Luces LED de colores, música lo-fi, una silla gamer y una atmósfera relajada. Comienza la jam session y es el momento de improvisar, pero en vez de música jazz lo que generamos es código. De hecho ni siquiera hay músicos, porque es la IA quien se encarga de todo. Es el vibe coding, donde el programador desaparece y la aplicación se crea de manera cuasi-intuitiva, indicándole a un LLM que toque aquí y toque allá. Pero detrás de los LEDs y la música relajada, el vibe coding encubre un riesgo mayúsculo...
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El desaarrollador debería entender la lógica subyacente. Se va a necesitar menos conocimiento técnico operativo, pero el problema con el… » ver todo el comentario