La gente se enamora de las ambiciones de los demás. Ten una gran ambición realista, de pies en el suelo, o quedarás como un idealista atrapado en fantasías.
Los fantasiosos son encantadores en un principio, pero a la larga resultan confusos, pesados o incluso estáticos por culpa de estar atrapados en su imaginación.
Un realista resulta intimidante según su nivel de realismo, o incluso aburrido si resulta común.
Pues ambos tienen las ambiciones diferentes. Que si uno sobre un camino no muy claro, de soluciones espontáneas, que si el otro sabiendo que es paso a paso, con dolor. En ocasiones es ir contra la desesperación lo que hace realidad hasta el sueño más sencillo.
Es una de las lecciones del Quijote después de todo, que dice que soñar demasiado nos mata.
Sin embargo (porque siempre los hay), soñar nos da ilusión, un combustible del ánimo. Pintura contra lo gris. Y unas gotas nunca vienen mal.
Comentarios
Hay que ser muy idealista para decirse a si mismo y al mundo que uno sabe identificar ser realista.
Nuestra felicidad ilusoria esta justo un poco después de nuestros limites, cuando los traspasamos nuestra felicidad ilusoria se vuelve a alejar un poco mas.... el proceso vital experimental descrito lo denominamos fluir.
La felicidad inherente real, esta en sentirse vivo.