Sobre si creemos o no a Villarejo

Estamos en lo de siempre: si Villarejo habla del de los atentados del 11M, de que estaban detrás los marroquíes y los franceses, es un iluminado, pero si habla de que se espió a Pablo Iglesias, entonces su voz se vuelve santa y es una prueba de la actividad d las cloacas del Estado.

Sabemos que hay mierda a paladas, en todas partes, escondida y a la vista.

Sabemos que la sentencia de los atentados de Atocha condena a penas de broma a un montón de pringados, porque sólo 200 asesinatos en grado de tentativa o de colaboración supondrían los varios miles de años de condena que no recibieron, más que nada porque hasta el juez reconoció que no tenían gran cosa que ver. Así que es posible que hubiese algo más y Villarejo lleve razón.

Sabemos que el Gobierno, cualquier gobierno, utiliza el aparato del Estado para sus fines partidistas. Sabemos que, muy concretamente el Gobierno del PP, utilizó a la Policía para robarle a Bárcenas sus pruebas de la doble contabilidad del Partido. Sabemos que los que tienen la pasta encargaron a Villarejo espiar a sus rivales por el caso Sacyr y otros. O sea que a lo mejor el Villarejo tiene algo de razón.

¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que las conspiraciones existen, sin necesidad de ponerlas como causa de todo?

Las conspiraciones, como las corrientes de aire, están unas veces detrás de la enfermedad y otras no. Pero ni se pueden utilizar para explicarlo todo ni se pueden descartar para que no nos llamen paranoicos.

Lo que no es de recibo es decir que un tío carece de credibilidad y a los diez minutos lo contrario, porque nos gusta más lo que dice. Eso ya no tiene que ver con la conspiración, sino con el sectarismo.

Y l sectarismo es una de las causas de que nos tomen tan constantemente por gilipollas.