Hace 7 años | Por purpius a bbc.com
Publicado hace 7 años por purpius a bbc.com

No todos los padres de niños con discapacidad son las personas optimistas y orgullosas de sus hijos que aparecen en los medios de comunicación. Esta madre asegura que no se siente "bendecida" por tener tres niños autistas y que no puede con la presión de tener que mostrarse siempre positiva.

Comentarios

D

"Me irrita cuando la gente hace comentarios bien intencionados como 'debes ser una persona muy fuerte, a uno no le dan más de lo que puede aguantar'. La verdad es que oír eso no es ninguna recompensa".

"A veces creo que, en el mundo del autismo, no hay espacio para que una madre diga 'cómo quisiera que esto no estuviera sucediendo', 'no me siento bendecida', 'no me siento fuerte' o 'no creo que esto tenga que pasar por una razón", explica.

No sé qué más podría añadir a las sensatas y sentidas palabras de esta madre, con la que estoy completamente de acuerdo. Voy a intentar aportar algo.

Son muchos los padres con hijos discapacitados que, en vez de verlo como una bendición, ven esa discapacidad como una REALIDAD (la mayoría de las veces muy dura) con la que tienen que vivir sus hijos y ellos. Sin demasiadas ayudas, sin demasiados recursos sociales, sin demasiadas esperanzas sobre lo que le deparará el futuro a sus hijos cuando ellos no te puedan ocuparse de ellos.

No, los hijos discapacitados no son una bendición, ni sus padres son super -padres. Todos los padres desean que sus hijos estén sanos y sean felices. Que no nos vendan fantasía, ni idealicen situaciones dolorosas para padres y para hijos.

Menos bendiciones y más recursos.

delawen

El poder del pensamiento positivo es muy peligroso. Te hacen creer que por sonreir por las mañanas y aparentar felicidad, ya todo va a ser más fácil. Están confundiendo causa y efecto.

Seguramente la gente feliz tenga menos problemas. Pero no tienen menos problemas por ser felices. Son felices porque tienen menos problemas. Es completamente diferente.

D

Me gustaría decirle a esa madre que no está sola. Trabajé un tiempo en un centro de educación especial, les asistía en la parte de música y cosas generales. Durante el día todo el mundo sonreía para los padres y los chicos. Dando refuerzo positivo a todo y celebrando cada avance como si fuera la bomba.

Cuando se los llevaban las sonrisas desaparecían y las conversaciones del vestuario eran totalmente distintas. Me fui todo lo rápido que pude de aquel sitio.

Desde entonces me parece genial que los médicos hagan todo lo que pueden para diagnosticar síndromes en embriones y para evitar lesiones perinatales cerebrales. Por supuesto que los que viven deben de tener el mejor cuidado posible, pago mis impuestos para ello encantada. Pero no son la luz de la vida, son personas enfermas que sufren y hacen sufrir a otros.

Ni es una broma, ni es bonito, ni tiene ni puta gracia.

D

El torcido no es el hijo, es el padre con su genética asquerosa.