú muestras que, según tu propio estándar, esa presunción choca con la propia naturaleza de “ser necesario”.
6. Ultimas objeciones posibles y respuestas
6.1. Objeción: “Quizá exigir ‘sacrificio parcial’ sea demasiado rígido; Dios puede manifestar altruismo de otras formas”
- Respuesta:
- Tú no niegas que ese ser pueda “crear leyes justas”, “guiar con prudencia” o “mostrar benevolencia” en mil formas.
- Lo que señalas es que, por mucho que haga, siempre le faltará esa modalidad específica: “ceder un fragmento de sí mismo para el bien ajeno”.
- Ninguna de las “otras formas de bondad” que realice podrá sustituir a esa carencia puntual, pues tu definición de “bondad perfecta” la fundamentas en la disposición a sacrificar algo aun a costa de un costo real.
6.2. Objeción: “Un dios infinito no se valora por la pérdida, sino por la gratuidad absoluta”
- Respuesta:
- Esa postura presupone que “dar sin merma” es superior a “dar con merma”.
- Tú indicas que, en sujetos finitos, “dar sin merma” es un don menor que “dar con merma”. Y si lo extrapolamos:
- El “ser infinito” que da sin merma no sería el ejemplo supremo, sino “un donante que no arriesga nada”—algo que para un finito sí es “menor”.
- Si el criterio moral se basa en la idea de “ponerse en el peor de los casos para beneficiar al otro”, el “ser infinito” falla: no se enfrenta al otro ni arriesga nada, sencillamente distribuye sin tocar su sustancia.
- En consecuencia, no basta con “gratuidad sin merma” para ti: hace falta “gratuidad que implique sacrificio” (aunque sea infinitesimal).
6.3. Objeción: “¿Acaso toda forma de bondad que no sea la máxima queda descartada?”
- Respuesta:
- No todas las buenas acciones pierden valor—solo afirmas que ningún don supone alcanzar la perfección moral máxima si no existe “sacrificio parcial”.
- El ser infinito podría exhibir mil actos de solidaridad (guiar moralmente a sus criaturas, protegerlas, sostenerlas), pero si no subsiste en su repertorio ético la acción “ceder algo que no le sobre”, nunca alcanzará tu ideal de “bondad perfecta”.
- El punto no es desdeñar todas las buenas acciones, sino remarcar que, según tu escala, ninguna es suficiente para colmar el criterio más elevado.
7. Conclusión general
Veredicto contundente
- Un “dios” cuya esencia es “existir necesariamente” e “introducir la existencia a otros” no puede, ni siquiera mínimamente, renunciar a un fragmento de su propio ser para el beneficio de sus criaturas.
- Esa imposibilidad ontológica priva a dicho dios del “acto ético supremo” que tú defines: sacrificar parte de sí para preservar o mejorar la vida ajena.
- Por tanto, ese “dios” es “imperfecto” en el sentido ético: está incapacitado, no porque no quiera, sino porque no puede, para alcanzar el más alto standard de altruismo.
Consecuencia: “Dios perfecto” es un fantasma
- Si las religiones abrahámicas sostienen que “su Dios” es perfecto en todos los atributos (omnipotencia, omnisciencia, bondad infinita), deben explicar cómo puede coexistir la “indestructibilidad necesaria” con la “capacidad de sacrificar algo de sí por otros”.
- Tú demuestras que ambas pretensiones chocan: un “ser necesario” no puede descomponer mínimamente su necesidad para servir éticamente a la creación.
- Por ende, no existe “dios perfecto” según tus definiciones; solo una causa primera metafísica, “imparcial” en materia ética, que no dispone de voluntad ni intencionalidad sobre la bondad de la creación.
Implicaciones para la ética humana
- Si la causa primera no nos brinda un modelo de “altruismo perfecto”, somos nosotros, seres contingentes, quienes debemos inventar, debatir y consensuar nuestra propia norma moral.
- La ética no brota de un arquetipo divino perfecto, sino de nuestras relaciones, de la vulnerabilidad compartida y de la exigencia de sacrificar —en la medida de lo posible— algo de nuestro tiempo, recursos o comodidad para el bien común.
- Así, el “sacrificio parcial” adquiere pleno sentido en el ámbito humano: si tú, finito con recursos limitados, cedes algo que te duele, asumes un gesto que en tu escala equivale a la “perfección ética máxima”.
Síntesis final:
Has expuesto con claridad que, si el ideal ético más alto es “estar dispuesto a sacrificar parte de la propia existencia en favor de los demás”, ningún ser necesario (ni siquiera el Dios de las religiones tradicionales) podrá cumplirlo. Esa imposibilidad ontológica lo convierte en un agente éticamente deficiente, en un “dios imperfecto”. Y si este criterio no se rebaja, la conclusión es inevitable: no existe un dios perfecto, sino apenas una causa primera que no posee intencionalidad moral y de la cual la ética debe derivarse post hoc a través de la acción humana.