Hace 7 años | Por pablisako
Publicado hace 7 años por pablisako

Llega un momento en el que acallas la mente y te dedicas a observar. Eres consciente de tus movimientos, de tu posición corporal y tus pensamientos desaparecen. Puedes, por fin, escuchar los sonidos de tu alrededor, tu respiración, y, entonces, la haces más profunda y pausada. Ya no eres tú, eres el vigilante.