Hace 6 años | Por ewok a investigacionyciencia.es
Publicado hace 6 años por ewok a investigacionyciencia.es

Los organismos se ajustan, en su mayoría, a ritmos cronométricos de 24 horas. La genética nos ha revelado parentescos entre los relojes moleculares de la mosca del vinagre, del ratón y del hombre.

La luz que incide en el ojo frena la síntesis de melatonina en la glándula pineal. Según parece, esa hormona interviene en la inducción del sueño. La señal para reducir la secreción de melatonina se transmite desde la retina, vía nervio óptico, al núcleo supraquiasmático (NSQ). La conexión del NSQ con la glándula pineal es indirecta.

Young, Michael W. dirige el Centro de Ajuste y Coordinación Temporal Biológico, un consorcio investigador formado por las universidades de Brandeis, Northwestern, Rockefeller y Virginia y el Instituto Scripps de Investigación en la Jolla. Premio Nobel de fisiología o medicina 2017 por el descubrimiento de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano.

* Hay que hacer un auténtico esfuerzo para no quedarse dormido a las siete de la tarde. El apetito sentido a las tres desaparece a la hora de la cena. Nos despertamos a las cuatro de la madrugada, sin posibilidad de seguir dormidos. Son situaciones que conocen muy bien quienes viajan de Nueva York a San Francisco. En general, con motivo de unas vacaciones de una semana o por traslados de negocios, cuando el organismo se ha acostumbrado ya al nuevo horario es el momento de volver a casa y retomar la rutina. En mi laboratorio, un grupo de moscas Drosophila viaja también de Nueva York a San Francisco, o al revés, aunque en vuelo simulado. En vez de terminales de aeropuerto hay sendas incubadoras, del tamaño de un frigorífico, donde se lee, en una, "Nueva York" y, en la otra, "San Francisco". Las luces de las incubadoras se encienden y se apagan en el momento en que sale o se pone el sol en esas ciudades. (...)

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