El ecosistema se mueve hacia una búsqueda centrada en inteligencia artificial, conversacional y proactiva, donde la batalla ya no es por atraer clics, sino por ser referenciados por las IAs. El “ganador” será el contenido que, por su autoridad y calidad, las máquinas elijan para elaborar sus respuestas. Y en los ámbitos transaccionales, la IA podría intermediar completamente la relación con el usuario, redefiniendo cómo descubrimos y adquirimos bienes e información. Este panorama obliga a repensarlo todo: desde cómo medimos el éxito.