En Alemania no se habla de otra cosa: el jefe de la Unión Cristiano Social de Baviera, y también ministro del Interior, está dispuesto a inmolarse antes que permitir que siga la política migratoria de puertas abiertas de la señora Merkl. Por un lado, está convencido de que algo debe cambiar y, por otro. teme que si no es él quien lo cambia, el AFD, al que algunos acusan de ultraderechista, le arrebate la mayoría absoluta histórica de la que la CSU goza en Baviera.
Pero lo cierto es que, en el caso de Alemania, no se trata, sobre todo, de un problema identitario, ni siquiera de seguridad. Los alemanes ha acogido durante años a millones de turcos y europeos de los países del sur, y sin el menor problema, hasta ahora. Allí no se han formado, casi, los ghetos que asolan Francia y Gran Bretaña. Allí, de momento, mejor o peor, abunda el empleo, y no hay problema con sumar más fuerza laboral.
¿Qué es lo que pasa entones? Se trata de un problema de goteo, de chorreo hacia abajo. Trato de explicarlo:
A día de hoy, y en las zonas que yo conozco (precisamente Baviera, y más concretamente la zona de Bayreuth) es fácil encontrar trabajo. Puede que ya no sea un trabajo a tiempo completo, como antes, y puede que no sea en lo que quieres, pero un trabajo encuentras, y deprisa, sobre todo si estás dispuesto a ser un handwerker (trabajador manual). Yo eso lo he visto claramente: el trabajo de despacho y oficina es para los alemanes, sobre todo. Pero si sabes poner tejas, trabajas todo el año y se dan de hostias por ti.
Sin embargo, amigos, hablamos de Alemania. Meten la pata como el que más, pero nunca pro no haberlo pensado y por no haber planificado a largo plazo. Fallan, pero no pasan de todo. Esa es mi percepción. Y ahí, en la planificación, es donde el diablo ha asomado los cuernos.
Los alemanes prevén que en los próximos diez años se van a automatizar no menos de cinco millones de puestos de trabajo, y la cifra puede llegar hasta los siete millones. Los alemanes prevés que, de un modo u otros, o con algún nombre que se inventará sobre la marcha, habrá que crear algo parecido a una renta básica. Y eso tiene consecuencias:
- En primer lugar, se plantean quienes serán los perdedores de la automatización, y la respuesta es que los trabajadores intermedios de la industria. Estos pasarán a la capa más baja del mercado laboral. ¿Y qué hacemos si esa capa inferior está ocupada por inmigrantes? Comernos un marrón de aúpa. Por eso se oponen a que esos puestos se ocupen hoy, aunque haga falta, con mano de obra extranjera. Porque necesitan que haya hueco para que los trabajadores nacionales puedan descender de escala.
- En segundo lugar, la renta básica consiste en dar dinero a la gente que no puede subsistir por sí misma. Está bien. Se hace. ¿Pero qué clase de gilipollas somos si aceptamos pagar esa renta a todos los pobres de África y Asia, por el simple hecho de que hayan comprado un billete hasta Alemania? Eso es lo que piensan, y tratan de evitar que el número sea demasiado grueso antes de que llegue el momento de pagar la renta.
El problema más grave, os lo anticipo, es el primero.
Aquí lo discutimos a veces, pero allí lo tienen claro:la Seguridad Social no se alimenta de los habitantes, sino de los cotizantes. Meter más gente en el país, sin que cotice, o con cotizaciones diminutas, no arregla el problema. Si la previsión es una pérdida generalizada de empleo, por la automatización, o porque pintan bastos para industrias tan intensivas en mano de obra como la del automóvil, es suicida atraer personas que no se van a poder emplear y que crearán fricciones sociales.
En resumen: el tema de la inmigración no es tanto un tema ético como un aviso a navegantes: los países que se han dado cuenta de que el empleo será cada vez más escaso, buscan la manera de anticipar el golpe.
Otros, entre tanto,nos preguntamos si es justo o no,.
Por algo me dijo un amigo, no sé si para bien o para mal, que cada español lleva dentro un Quijote. Y cada alemán un Fausto.
Ahí que da eso.