Veronica Forqué y el espectador frente a la telebasura

Centenares de miles de fans de Masterchef culpan en redes sociales a Masterchef de la muerte de Veronica Forqué.

Uno no puede evitar ver a los televidentes como espectadores de un circo máximo que culpan al espectador de la muerte de un esclavo a cargo de los leones. No digo que la audiencia sea culpable de esta terrible decisión, pero el que observa el programa no puede erigirse ahora en paladín contra este drama, cuando forma parte del problema.

La televisión pública lleva ya muchos años con el tiro perdido, comportándose como un ente que dejó atrás su función didáctica para competir con las televisiones privadas.

¿Qué hace RTVE programando realitys a razón de 15000 euros de sueldo para cada invitado por programa? ¿Por qué disfruta el español con un programa hipercompetitivo donde la humillación es el leitmotiv esencial? ¿No es acaso simplista y atrevido reducir el problema del suicidio, que es complejísimo y muy variable en función a cada persona, al supuesto detonante? ¿Quién permitió que una persona con problemas mentales se enfrentase a dinámicas de estrés? ¿Quién se interesó realmente por la salud de la actriz durante todo su errático devenir por el programa?

Y sobre todo: ¿por qué y cómo puede disfrutar la audiencia como cerdo en lodazal de esta basura?