La sala mantiene que las pruebas objetivas corroboran lo que manifestó el acusado y restan verosimilitud a la versión facilitada por la víctima. Concretamente se refieren a las imágenes de las cámaras –en las que no se aprecia rechazo entre ambos previamente al acceso al baño– y las pruebas de ADN –con resto de semen de Dani Alves en la boca de la víctima–. Destaca que las huellas dactilares encontradas en el baño ponen de relieve que los hechos no se produjeron como la víctima los describe.
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