Siempre que se habla sobre qué debemos hacer para conseguir más crecimiento económico, una de las estrategias clásicas defendidas por los partidos conservadores es limitar regulaciones, hacer la vida imposible a los sindicatos y bajar impuestos para atraer más inversiones. La mejor forma de competir con los gigantes industriales más allá de los Pirineos o detrás de la Gran Muralla es ser un sitio donde el empresario tiene todas las facilidades del mundo – así todo el mundo invierte, y crecemos un montón.