Hace 9 años | Por adrianmugnoz
Publicado hace 9 años por adrianmugnoz

"Comenzó driblando una cobra, creció driblando a la muerte, maduró driblando defensas y ahora ha tenido que driblar los límites de su cuerpo para vivir su día más soñado". Contado así resulta hasta dramático, pero es el resumen que se hacía en Lagarto de la vida de Diego Costa, al menos hasta el día en que se estrenó en un Mundial mientras España, la selección cuyos colores defiende, sufría una deba-cle histórica. El público brasileño que asistió al choque, además, pasó la tarde abroncando e insultando al delantero. Casi nada.
Y es verdad que el hijo de José de Jesús y Joseleide, hermano de Jair y de Talita, ha tenido una vida "en la que nada es fácil de imaginar o explicar". Eludió la picadura de una serpiente que se subió a su cuna cuando apenas tenía 15 días, escapó de un terrible accidente con 14 años —volcó el autobús en el que viajaba y contempló cómo moría el niño que estaba sentado justo delante de él—, salió ileso de otro percance conduciendo una motocicleta, superó una y mil dificultades para triunfar en el mundo del fútbol... y a punto estuvo de quedarse sin Mundial por culpa de una lesión.
Pero llegó a tiempo. Y fue titular en el estreno. Y cada pelota que tocó fue un suplicio, hasta que perdió la paciencia y mandó callar a la grada tras provocar el penalti que derivó en el único gol español. Lagarto, que se había congregado en la plaza principal para asistir al choque, no daba crédito a lo que veía... y, sobre todo, a lo que oía. Lamentablemente, la familia de Costa estaba en el Fonte Nova para presenciar en vivo cómo buena parte del país en que nació da la espalda a Diego.


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