¿Normalización o resignación? A propósito de los clics en noticias sobre corrupción o masacres

Desde hace ya bastante tiempo he percibido un notable descenso de interés sobre noticias que antes causaban un gran impacto entre los meneantes, impacto que se materializaba en un gran número de meneos pero sobre todo de clics. Hablo de noticias del tipo "Israel masacra a 60 palestinos en un bombardeo", "una pareja de ancianos es desahuciada por un fondo buitre" o "el alcalde de X investigado por colocar a su amante en un puesto de trabajo fantasma con sueldo de 80.000 euros anuales". Paradójicamente, son noticias que aún reciben bastantes meneos, pero muy pocos clics, llegando a suceder que acaben teniendo más votos que visitas, lo cual evidencia que interesan bastante poco.

Esto sucede a la vez que el número de manifestaciones e iniciativas reivindicativas desciende drásticamente en el mundo real, y los partidos a la izquierda del PSOE se hunden tanto que, entre Sumar y Podemos, alcanzan a duras penas el 10% de los votos ¿Hemos normalizado la injusticia hasta insensibilizarnos y considerarla irrelevante, o más bien nos hemos resignado? ¿Hemos llegado a la conclusión de que no podemos cambiar la realidad y por eso, resignados, preferimos mirar hacia otro lado para que no nos hiera, ya que consideramos estéril el mal rato que nos harán pasar estas noticias? Yo creo que la verdadera causa de todo esto es la resignación, motivada por diversas causas, entre las que destaco éstas:

-Agotamiento ante la inutilidad de las manifestaciones y protestas públicas tal y como las concebimos, unido a la ausencia de estrategias para forzar conquistas sociales. Seamos francos, manifestarse una vez al mes e incluso a la semana no es suficiente. Puede servir para mantener la moral de la gente alta durante un tiempo, para hacerle sentir que no está sola y para que el poder político vea que hay muchas personas en contra de algo. Pero si las autoridades se encastillan, el paso del tiempo y la falta de resultados agotará a los manifestantes.

Otra cosa, por su impacto verdaderamente fuerte en el la realidad, serían una huelga general indefinida o actos de desobediencia civil masiva, o incluso estrategias globales que pasen por denunciar todo lo denunciable simultáneamente a nivel judicial, a nivel mediático y a nivel europeo, o la creación de partidos políticos que participen en el juego electoral con el exclusivo fin de convertir en ley las demandas populares...y que sean ejemplares. No basta con protestar indefinidamente: hay que crear estrategias para resolver los problemas del modo más rápido y eficaz, y que al menos lleven a sentir al personal que se están haciendo cosas útiles y lográndose pequeñas victorias. Si no, la gente se desanima y tira la toalla.

-Falta de ejemplaridad de los partidos surgidos del 15M. Purgas, camarillas, personalismos, enchufes de novios y familiares, sectarismo y satanización de toda disidencia, destrucción de la democracia interna, propaganda barata que toma al votante de izquierdas por alguien que comulga con ruedas de molino porque el líder lo dice, encubrimiento de las fechorías de gente más salida que el pico de una mesa...todas estas cosas han desacreditado a estos partidos y han facilitado mucho el trabajo a las élites políticas, mediáticas y económicas que querían destrozar su reputación. Del PSOE no digo nada porque todos sabemos lo que es y lo mucho que se parece al PP, sobre todo si lo dejan solo.

-Habilidad y poderío mediático de la ultraderecha para canalizar la rabia de la gente. La mente humana es sumamente compleja. Amplísimas capas de la población no llegan a fin de mes, sufren explotación laboral o se indignan ante la corrupción y privilegios de tantos prebostes políticos...y eso deriva en una profundísima frustración. Si un Goebbels de mercadillo pero avalado por potentes altavoces en medios y redes sociales, te ofrece una salida para canalizar tu rabia y sentir que te enfrentas a los causantes de tus males, el deseo de revancha y restauración pueden prevalecer frente a tu parte racional, y generar un autoengaño donde admites que tu vida es un desastre por los menas, las feminazis y las élites globalistas que ponen chips en las vacunas para volvernos gays...aunque en el fondo sabes que es mentira.

Si no hay ninguna alternativa solvente para contrarrestar la propaganda ultra y ofrecer un proyecto de lucha y progreso social, honesto, práctico y valiente, la resignación seguirá creciendo y la apatía fruto de la desesperanza acabará carcomiendo los ya endebles muros que, de momento, contienen a la alianza PP-Vox.