Lo peor de las ideas simples es que a menudo no hay personas simples detrás, sino verdaderos cálculos para aprovechar la situación en su favor y perjudicar a los que se ven en la obligación de explicar sus argumentos.
Decir que lo justo es que cada persona tenga un voto y todos los votos valgan igual es tan cierto y tan simple como laminar a las minorías, los desfavorecidos o simplemente a aquellos que tienen menos opciones de defenderse. ¿Por qué se va a escuchar en democracia a un grupo con un 6% de representatividad? Pues porque la democracia es eso, entre otras razones. Pero no todo el mundo lo entiende.
El sistema electoral actual es mejorable, nadie lo duda, pero sustituirlo por uno de perfecta proporcionalidad, con distrito electoral único, traería dos problemas aparejados que casi nadie quiere explicar:
-Desaparición de las sensibilidades regionales, al no alcanzar el mínimo. A lo mejor a mí me parece bien que los nacionalistas se vayan a hacer puñetas, pero a lo mejor a ellos no, y creo que están en su derecho a ser escuchados.
-Ganando una elecciones en cinco grandes ciudades, se podría ningunear tranquilamente al resto, que pagaría impuestos sin que los políticos tuviesen el menor incentivo en dedicar un duro a sus infraestructuras o sus necesidades.
Sobre lo primero me podréis decir que se puede eliminar ese mínimo, y aunque no es algo que se haya hecho nunca, podríamos entrar a debatirlo.
¿Y sobre lo segundo?
Si ya es difícil que se construya algo en Zamora, en Jaen o en Teruel... Si las regiones menos pobladas de España ya sufren discriminación política en sus infraestructuras y en su territorio por el escaso interés electoral que suscitan, ¿qué ocurriría si bastase ganar las capitales de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao y Zaragoza?
¿Qué pasaría con Cáceres y Guadalajara?
El 50% de la población se concentra en menos del 25% del territorio. ¿Damos una vuelta más de tuerca a la desigualdad? ¿Fomentamos que los políticos hagan sus cuentas dejando un 45% de excluidos?
Si los recursos de un país son sus personas y su territorio, de algún modo hay que compensar la importancia de ambos factores, sobre todo si no queremos que amplias zonas de España queden abandonadas, pasto de incendios, y convertidas en zonas grises sin ley y sin servicios.