Hace 8 años | Por --256178-- a elperiodico.com
Publicado hace 8 años por --256178-- a elperiodico.com

Un día, mientras conducía la excavadora, se oyó decir a sí misma: «¡Mátate!». Fue un detonante. Entendió que debía hacer algo. Y ese algo fueron las pastillas contra la depresión que le prescribió la psicóloga. Pero, dos años más tarde, Zenia seguía sin entender qué le pasaba. No se identificaba con las mujeres transexuales porque a ella le gustaban las chicas. Un artículo en internet le abrió los ojos. «Por primera vez leí que una mujer transexual puede también ser lesbiana. ¡Finalmente las cosas encajaban!».