Cui bono y sus falacias

Cui bono es una locución latina que significa algo así como “¿quién se beneficia?”. Séneca, por ejemplo, utiliza una expresión parecida en Medea: "Cui prodest scelus, is fecit", que podemos traducir como “aquel a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido”.

En demasiadas ocasiones se utiliza para desacreditar a todo tipo de movimientos sociales. Supongamos que un grupo de activistas defiende una causa cuyo éxito supondría un cambio legislativo. Supongamos, también, que esa nueva legislación beneficiaría a ciertos intereses de forma indirecta. Inmediatamente, alguien esgrimirá el consabido Cui bono para desacreditar a los activistas, pues es evidente que si beneficia a cierto grupo social, entonces son agentes de estos y su supuesta causa no es más que mera propaganda. Supongamos, adicionalmente, que se descubre que ese grupo de individuos que saldría beneficiado con el cambio financia a los activistas. No quedaría duda, para la mayoría, de que la conspiración a la que apuntaba la teoría del Cui bono queda así plenamente confirmada. Blanco y en botella.

Lamentablemente, en el mundo real, el blanco escasea y los grises, en diferentes escalas, son los que nos complican nuestra tentación simplificadora. Pongamos un par de ejemplos históricos.

Durante la Guerra Fría, la URSS, consciente de que se enfrentaba a un enemigo que le aventajaba, decidió financiar a los movimientos pacifistas occidentales en secreto (1). Los beneficiarios no solían conocer el origen real de la ayuda, pero este es un detalle secundario para nuestro argumento. Si se difundía una ideología antibelicista entre los ciudadanos de los países de la OTAN, estos presionarían a sus gobiernos para no disparar sus presupuestos militares. Los soviéticos, por razones evidentes, no tenían ese tipo de presiones y se evitaban entrar en una dinámica que les llevara a no poder seguir el ritmo de la escalada en inversión en nuevas tecnologías militares, como efectivamente acabó ocurriendo en época de Reagan, siendo uno de los factores que contribuyeron a la caída del bloque oriental. Pero, ¿que los comunistas financiaran a los pacifistas implica que estos fueran unos propagandistas a sueldo de los soviéticos? ¿Acaso está mal la defensa del pacifismo o el activismo en contra de la proliferación nuclear o de las guerras coloniales? ¿Es una causa desdeñable porque beneficie indirectamente a otros intereses?

Pongamos un ejemplo inverso.

El historiador Raymond Aaron, defensor a ultranza de la democracia y del humanismo, siempre fue crítico con el comunismo por considerarlo una religión secular (crítica que comparto). Es uno de los creadores de la expresión Telón de Acero. Dejará de escribir en el prestigioso Le Figaro por ser demasiado indulgente con los crímenes de Stalin. En 1950 se convierte en miembro fundador de un organismo antitotalitario, el Congrès pour la Liberté de la Culture, junto con otros franceses, como Léon Blum, David Rousset, François Mauriac y Albert Camus. Cancelarán su actividad cuando, en 1966, descubran que parte de sus fondos provienen de la CIA. Preguntémonos si el hecho de que Washington les financiara sin su conocimiento, porque les beneficiaba su crítica a la URSS, invalida dicho planteamiento. Aaron denunciaba la represión política en la Rusia estalinista y el hecho de que muchos intelectuales de izquierda apartaran la vista de esa realidad por su sesgo ideológico. Que a la CIA le convenía que se diese voz a esa crítica, ¿la convierte en ilegítima? Podemos volver a preguntarnos ¿es una causa desdeñable porque beneficie indirectamente a otros intereses?

En definitiva, cuidado con la aplicación del Cui bono de forma imprudente. Aquello de sigue el rastro del dinero para saber quién trabaja para quién, no siempre funciona. El mundo siempre es más complejo de lo que parece. 

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(1) Copio un fragmento de la entrada Medidas activas en Wikipedia:

Apoyo a movimientos políticos

Según Stanislav Lunev, solo el GRU gastó más de $ 1000 millones para los movimientos pacifistas contra la guerra de Vietnam, que fue una "campaña enormemente exitosa y bien vale la pena el costo". Lunev afirmó que "el GRU y la KGB ayudaron a financiar casi todos los movimientos y organizaciones contra la guerra en Estados Unidos y en el extranjero".

En la década de 1980, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos se mostró escéptica ante las afirmaciones de que el intento de influencia soviética en el movimiento por la paz tenía una influencia directa en la parte no alineada del movimiento.[18]​ Sin embargo, se conocían intentos generalizados de influencia de la KGB en los Estados Unidos, Suiza y Dinamarca dirigidos al movimiento por la paz, y el Consejo Mundial de la Paz fue categorizado como una organización de fachada comunista por la CIA.[18]

El Consejo Mundial de la Paz se estableció por orden del Partido Comunista de la URSS a fines de la década de 1940 y durante más de cuarenta años llevó a cabo campañas contra la acción militar occidental, principalmente estadounidense. Muchas organizaciones controladas o influenciadas por los comunistas se afiliaron a ella. Según Oleg Kalugin,

la inteligencia soviética [era] realmente incomparable... Los programas [de la KGB], que organizarían todo tipo de congresos, congresos de paz, congresos juveniles, festivales, movimientos de mujeres, movimientos sindicales, campañas contra los misiles estadounidenses en Europa, campañas contra las armas de neutrones, acusaciones de que el SIDA... fue inventado por la CIA... todo tipo de falsificaciones y material falsificado — [estaban] dirigidos a los políticos, la comunidad académica, al público en general. [19]

Se ha afirmado ampliamente que la Unión Soviética organizó y financió movimientos de paz occidentales. Por ejemplo, el exagente de la KGB Sergei Tretyakov afirmó que a principios de la década de 1980 la KGB quería evitar que Estados Unidos desplegara misiles nucleares y que utilizó el Comité de Paz Soviético para organizar y financiar manifestaciones por la paz en Europa occidental[20][21][22]​ (Las agencias de inteligencia occidentales, sin embargo, han encontrado evidencia mínima de esto).[23][24]​ Tretyakov hizo una afirmación adicional no corroborada de que "La KGB fue responsable de crear toda la historia del invierno nuclear para detener los misiles Pershing II",[20]​ y que alimentaron con información errónea a los grupos de paz occidentales y, por lo tanto, influyeron en un artículo científico clave sobre el tema realizado por científicos occidentales.[25]

Según el historiador de inteligencia Christopher Andrew, la KGB en Gran Bretaña no pudo infiltrarse en figuras importantes de la Campaña para el Desarme Nuclear, y los soviéticos confiaron en influir en "contactos menos influyentes" que eran más receptivos a la línea de Moscú. Andrew escribió que el MI5 "no encontró evidencia de que la financiación de la KGB al movimiento por la paz británico fuera más allá del pago ocasional de pasajes y gastos a individuos".[24]