Se llamaba Richard Frenkel, y era un niño judío de poco más de dos años que fue deportado a Auschwitz completamente solo. La tristeza de su historia no tiene fin, y está de amarga actualidad estos días, a menos de una semana de que se celebre el ochenta aniversario de la liberación del campo de exterminio. Más de una década ha pasado desde que su breve existencia saliera a la luz gracias a un estudio del Museo Memorial del Holocausto de Washington.
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