Hace 3 años | Por aiounsoufa a lavanguardia.com
Publicado hace 3 años por aiounsoufa a lavanguardia.com

Fue una felicidad frágil. El pasado marzo, la ciudad somalí de Barawa, al sur de la capital, Mogadiscio, celebró eufórica la inauguración de su aeropuerto. Las raquíticas instalaciones, una lengua de arena prensada y un edificio de dos plantas color crema suponían una victoria moral sobre el grupo yihadista Al Shabab, que controla el centro y sur del país. Más allá de la música y la ristra de jóvenes ondeando banderas que recibió a las autoridades, las bambalinas del acto constataban que todavía queda trabajo por delante: más de 200 militares

Comentarios

noexisto

El Sahel como nuestra real frontera militar natural va avanzando hacia abajo