Hace 5 años | Por Samu__
Publicado hace 5 años por Samu__

Comentarios

PasaPollo

Los sesgos cognitivos se mantienen porque llegado un punto han sido beneficiosos para la especie. A la Naturaleza no le importa la epistemología ni la verdad.

Leí una vez un ejemplo que he terminado llamando "El filósofo de cromañón y el tigre dientes de sable". Va así:

Un hombre camina por el bosque y escucha un ruido en los matorrales. El tipo es un cazurro y razona erróneamente con una falacia lógica: "Si suenan los matorrales es que hay un tigre detrás". El tipo huye a toda prisa y sobrevive.

Un segundo hombre, poco después, camina por ese bosque y escucha ese mismo ruido. Es un tipo listo. Razona: "Que exista ese ruido no quiere decir que haya un tigre. De hecho, las posibilidades son enormemente remotas, y no justifican dar un rodeo de muchas horas". Así que sigue adelante. Pero, oh, sorpresa, sí que había un tigre. Y se lo merienda.

El mal razonamiento del primer hombre, su falacia, su sesgo cognitivo, lo mantuvo vivo. El razonamiento del segundo era mejor, pero se lo cargó. Imaginémonos esto durante miles de años. Este sesgo (el de causalidad) hace que hoy en día tengamos que relacionar todo con una causa, un post hoc ergo propter hoc. Es sólo un ejemplo de cómo la lógica, a veces, resulta perjudicial para el individuo.

Interesante, #0.

M

Yo no me he preguntado nunca el título de este articulo, jeje, siempre lo he dado por supuesto, porque si uno se pone a pensar en la realidad tal cual, sin una gota de ensoñación hacia un futuro halagüeño... Estaríamos todos muertos ya.

A

Me parecen ultrainteresantes los artículos que estás publicando, pero creo que estás en un país y una situación muy equivocados para plantear esto y que haga mella, excepto en los que más o menos ya pensamos así. Justamente creo que esos períodos de "ensoñación" esperando una situación "más halagüeña" como se comenta por ahí, son los que mantienen la rueda girando. Creo honestamente, a riesgo de que como siempre me llamen amargada y radical, que la única solución posible no es ya votar una ley o cambiar esta otra, sino demoler el sistema completo, pero haría falta una fuerza tan grandes y el ser humano es tan egoísta y anodino que no está dispuesto a dejar de lado sus beneficios inmediatos.