Los salarios no son un problema más de la economía española: son el gran problema. Lo son porque han permanecido congelados en términos reales durante treinta años. Y lo son porque, si no se corrigen, España consolidará un modelo laboral incapaz de garantizar un nivel de vida digno para amplias capas de trabajadores que, pese a tener empleo, seguirán siendo pobres. No pobres estadísticos: pobres de verdad.España ha vivido algo que Italia no: el fuerte aumento del Salario Mínimo Interprofesional desde 2018. Ha sido el principal motor de mejora