Antes de acabar convertido en chorizos, jamones y sabrosas chuletas, un cerdo de una céntrica finca de Valle de Guerra aprovechó un despiste de su dueño el pasado domingo y cogió carretera para ver mundo. Mal no le venía estirar las piernas, y de paso bajar el colesterol, pero como no estaba acostumbrado a las señales viales y a utilizar las aceras, acabó montando un espectáculo en el pueblo.
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Acabará en el Senado, no hace falta que le persigan.