La pandemia del coronavirus inspiró una oleada de interacciones sin contacto y sin tacto, desde entregas de comida hasta servicios médicos, y provocó el remplazo de trabajadores humanos por computadoras y otro tipo de tecnología. Adoptar la inteligencia artificial puede ayudarnos a crear un nuevo contrato social equitativo, pero solo si recordamos algo indispensable: qué es lo que nos hace humanos.