La pena de muerte voluntaria

El otro día, escribiendo un relato, se me ocurrió una idea que me apetece compartir con vosotros.

Imaginad que un reo de un delitos muy grave es condenado a cadena perpetua, prisión permanente revisable o como se le quiera llamar. En algunos lugares, esos delitos son castigados aún con la pena de muerte, como sabemos.

Supongamos entonces que aquí también condenamos al preso a muerte, pero con la particularidad de que sea él quien deba decidir qué pena prefiere, y pueda revisar su decisión en cualquier momento, siempre con las debidas garantías: ante el juez, por tres veces, y con tiempo para reflexionar.

¿Esto sería una crueldad o un acto humanitario?

¿Cómo lo veis?

Yo no lo tengo muy claro. Por una parte, se permite al condenado eludir el castigo de la prisión, pero por otra parte se le da la oportunidad de dejar de ser una carga, sobre todo par sí mismo. Si le apetece seguir viviendo, que siga viviendo, y si no, pues se le deja una puerta de salida.

La gente puede tener muchas y variadas razones para querer dejar este mundo, y la prueba es el índice de suicidios que padecemos. ¿Por qué se va a privar a un condenado, pro grave que sea su delito, del derecho a poner punto final a su vida? Y sin embargo, me quedan un montón de reservas sobre el asunto, y no lo acabo de ver claro. Tantas, que aún no he conseguido terminar el relato.

¿Qué opináis?