El rodaje de la película Los cañones de Navarone (1961) tuvo más giros de los que la fértil mente del autor de best-sellers Alistair Maclean podría haber soñado. La película evitó por poco el rodaje en plena guerra civil, provocó un consejo de guerra, el director tuvo que ser sustituido y la estrella David Niven estuvo a punto de morir.[…]Involuntariamente, Foreman estuvo a punto de causar la muerte de Niven. Para aumentar la tensión, Foreman había inundado en su guión el pozo en el que se encontraba Niven (que no estaba inundado en el libro)…
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…en la escena culminante. Niven contrajo una septicemia y fue trasladado al hospital, donde permaneció a las puertas de la muerte durante varias semanas, por lo que Foreman se planteó cancelar toda la película.