¿Y si un título tuviese la misma validez que quien lo concede?

Seguimos a vueltas con masters, tesis doctorales y otros laureles académicos de difícil justificación. El problema, para mí, no son los títulos en sí, sino lo que denotan: necesidad compulsiva de una acreditación y vagancia, aún más compulsiva, para realizar el esfuerzo que tales titulaciones requieren.

De ese modo, y como la ley de la oferta y la demanda opera universalmente, queda un hueco en el mercado que enseguida se apresuran a cubrir los desaprensivos: ofrecer títulos sin esfuerzo.

A ese negocio se han apuntado desde hace años colegios, institutos y universidades, tanto públicas como privadas. Cuando los alumnos escasean, nadie quiere correr el riesgo de que sea su centro o su plaza quien pague el pato: se baja el nivel de exigencia, se corre la voz, y enseguida florecen las matrículas. Sin distinción: en la pública y en la privada. ¿Para qué vamos a competir por la excelencia si podemos competir por la continuidad?

No hay, en realidad, incentivos para competir por la excelencia: no ganan más los profesores cuyos alumnos obtienen mejores empleos. No obtienen más recursos los institutos cuyos alumnos sacan mejores notas en selectividad. Pero el que se queda sin alumnos, puede cerrar, con lo que eso conlleva de traslados y otros traumas. ¿Quién va a apostar así por la excelencia?

La solución, porque no hay protesta sin propuesta, quizás pase porque cada título tenga sólo la validez y el alcance del centro que lo concede.

¿Te dieron un título de bachillerato los franciscanos? Es válido para tu ciudad, o para una Universidad franciscana. Si vas fuera de esa ciudad, o de la órbita franciscana, te tienes que examina de nuevo. ¿Quieres ir a otra ciudad? Preséntate al examen de título autonómico. ¿Quieres ir a otra autonomía? Preséntate al examen nacional, para que tu título tenga validez nacional.

Y lo mismo para las universidades. ¿Eres ingeniero por la Universidad Rey Witiza? Cojonudo. Pero si quieres opositar, o trabajas fuera de Toledo (por seguir la chorrada), preséntate al examen nacional de convalidación.

A lo mejor de ese modo, los títulos y las capacidades son realmente equiparables. A lo mejor de ese modo no es tan útil sacarse un título de ganga, que después te enchiquere en tu pueblo.A lo mejor de ese modo, papá no tiene una mano tan larga, ni tu amigo de la diputación, ni tu amigo el rector pueden llegar tan lejos. Estudia donde quieras, pero el título nacional, te lo da la administración central. El tuyo, el de tu autonomía, sólo es válido en su territorio.

Pero seguro que esto no gusta. Hay demasiada gente empeñada en imprimir papel falso para ampararlo ern el poco auténtico que queda. Con los falsificadores siempre pasó lo mismo.