Hace 9 años | Por rubianes a sindioses.org
Publicado hace 9 años por rubianes a sindioses.org

El escenario es conocido. La persona entra a una gran iglesia, catedral o templo y al escuchar las notas musicales del órgano experimenta ciertos sentimientos extraños que se manifiestan en curiosas reacciones del organismo. El individuo registra estas impresiones y, al no encontrar una explicación disponible, le atribuye a Dios y a la espiritualidad del lugar estas sensaciones peculiares. Sin embargo, un nuevo experimento realizado en Inglaterra ha encontrado una explicación más terrenal para estas percepciones: el infrasonido.

Comentarios

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Yo nunca he experimentado sentimientos extraños ni reacciones curiosas al escuchar las notas musicales de un órgano ni de ningún otro instrumento musical, aunque yo soy de los que tienen más bien alergia a los lugares de culto religioso.

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#2 Claro, alguien como nosotros con cierta educación y un teléfono inteligente en el bolsillo entra a una catedral, ni escalofríos ni nada. Lo más que opina es que es todo muy bonito y se lía a echar fotos.

Ahora, si me meto en el pellejo si quiera de mi abuela hace ochenta años, y me sacan del pueblo ir de romería a un sitio opulento, solemne, tan enorme, chapado en oro, con maderas nobles y adornado de flores según la época del año, con un pasillo largo flanqueado de capillas con imágenes de personas padeciendo tormentos, y una ristra de velas siniestras a los pies de cada una, con un señor que se coloca en el lugar más privilegiado a echarte un rapapolvo moral y que al terminar, te deja pensando a tí y tus remordimientos con música envolvente de órgano retumbándote hasta el estómago...

La religión con toda su fanfarria están muy bien calculadas para hacerte sentir pequeño, miserable y moralmente inferior al minuto de entrar por la puerta. El obispo tiene media guerra ganada antes si quiera de abrir la boca y llamarte pecador.

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#4 Pues tú irás al infierno por escribir "ti" con tilde.

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#5 Lo sé, lo sé. Es una guerra entre la RAE, las monosílabas y yo, a la que recientemente se ha unido el horrible "amigovio"

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•Sentimiento extremo de pena y tristeza.
•Frío desmesurado.
•Ansiedad inexplicable.
•Escalofríos que le recorrían la espina dorsal.
•Temblores incontrolables en las muñecas.
•Sensación extraña en el estómago.
•Incremento en los latidos del corazón


No hace falta escuchar un órgano para sentir todo esto. Con Melendi tengo los mismos síntomas, o peores.

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Los cazafantasmas se quedan sin trabajo.