La hora de pasarse a la resistencia

Nos guste o no, eso es lo que está sonando, y lo he oído ya un par de veces de primera mano. Hay un importante grupo de gente que está pensando en pasarse a la resistencia, lo que puede que acelere el proceso del que hablaba el otro día en este artículo.

Quieren subir las cuotas de los autónomos. Quieren subir el gasóil. Quieren subir los impuestos en general, por aquello de que así se podrá ofrecer un mejor estado de bienestar. Quieren pagar la ley de dependencia. Quieren abrir las fronteras, o hacerlas más permeables. Quieren repartir dinero para feminismo, observatorios y estudiatorios. Quieren subir un 30% de golpe el salario mínimo. Quieren reforzar la financiación autonómica. Quieren recuperar la sanidad universal para legales, ilegales, cotizantes y no cotizantes. Quieren eliminar el factor de sostenibilidad de las pensiones. Y todo, sin desmontar los chiringuitos del PP, porque entre bomberos no se pisan la manguera.

Bien. La cosa , en teoría, podría estar bien. La cuestión es que pasa con esto como con las piedras de las pirámides: que hay muchas, muchísimas, y nadie se para contarlas.

En este caso, tenemos a las rentas altas y la lucha contra el fraude como palabras mágicas para obtener más recursos. Siguiendo las previsiones de los más optimistas tenemos que se podrían sacar 7.000 millones al año de la lucha contra el fraude y otros 6000 millones de subir los impuestos a las rentas más altas. El agujero es de 45.000 millones. No hemos llegado ni a la cuarta parte, pero seguro que se sigue insistiendo con esas dos fórmulas.

Así que la cosa está clara: la subida de impuestos, será tan grande, al menos, como la de Rajoy. Y ahí es donde mucha gente se planta. Y eso es lo que restará arena al reloj.

El parón en la inversión ya está a la vista. Los datos de la salida de capitales se publicarán en un par de meses, pero os anticipo, y me juego una muela, que serán negativos.

Los que tienen algo que perder se han pasado a la resistencia. Menos actividad. Nula inversión. Sacar fuera lo que se pueda. Aplazar negocios, aplazar contratos, aplazar compras en la bolsa. Todo va bien, dicen, y el IBEX sigue sin levantar cabeza. No hay mejor canario de mina.

Puede que en la calle haya muchos entusiastas con estas medidas, pero como unos son los que reciben el dinero y otros los que lo dan, los paganos no están por la labor y han empezado a mover sus fichas, a votar con lo pies, y a recordarnos que podemos votar a quien nos dé la gana, pero ellos no pagarán la cuenta.

A mí me lo han llegado a decir a la cara: es hora de pasarse a la resistencia. para que busquen y no encuentren. Para que muerdan y no amarren. Para que se vayan, con banda de música, a tomar por el culo con sus monsergas.

Si quieren desenterrar a Franco, que lo desentierren. Si quieren reforzar el matrimonio gay, allá ellos. Si quieren prohibir los toros, pues vale. Si quieren reformar el feminismo, basta con no contratara mujeres que te puedan denunciar. Si quieren hacer una España plurinacional, pluriétnica y pluriempleada, que les cunda. Pero la cartera, ni tocarla. Así es como piensa mucha de la gente que pasa por una asesoría fiscal a liquidar sus impuestos, y eso es lo que a la postre se notará.

Sólo falta que conviertan en realidad alguno de sus avisos. En cuanto lo hagan, llegará la crisis en seis meses. No va a ser fácil conseguir los recursos que necesitan para el país social que proponen. No va a ser posible, adelanto. La derecha no se anda con chorradas: creen en la lucha de clases como cualquier marxista y saben que sólo pueden ganarla de un modo: al estilo de la Rebelión de Atlas: no trabajando, no invirtiendo, no contratando.

Y el que venga, que se pele con aquello: en teoría, no hay ninguna diferencia entre teoría y práctica, pero en la práctica sí que la hay.

Yo ya he oído las primeras campanas.

A ver en qué para.