#67 Los incentivos perversos existen igual en la privada, pero la ciudadanía no puede escoger quién manda allí. Yo parto de la premisa de que sesgo siempre va a existir: todos tenemos sesgo. Ojo, hay profesionales, con sesgo, pero rigurosos, y otros que no: es la diferencia entre manipuladores y no manipuladores. Pero Sesgo siempre está, incluso inconscientemente, siempre vamos a seleccionar la información en base a nuestras propias creencias.
Pero pienso que si la ciudadanía escoge a aquellos que dirigen los medios de comunicación público, aunque exista sesgo, existe también independencia. No deberle favores al gobierno puede hacer que alguien que simpatice con el partido en el poder decida, igualmente, ser crítico cuando hay algo realmente mal. No depender de quién manda para que se escoga la directiva de una cadena de televisión, sino depender de la ciudadanía, puede también hacer que los ciudadanos pongan a alguien opuesto al gobierno para que exista contraste. Por poner un ejemplo de esto, con las autonomías pasa igual. Mi madre, por ejemplo, nunca vota al mismo partido que hay en el estado central para las autonómicas, incluso aunque simpatice, porque dice que si son del mismo signo, no van a pelear bien los asuntos autonómicos frente al gobierno.
#66 El problema es que la televisión pública siempre tiene incentivos perversos, alejados del interés general y sobretodo problemáticos al ser financiada con fondos públicos.
Independizarla al máximo está bien como slogan, al igual que acabar con el hambre en el mundo. Que todos queremos algo así? Por supuesto. Cómo conseguirlo, de verdad? Ahí es más difícil. Bastante más difícil.