Si crees que tu trabajo es ingrato, imagínate ser profesor de Valores Sociales y Cívicos en una clase de primaria. Esa gente lo tiene todo en contra. La asignatura nace ya con vocación de segundo plato; es la alternativa blanda y rarita a la que de verdad importa. Y la que importa, por supuesto, es Religión, con R mayúscula. También desde este punto de vista Valores Sociales y Cívicos está en las de perder, ya que carece del siempre agradecido recurso del protagonista trágico y bondadoso que utiliza sus superpoderes por el bien de la Humanidad.
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