"Si el Rey roba, ¿por qué no voy a hacerlo yo?"

"Si la única persona que está por encima de la ley, no es capaz de cumplir la ley, entonces nadie debe estar por encima de la ley" Olof Palme

Hemos sufrido casi dos décadas de robos a la Hacienda Pública por parte de la clase política y el empresariado en años de bonanza. Nos ha costado muchísimo hacer entender a la sociedad los daños que provoca la corrupción, no solo a nivel moral, sino anímico y económico. Lo que ahora se descubre del Rey Emérito no solo es grave por la cuantía de lo estafado, va mucho más allá de eso. Después de todo son "solo" 60-70 millones, que representan la pérdida de una ínfima dotación para el Estado.

Lo tóxico y dañino de todo esto tiene relación con aquello que Olof Palme llamaba "la pedadogía reputacional", una de las funciones esenciales de cualquier institución y muy especialmente de una monarquía. Juan Carlos vuelve a poner en modo "máxima vigencia" un mecanismo inmoral social gravísimo que estábamos en vías iniciales de ir atemperando. Es muy sencillo: a partir de ahora, ¿cuantas veces vamos a escuchar, sufrir, o ver poner en práctica el leitmotiv : "si el Rey roba, ¿por qué no voy a robar yo?".

Y a eso sumo: ¿qué podemos esperar de un hijo cuyo padre impulsa estos leitmotiv?