El parque Bruil de Zaragoza se ha convertido en el más fiel reflejo del evidente problema que la ciudad tiene con el sinhogarismo. Más de 50 personas, la inmensa mayoría de ellas inmigrantes solicitantes de asilo o trabajadores del campo, viven en, por llamarlo de algún modo, chabolas ubicadas en una de las entradas a estos jardines, a la intemperie y a la vista de los ojos incrédulos del vecindario, que no logra comprender cómo se ha llegado a esta situación.
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