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Nos han llamado «etarras» o «hijos de puta» en prácticamente todos los campos de España. Era complicado ir a jugar a cualquier campo por ahí y que todos se metieran en tema político. La política nosotros la sufrimos con la agresividad de la gente hacia nosotros. Era lo que estábamos acostumbrados en Euskadi, era lo que había y sabíamos que cada vez que salíamos fuera, nos íbamos a encontrar con eso. Javi Clemente nos mandaba un mensaje siempre: «No podemos hacer nada, con lo cual no perdamos el tiempo». Nos dedicábamos a jugar y punto. Fueron a
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#2 El fútbol de los 90s, aunque lo recuerdo vagamente porque era niño, destilaba chanchullos contables, presidentes estrambóticos y aficionados aun más pasados de vueltas e incorrectos que los actuales.