En la tranquila aldea de Konchi, en el distrito de Gaya, India, la línea que separa la vida de la muerte se desdibujó por unas horas cuando Mohan Lal, un exoficial de la Fuerza Aérea India de 74 años, decidió fingir su propio fallecimiento. El hombre, viudo desde hace más de una década y padre de tres hijos, organizó lo que él llamó un “experimento social” con un único propósito: descubrir cuántas personas acudirían a despedirlo y cuánto cariño recibiría cuando ya no estuviera en este mundo.