Hace 8 años | Por fripper
Publicado hace 8 años por fripper

Algo sobre mí: estudié Matemáticas e Ingeniería Informática. Siempre me interesaron tanto la filosofía como la ciencia. Mi acercamiento a la fe fue paulatino: de pequeño era creyente, como supongo que muchos; después pasé muchos años caminando entre el ateísmo y el agnosticismo, pero sin dejar de tener interés por el fenómeno religioso y, finalmente, tuve una conversión, que si interesa podría intentar describir, aunque torpemente.

¿Por qué hago esto? Porque pienso que estos temas en internet, y especialmente en sitios como éste, se tratan con mucha ligereza y banalidad. No pretendo convertir a nadie con mis respuestas, sino, al menos, hacer ver que ser creyente no es una cosa absurda o antediluviana, propia de tiempos más incultos. Si consigo suscitar algunas reflexiones y mostrar que la cosmovisión del creyente tiene, como mínimo, coherencia, como la tiene la cosmovisión materialista, me sentiré muy satisfecho.

Gracias por vuestras preguntas.

Comentarios

WaZ

#27 bendiciones

Ya era hora de que te fueses quitando el disfraz x|

noexisto

#28 Si es@bonito es la palabra apropiada @noexisto
Si no también roll

f

#27 Enhorabuena y gracias. Lo mismo digo. No se si es el foro más adecuado, aunque desde luego me están sorprendiendo gratamente las preguntas y el respeto en general. Como en otras noticias relacionadas con la fe había visto siempre un tratamiento muy superficial y ofensivo frente a las creencias, pensé que la experiencia no sería tan enriquecedora, pero lo está siendo, sin duda.

f

#18 Gracias por la enhorabuena. Gracias a vosotros por vuestras preguntas más bien.

Para muchas de estas preguntas (interesantes sin duda) haría falta casi escribir un libro, jeje. Pero bueno, se hará lo que se pueda. Cristiano porque creo en Jesús. He leído los Evangelios, me he enamorado de su mensaje, y les he concedido credibilidad básicamente por dos razones:

- Estos libros describen a una de las personalidades más fascinantes de la historia, capaz de cambiar él sólo el curso de los acontecimientos de forma drástica. Con unas ideas morales absolutamente modernas y sobre humanas. Con una capacidad poética fascinante (discursos como el de las bienaventuranzas son poesía de alta calidad). Con una sensibilidad increíble.

- Tras morir de una forma que sólo puede calificarse de derrota, los discípulos proclamaron que había resucitado y que, de hecho, él era Dios hecho hombre. Esto es asombroso primero porque eran judíos (el pueblo más furibundamente monoteísta de la historia; de hecho, la condena a Jesús en parte se debió a que decía que era capaz de perdonar los pecados, algo que para un judío sólo Dios podía hacer). Y segundo porque lo lógico sería esperar que estuvieran abatidos y que las enseñanzas fueran languideciendo paulatinamente, y, por el contrario, como si estuvieran poseídos de una gran locura, extendieron el Evangelio con una vitalidad, rapidez y entusiasmo sorprendentes (hasta dejarse literalmente la vida en ello, por las persecuciones).

La conjunción de ambas hacen que para mí sea, al menos, creíble. Ante Él, sólo caben dos posturas: aceptar que estaba loco (por su pretensión de ser Hijo de Dios) o aceptar que realmente era quien decía. De todos modos, como he dicho en otros mensajes, en el fondo las razones son al final más de tipo existenciales.

Por último, ¿por qué católico? Supongo que tiene mucho que ver que vivo en España, una cultura católica. Ahora bien, si uno analiza la historia de la Iglesia, creo que hay argumentos para pensar que es el catolicismo el que siempre ha permanecido más fiel al mensaje (con numerosas desviaciones, errores y horrores, que no se pueden negar). Son las otras confesiones las que se han separado de la Iglesia. En todo caso, estoy a gusto en la Iglesia.

f

#19 He intentado responder a esto en #36.

f

#25 He intentado responder a esto en #36.

D

#36 Puede que suene conspiranoico, pero ¿no crees que existe la posibilidad de que el éxito de Jesús se deba a que, como tú dices, sea un poeta, una persona con un increíble carisma, una "estrella del rock" del momento? ¿quizás una invención de los profetas para convencer a la gente con un ser idealizado e inexistente, o existente pero contando sus hazañas de una manera exagerada y manipuladora?

Con respecto a la velocidad con la que se extendió el Evangelio, el cristianismo fue una revolución como lo fue el comunismo por ejemplo. Es un fenómeno que no es único en la historia de la humanidad. Y es un fenómeno que está acompañado de poder. El que lleva cristianismo a un lugar o civilización, se vuelve poderoso e influyente. ¿No crees que precisamente eso fue lo que hizo que los discípulos tuvieran tanto interés en expandir el cristianismo?

Por más que suene rebuscado y no tenga datos para contrastar nada de lo que digo; creo que es una explicación más coherente o cercana a la realidad que la oficial. Cuesta creer, y más para un científico, que un ser mágico que, curiosamente no ha vuelto a hacer acto de presencia, haya bajado de los cielos precisamente en un momento clave de la civilización para iluminarnos a todos de manera desinteresada.

De todas formas mis respetos hacia vuestras creencias y espero que no te ofenda nada de lo que he dicho, no era mi intención.

f

#99 Lo primero, gracias por el respeto y desde luego que no me ofende, ¡faltaría más!

Su carisma debió sin duda influir, es evidente; su mensaje ilusiona y llena de esperanza a quien no tenía ninguna, por eso prende como fuego entre las clases más desfavorecidas de su tiempo. Aunque hay que recordar que su misión terrenal fue un fracaso: terminó crucificado y abandonado y negado por los suyos.

No es un fenómeno único, es cierto. Aunque sorprende aún así considerar que personas iletradas de una tierra medio olvidada del Imperio llevaran el Evangelio a las confines del mismo en tan pocos años. Yo no creo que la búsqueda de poder fuera un motor para los primeros cristianos y evangelizadores. Durante los primeros siglos fue una religión prohibida y perseguida: no hacía poderoso a quien la profesaba, sino que lo situaba en una situación de indefensión y peligro. Luego, con Constantino, en el año 313, se deja de perseguir a la Iglesia, lo que supone un cambio drástico, que podemos imaginar que fue de graves consecuencias, pues poco después, en el 380, Teodosio convierte el cristianismo en religión oficial del Imperio. Es evidente que a partir de aquí la combinación de religión y política, o religión y poder, tuvo nefastas consecuencias para ambas esferas. Gracias a Dios en el siglo XX esto se ha revertido en occidente (quedan por ahí las teocracias islámicas, claro).

Yo no creo que Dios no haya vuelto a hacer acto de presencia, creo que las vidas de los numerosos santos hablan de ello constantemente. En ellos la presencia de Dios es una realidad diaria y cercana. Pero claro, hay que leerlas sin prejuicios materialistas, porque si de partida se niega la posibilidad de lo sobrenatural entonces quedan muy cercenadas. Eso no quiere decir que todos los milagros que aparecen en ellas sean ciertos; pero lo contrario, que todo sea una absoluta falsedad, es lo que yo no creo tampoco. Es mi opinión en todo caso, a la que he llegado después de pensar como tú durante mucho tiempo.

Sobre si Jesús es una invención, según los criterios históricos habituales, las pruebas sobre Jesús son tan coetáneas con él y tan amplias, que no cabría dudar de su carácter histórico. Lo que se transmite, además, es una absoluta novedad, tanto dentro del judaísmo (una religión furibundamente monoteísta que tacharía de blasfemia la posibilidad de un hombre-Dios) como de los estándares morales de la Antigüedad (y hasta de hoy: ¿quién predica el amor a los enemigos hoy día?). Y luego, tenemos las huellas tan tempranas de ese acontecimiento, como los viajes de San Pablo, que terminó martirizado en Roma. Cuesta creer que por una invención tantos se dejaran matar.

En definitiva, yo diría que su existencia histórica está bastante asegurada, y pocos son los historiadores que la niegan (causa más problemas de los que resuelve). Otra cosa diferente es la historicidad de los Evangelios, que obviamente es una cuestión de fe.

f

Hola a todos. Hoy tendré muy poco tiempo para responder, pero prometo hacerlo en días sucesivos a cada una de las preguntas. Está siendo una experiencia agradable y enriquecedora. Además me sirve personalmente para estructurar las ideas, al enfrentarlas con objeciones serias. Un abrazo a todos y gracias por el interés.

Fingolfin

¿Cómo te explicas la desespiritualización de Occidente (o más bien, la sustitución de la religión por sucedáneos)? ¿Crees que estamos abocados a un retorno de la religión tarde o temprano? ¿Son las religiones actuales útiles, o quizás se están quedando obsoletas y necesitan "innovación teológica" para hacerlas útiles?

¿Cómo fue tu conversión y cómo te ha afectado en el plano personal?

D

#0 Gracias por venir a compartir algo tan íntimo, además en un lugar tan dado a las críticas como menéame jejeje

Mi pregunta es sobre lo que más me ha interesado cuando leía la entradilla, donde hablas de una conversión. Veo que ya se te ha preguntado sobre el tema (por ejemplo en #30), así que leeré la respuesta cuando llegues a esa pregunta, pero quería insistir en ella porque me ha parecido que puede ser un aspecto interesante. En definitiva: ¿nos podrías revelar lo que buenamente puedas de cómo fue tu proceso de conversión? Me interesa sobre todo saber si fue a raíz de reflexionar ante experiencias cotidianas, o bien a raíz de alguna experiencia de tipo místico/espiritual, que tengo entendido que a veces se dan, en un grado de intensidad u otro.

Por otro lado, como al leer tus comentarios me parece que no eres de los que se molestarían si se les menciona un libro que en principio no es muy católico (aunque habla mucho de Jesús), pero como te he visto abierto a explorar nuevas ideas, me atrevo a mencionarte un libro bastante heterodoxo pero que a mí en cierto modo me cambió la vida, la manera de entender las cosas. Se titula «La desaparición del universo», y su autor se llama Gary Renard. Habla ante todo de cómo "reencontrarnos" con Dios, entendido como nuestro verdadero Ser porque es un libro de enfoque no-dualista; centrado en Jesús y sus enseñanzas, pero desde una óptica mucho más allá del cristianismo tradicional (en un enfoque según el cual Dios es solo Amor, y no hay infierno, etc). Ya está mencionado, y si no te interesase a ti, de todos modos podría interesarle a algún otro lector de menéame que lea esto y disponga de tiempo y ganas para leer algo así.

En cualquier caso, gracias por pasarte por aquí, y a ver si comentas algo sobre lo que dije: tu conversión. Saludos.

f

#44 Gracias a ti por las preguntas.

Aviso que la respuesta será larga, casi como una mini-novela. Pero es que no se puede reducir mucho más sin dificultar la comprensión de lo que pudo significar para mí. Yo la escribiré, pero si te cansas de leerla a la mitad no me eches la culpa, te lo he advertido desde el principio.

D

#69 Gracias por tu detallada y sincera "mini-autobiografía espiritual". He acabado de leer todas las partes (no ha habido problemas con el orden, venían las 10 partes ordenadas en el hilo principal) y ha sido inspirador leerte. Se nota mucha bondad en ti, aparte de sinceridad.

Como conclusión, diría que lo importante es cuando nos vamos abriendo a Dios (y mejor aún si no lo dejamos en una mera teoría o creencia, sino abrirnos hasta el punto de permitir que nos revele Su experiencia —que es siempre de paz, amor, plenitud, unidad). En mi caso, en vez del catolicismo —el cual respeto, evidentemente— estoy siguiendo otro camino, pero la meta es la misma: Dios. Yo no he tenido experiencias místicas, pero como "compensación" más que satisfactoria, sí he llegado a un estado de paz interior casi constante, independientemente de las circunstancias externas (incluidas muertes de familiares, enfermedades, relaciones, situación económica o lo que sea). Y para mí la paz interior está bien. Es una buena base para seguir uno abriéndose a Dios. Aunque sé que lo que realmente Dios quiere para nosotros es más que cualquier cosa que podamos imaginar: el final del camino espiritual no es mera paz interior, es muchísimo más, es indescriptible, en palabras pudiéramos nombrarlo como la experiencia de "unión con Dios", no hay felicidad comparable a eso, según dicen las diversas tradiciones (en los caminos espirituales hablan de "iluminación", mientras que en el que sigo yo, aunque también se usa ocasionalmente la palabra "iluminación", se usa más frecuentemente la palabra "resurrección", refiriéndose a lo mismo; o incluso otras, como "salvación", o "paz que supera todo razonar").

En fin, Dios nos brinda a todos nuestro caminito, y simplemente vamos fluyendo conforme vamos eligiendo abrirnos a Su Amor. En la tradición que yo sigo, se considera la "falta de Dios" como una ilusión (un sueño), y despertar de ese sueño es volver a la Verdad, a Dios, y una cosa que me gusta del camino que sigo es que se asegura que todos llegaremos a despertar del sueño. Nadie quedará fuera, porque el Amor de Dios ha provisto que la Luz de Su Bondad llegue a todos. Yo confío totalmente en eso. Como humano puedo equivocarme, pero dada la paz interior que ya me ha llegado en gran medida, la confianza me viene ahora de manera muy natural.

El camino que sigo se centra principalmente en el perdón, pero no en lo que usualmente se conoce como perdonar, sino en un perdón mucho más profundo, que abarca nuestra mente inconsciente para eliminar los obstáculos o actitudes con los que nos cerramos a Dios (en gran parte inconscientemente). Explicar ese perdón no es breve, por eso te mencioné un libro sobre el tema por si te interesara sondear esta manera de buscar a Dios. Quienes buscan, encuentran.

Un abrazo y gracias por compartir tu proceso de conversión con algunas de tus circunstancias biográficas. Que te vaya todo bien y encuentres la plena felicidad, que como sabes, se encuentra en Dios y Su Verdad.

f

#97 Muchísimas gracias a ti por dedicar tu tiempo a la lectura y por tus palabras. Me alegro de que te haya resultado interesante. Confieso que es algo que tenía más o menos escrito, sólo tuve que editar más o menos alguna parte, jeje, pero en todo caso, aunque temía que resultara extraño compartir algo autobiográfico tan "excesivo", tenía también la esperanza de que permitiera entender mejor a qué me refería con lo que me llevó a la conversión, y me alegro de comprobar que así ha sido en tu caso.

Me han gustado tus reflexiones, que desde luego podrían hacer suyas los grandes místicos tanto cristianos como sufíes o de otras confesiones. Buscaré el libro, parece interesante. Está claro por lo que escribes que es muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa, especialmente en este mundo tan desespiritualizado y materialista que nos ha tocado vivir.

Te deseo lo mismo, que sigas profundizando en esa plenitud y paz interior. Un abrazo.

f

#44 PARTE 1

Tengo que empezar reconociendo algo vergonzoso. Y es que siempre he tenido tendencia sexual hacia la sumisión respecto a las mujeres. Es algo de lo que me voy recuperando poco a poco, pero que está bastante arraigado dentro de mí, por motivos que desconozco. Me estoy intentando limpiar de todo ello. Se le ha unido el hecho de que durante muchos años (hasta hace dos que empecé a combatirlo) tuve una cierta adicción a páginas pornográficas de contenido sadomasoquista. Sé que es extraño hablar de estas cosas abiertamente, pero es necesario. Hasta que no llegó mi conversión plena no me di cuenta del pecado terrible que estaba cometiendo (hacia mí y hacia mi pareja, ya fuera actual o futura). Sin contar esto, la historia no se entendería del todo, ya que, como verás, sentirme algo dominado por una mujer me trastocó hasta los tuétanos y me hizo confundir los sentimientos.

Hace ya más de 5 años, teniendo yo unos 26 años, entré en una residencia de estudiantes de posgrado. Inicialmente fui con la idea de seguir el doctorado en matemáticas que ya había empezado, pero al cabo del tiempo me lo pensé mejor (después de acabar saturado de tanta abstracción) y me puse a opositar para una plaza de funcionario. Prácticamente a la vez que yo entró I, la protagonista de esta historia.

La nuestra fue una amistad que se fue cociendo a fuego muy, muy lento. Inicialmente no hubo atracción ni física ni de ningún otro tipo. De hecho, reconozco que no es una chica demasiado guapa, aunque, como es habitual cuando surge la atracción intelectual y emocional, uno termina viendo también más deseable el físico de la otra persona, hasta el punto de que ha llegado a parecerme una mujer muy bonita.

Durante el primer año compartimos círculo de amigos, y gracias a eso hicimos planes juntos (salidas, cenas, escapadas de fin de semana...), tuvimos algunas conversaciones más profundas de lo habitual, y poco a poco vimos que había cierta conexión. Siempre éramos nosotros los que nos encargábamos de buscar los regalos de cumpleaños de la gente del grupo (a los dos nos gusta regalar y que nos regalen), y eso también nos unió durante esos paseos de compras.

Ella es una persona muy inteligente. Si tuviera que resumir en un solo adjetivo lo que siento cuando estoy con ella es fascinación. Porque no sólo es que se trate de alguien inteligente, sino que además es muy independiente, rompe todos los moldes y siempre tiene ideas propias sobre las cosas. No es posible clasificarla.

Tengo que decir más sobre su carácter. Es una persona dominante en el sentido (pues hay muchos sentidos, algunos casi opuestos, de esta palabra) de que tiene tendencia al egoísmo, a buscar por encima de todo su propio placer, de que es caprichosa, de que se enfada con facilidad cuando alguien le tose lo más mínimo, de que tiene mala leche. Esto, sobre todo lo último relativo a su mal carácter, de por sí me repele en cualquier persona, y en ella no es una excepción. Sin embargo, siempre pensé que, debajo de su coraza dura había un noble corazoncito lleno de buenas intenciones. A veces pienso si me equivoqué en mi apreciación, después de todo lo que ha pasado, pero ya en el fondo da igual.

¿Y qué me hacía pensar eso? Pues sobre todo que ella era consciente de su tendencia a la irritación y lo sufría como si fuera la primera víctima. Y también su sinceridad. A veces decía “yo sé que no soy buena persona...” y eso me desarmaba, yo siempre la miraba con ternura y le decía que no, que era buena persona, que yo sabía que tenía un buen fondo...

Una cosa más respecto a su carácter: he hablado sólo de las cosas negativas, pero sin duda tenía cosas buenas, como ser en ocasiones detallista, su simpatía (es realmente divertida cuando está de buen humor), su dulzura y ternura (cuando quería, sobre todo cuando alguien hacía algo por ella), etc.

f

#44 PARTE 2

Así transcurrió el primer año, que como ya digo fue de reposada toma de contacto. Jamás pensé en ella como una posible pareja por los aspectos de su carácter que veía incompatibles conmigo, ni tampoco llegué a sentir nada parecido al amor durante ese tiempo, pero creo que, soterradamente, y quizás casi en contra de mi voluntad (y por eso tardé mucho en reconocerlo), fue naciendo en mí un amor por ella que no dejaría de crecer en la sombra hasta que todo saltó por los aires.

Al final del primer año tuvo lugar una importante novedad: llegó P al colegio, una chica que, en muchos sentidos, era opuesta a I: muy simpática, cariñosa, buena, tierna, de carácter afable, rebosante de empatía, etc. No era tampoco especialmente guapa, pero a mí me parecía mona. Intelectualmente era más simple que I, sin tener, por otro lado, ni un pelo de tonta. Ambas opositaban a lo mismo y se hicieron al principio amigas. Poco a poco nos fuimos cerrando los tres, volviéndonos casi un grupo dentro del grupo, y los primeros meses de mi segundo año nos convertimos en inseparables.

Mis sentimientos no habían cambiado mucho respecto a I. La seguía considerando una amiga muy especial. En cambio, por P empecé a sentir que poco a poco me estaba enamorando de ella -o eso creía o quería creer-. Pero esta situación idílica no duró demasiado. En noviembre de ese año P e I se pelearon, porque P estaba harta de las salidas de tono y las borderías de I, y decidió que no tenía la obligación de aguantar algo así durante más tiempo. Además, P había suspendido su examen (I aprobó) y estaba más susceptible.

Esto me colocó a mí en una situación incómoda, siendo muy amigo de las dos. Intenté mediar en la relación, haciendo todo lo posible. Además, desde pequeño llevo muy mal las discusiones, por haber vivido las de mis padres muy de cerca, y las peleas, y lucho siempre por restaurar la armonía donde ésta se ha perdido.

I lo estaba pasando muy mal. Era la más afectada por la ruptura, ya que era P la que había decidido dejarla de lado. Así que yo me puse de parte de I, y empecé a sentir una gran compasión por ella, pues era de los pocos que conocían su sufrimiento interior bajo la fachada dura. No obstante, le decía que intentara entender también a P, y que debería tratar de suavizar su carácter en la medida de lo posible. En general, siempre que hablaba con cada una de ellas por separado intentaba hacer que entendieran a la otra parte (pues creo que en estas situaciones lo que más suele faltar es empatía).

Mis intentos no dieron mucho resultado, la verdad. Todo lo contrario: lo que conseguí fue llevarme palos y decepciones a uno y otro lado. Pero también hubo un efecto colateral, y es que al pasar tanto tiempo a solas con una y con otra fui incrementando el cariño que sentía por cada una de ellas. Ya se intuye el peligro, ¿verdad?

I se fue retrayendo y volviendo cada vez más huraña. Entre los miedos e inseguridades propios de la oposición, y la situación con P, empezó a sentirse cada vez más deprimida, y a esto se unía el hecho de que no mucha gente soportaba su mal humor ni sabía cómo tratarla. Y yo quise estar ahí para apoyarla dándole todo lo que podía en ese momento. Fue ahí donde empezó a nacer esta peculiar relación de “sumisión activa”. Vivía pendiente de ella todo el tiempo, atento a sus necesidades y a sus carencias, procurando hacerle la vida más feliz dentro de mis posibilidades. Si iba al centro a tener clase con un preparador, intentaba pasar antes o después por una tienda para traerle una chocolatina, que le encantaba; si me escribía un mensaje diciendo que estaba mal no tardaba ni dos minutos en ir a su cuarto a escucharla; los fines de semana hacía planes pensando siempre en ella y en sus apetencias; por las mañanas le solía dejar algo de música en su muro de facebook para que tuviera algo que escuchar mientras desayunaba (y luego le mandaba un mail explicando algo sobre la música -es una de mis pasiones-); si necesitaba ir a comprar a Ikea o cualquier otro sitio yo siempre me ofrecía y la llevaba en coche, así como si había que llevarla o recogerla de la estación (a pesar de que en metro es casi más rápido); y, en general, todo lo que hacía, incluso lo que en apariencia no era así, tenía el principal objetivo de hacerla feliz. Así, si por ejemplo organicé una cena para festejar que había aprobado mi primer examen, en realidad no lo hice por mí, sino pensando en que ella vendría y que a ella le gusta cenar fuera.

Mi lealtad y mi amor por ella eran incondicionales y absolutos, habría hecho cualquier cosa por ella con tal de arrancarle una sonrisa y hacerle olvidar su depresión. Ella por el contrario se comportaba de forma diferente (éramos como un perro y una gata): aceptaba mis cariños como la que realmente los merecía; se dejaba querer y adorar tan suave y dulcemente que a mí eso me hacía enloquecer.

Y sin embargo, todavía no pensaba en ella como una posible pareja. Además del problema del carácter, había otro inconveniente, y es que yo buscaba una relación seria, estable y duradera, y ella en cambio no estaba hecha para esto. Jamás había tenido novio ni quería tenerlo.

f

#44 PARTE 3

Así llegaron las Navidades. Con P no mantuve demasiado el contacto, más allá de un mail o dos, pero con I tuve una relación cada vez más intensa. Nos escribíamos todos los días, a menudo más de un mensaje largo. Yo estaba al tanto de todo lo que pasaba en su mundo y ella del mío. Compartimos muchísimas confidencias.

Después de las Navidades seguí manteniendo una relación parecida con I, mientras que con P, sorprendentemente, el nivel de cercanía y complicidad creció muchísimo. Así fueron progresando las cosas (y el nivel de tonteo) hasta empezamos a salir. Era mi primera novia, y yo también su primer novio. La inexperiencia tuvo sus cosas malas y buenas. Por un lado, ambos teníamos mucha ilusión de que todo fuera bien, pero por otro éramos torpes y nos equivocamos en muchas cosas. Yo desde luego soy consciente de muchos errores que cometí, y de los que no puedo estar más arrepentido. El principal de todos ellos fue la falta de sinceridad.

Fui sincero con ella en lo relativo a mi tendencia sumisa (luego hablaré más sobre ello), pero no respecto a lo que sentía por I. Si no lo hice no fue por cobardía, sino porque creía que era algo que se terminaría pasando, que con el tiempo se iría solucionando, y que no era necesario meter un elemento más de inestabilidad en la relación. Cuan equivocado estaba.

En las primeras semanas ya quedó patente que ella no me despertaba mucho deseo sexual (pero sobre todo por mi adicción, eso ya lo tengo claro ahora, que me hacía muy difícil todo). Yo no me conocía en ese aspecto lo suficiente como para antes de empezar con ella haber intuido qué es lo que podría pasar, pero así fue. Ella me parecía guapa, pero digamos que su belleza me despertaba ternura, me ponía de buen humor y me daban ganas de besarla, pero no despertaba nada más en mí. Ni siquiera mi lado sumiso una vez que lo saqué del armario. Ella no era dominante, y aunque dijo que estaba dispuesta a intentar introducir algún elemento de dominación para ver si la cosa podía funcionar, yo no fui partidario. Le dije que no quería porque prefería intentar que funcionara de forma normal, pero en el fondo creo que no quería porque ella no me despertaba ningún deseo de sumisión (que para mí iba muy ligado al deseo sexual), y no veía que esto fuera a cambiar por una actuación por parte de ella.

El problema de la falta de deseo quedó aparcado hasta el final de la relación. Fue nuestro elefante en la habitación, como se suele decir. Hablamos de la posibilidad de ir a un sexólogo y hacer terapia de pareja, pero también quedó aparcado. Quizás si hubiéramos seguido lo habríamos intentado, pero la verdad es que confío poco en el éxito de esas terapias.

Hago un inciso para decir que por entonces yo no había tenido aún la conversión. Y por eso me planteaba la posibilidad de tener relaciones antes del matrimonio. Aunque no llegamos a hacer nada.

En lo que respecta a I, la situación se fue volviendo más difícil e inestable. Le entró un ataque de celos. No porque ella me quisiera (esto nunca lo he sabido a ciencia cierta), sino porque me quería como amigo en exclusiva, y sabía que ya no podría prestarle la atención que le estaba prestando hasta ahora teniendo novia. Yo hice lo imposible por compatibilizar ambas cosas, y éste fue otro de mis errores.

Mi idea fue seguir con la situación igual o parecida hasta que I hiciera su último examen en junio. No quería que bajo ningún concepto se hundiera o se pillara otra depresión que podría costarle el aprobado. Así que seguí estando ahí a mi manera, mandándole mails, música cada mañana y continuando con mis detalles continuos. Esto, obviamente, a mi novia no le hacía mucha gracia, pero yo siempre le explicaba que era algo temporal y le decía que cuando ella hiciera su examen se acabaría todo.

Este periodo fue como caminar por una cuerda floja. Un centímetro a la izquierda y me llevaba una bronca o decepción por un lado, y un centímetro a la derecha y me las llevaba por el otro. Me supuso un estrés tremendo, hasta el punto de que casi olvidé que yo también estaba opositando (y de hecho tenía mi último examen poco antes del de I). De verdad que en esos momentos mi oposición era lo que menos me preocupaba: mucho más importante era para mí la estabilidad emocional de P y de I.

También en esos meses reflexioné mucho sobre mis sentimientos. Por P sentía un amor muy grande y tierno. Ella me llenaba todos los vacíos de cariño que pudiera haber en mi vida. Y nos reíamos, lo pasábamos bien, hacíamos cosas juntos que nos divertían. Pero en otros sentidos no era tan profundo y tan intenso como con I. I me daba justo eso: intensidad, peligro, aventura, reto, desafío intelectual, deseo. Ella era un volcán de emociones, tempestuoso, volátil, y eso la hacía mucho más excitante. Y, además, empecé a sentir cada vez más (aunque todavía en forma muy latente) un deseo sexual (con trazas de sumisión) hacia ella.

Eran dos mundos opuestos que me gustaban y me llenaban por igual. Jamás había vivido algo así. Pensaba continuamente si me estaba volviendo loco o si de verdad podía quererse a dos personas. Y un día de locura le dije a I lo que sentía, no con intención de que ella hiciera nada, ni tampoco era un ofrecimiento para nada. Mientras estuviera con P no iba a hacer nada con ella, al menos eso sí lo tenía claro. Era simplemente para que lo supiera, aunque ahora también veo evidente que fue un error. Ella me dijo que también había tenido dudas acerca de si sentía algo por mí o no, pero que finalmente creyó que no, que en realidad, si había sentido algo por alguien había sido por P (no era lesbiana, pero alguna vez se había sentido atraída por chicas). Y ahora nada, ninguno de los dos. En fin, esto lo cuento sólo para que se aprecie la complejidad del triángulo que se creó entre nosotros.

f

#44 PARTE 4

Reconozco que la situación, aunque me estresaba, agobiaba y me hacía sentir mal en muchas ocasiones, también me hacía sentir muy vivo, y eso sí era hermoso. (Ahora pienso en el libro de Wilde, el retrato de Dorian Gray, cuando habla de sus teorías acerca de la intensidad de vivir... y veo que estuve muy muy cerca del abismo...). También le hice ver eso a I, quien se convirtió (otro error) en mi principal confidente, ya que no podía compartir todo esto con P. Fantaseaba continuamente con la idea de estar con ellas dos a la vez en una relación abierta, sin importarme que a su vez ellas tuvieran otras parejas, todo muy en plan hippie bucólico pasado de rosca.

Ya sé que me comporté como un idiota, o más bien como un capullo, pero en fin, así fue. No estoy orgulloso de ello, pero al menos he aprendido la lección. La sinceridad es la mejor opción siempre; aunque parezca que se puede ocultar algo temporalmente por el bien de la pareja, lo cierto es que no, y que aunque sólo sea por amor y por respeto no debe callarse nada. Esto de verdad que lo tengo grabado a fuego. He llorado mucho por el mal causado... En fin, también mencionaré algo de esto al final.

En la relación con I no hubo nunca nada físico, aunque recuerdo, eso sí, un momento que para mí tuvo una fuerte carga erótica, poco antes de que llegara el final que describo en el siguiente párrafo. Habíamos salido una mañana para hacer unas compras juntos (yo solía acompañarla cuando podía), y fuimos a una tienda de bikinis. Ella se metió en el probador con el que quería probarse, pero le estaba pequeño y me dijo que si podía ir arriba a por el siguiente número. Yo fui a por él y se lo di, y cuando se lo probó, abrió la cortina y me pidió que le dijera si le estaba bien o no. Fue para mí muy erótico verla en bikini en esa situación, ajena a una piscina y a cualquier tentativa de baño, y tener además que observarla para ver si se ajustaba bien a su cuerpo o no. Además de que estaba muy guapa, estaba algo húmeda por el calor que hacía, y eso la hacía para mí más atractiva.

En fin, quitando la anécdota anterior, las cosas, al menos en su apariencia exterior, fueron saliendo tal y como había planeado. Llegó mi cuarto examen, lo aprobé, al poco tiempo se examinó I, aprobó también, hicimos una fiesta conjunta de celebración y casi inmediatamente después dejamos de hablar. Yo no habría querido que fuera tan brusco, pero así sucedió. Le escribí un día (contestando a uno de sus múltiples correos) y le dije que creía que era mejor que no habláramos tanto, que teníamos una relación muy dependiente que era peligrosa, etc. Intenté suavizarlo todo lo que pude, diciendo que por supuesto no quería que dejáramos de ser amigos (y era verdad) sino que simplemente quería que fuéramos amigos más normales, porque a veces parecíamos más una pareja que otra cosa. Ella me dijo, secamente, que vale, y ya no volví a saber nada de ella hasta septiembre.

Durante el verano le escribí un par de veces para saber cómo estaba, pero no quiso responderme. A mí eso me entristeció mucho. Pero por otro lado permitió una época de felicidad en mi relación con P. Fue el mejor tiempo que pasamos juntos. Hicimos varios viajes y estuvimos muy bien, muy a gusto, queriéndonos cada vez más. Pero los sentimientos latentes que me habían estado dominando no estaban muertos, sino todo lo contrario. Estaban agazapados esperando la ocasión propicia para derribarme.

En septiembre estalló la tempestad. Los opositores recién aprobados tenemos que pasar un curso, y da la maldita casualidad de que el cuerpo en el que ingresó I y el mío hacían el curso a la vez y en el mismo edificio. Así que, lo quisiéramos o no, tendríamos que vernos. Por eso, una semana antes de empezar le volví a escribir y le dije que a ver si nos veíamos y tomábamos un café. Ella me dijo que no tenía ganas de verme ni nada que decirme, que no quería saber nada de mí. Yo insistí, supliqué, me arrastré, y no conseguí nada. Nunca entendí el por qué esa de ira contra mí…

Esto hizo que me obsesionara cada vez más con ella. Pensaba día y noche en ella, incluso cuando estaba con P. Dudaba si no me había equivocado y cometido el error de mi vida al salir con P en vez de con I, dudaba acerca de si en el fondo la había querido siempre a ella y había sido un idiota, y, por encima de todas las dudas, sentía un deseo cada vez más intenso, más irrefrenable, hacia ella. Recordaba la escena del probador, recordaba sus expresiones (sus mohínes de superioridad o de indiferencia me parecían tan sexys ahora), tuve muchas fantasías con ella. Esto no duró mucho, porque obviamente era insostenible, así que al poco tiempo, cuando me di cuenta de que no era capaz de controlarlo, y de que el verano que habíamos tenido de distancia no había servido para nada, decidí al fin hablar con P y lo dejamos.

f

#44 PARTE 5

Fue el día más triste de mi vida hasta la fecha. Desde la muerte de mi abuelo, cuando tenía 14 años, no había vuelto a llorar. Lloré y lloré, me sentí fatal por el engaño, por haber jugado con los sentimientos de una persona tan buena, inocente y pura como P, que había confiado en mí. Fue horrible, y no terminé de curarme de estas heridas hasta un año después. No pretendo justificarme en base a mi sufrimiento, sino contarlo tal y como fue. Sufrí mucho, esta es la verdad, y he tardado mucho tiempo en poder perdonarme a mí mismo. Es duro aprender a base de hacer daño a alguien querido. Ser consciente de que es algo que no haré de nuevo ayuda, pero no es un consuelo completo. Incluso hice el Camino de Santiago con el principal objetivo para pedir perdón y rezar por ella y por mí (aunque a la gente le dije que fue por agradecimiento de haber aprobado la oposición). Después de dejarlo con P volví a intentar hablar con I. Seguí con mis súplicas. Le dije que creía que había estado enamorado de ella siempre. Incluso le conté que era sumiso y que creía que era por eso por lo que la amaba. Supongo que todo eso la espantó más, y sospecho también que quizás, aunque tenga una naturaleza aparentemente dominante, no lo sea en absoluto, o no tenga ni idea de lo que realmente es eso.

Más adelante ya sólo quise tomar un café con ella y hablar. Y era muy duro encontrarla cada día en los pasillos del instituto, verla en la cafetería, observarla de lejos, riéndose y siendo el centro de atención y yo abandonado por ella. Pero no hubo manera, fueron pasando los meses y los meses y no conseguí nada de ella. A lo sumo hubo un tiempo en que volvimos a hablar por whatsapp, y me confesó que para ella la relación que habíamos tenido había sido de pareja pero sin sexo. No me pareció una mala definición.

Después, pasados dos meses, también intenté quedar con P para salvar la amistad (cosa que finalmente fue imposible por mi culpa exclusivamente... eso es otra historia, menos interesante ya). Pues bien, el caso es que fuimos a misa juntos. Yo estaba en proceso de conversión (es cuando leí el libro de Lewis, de las cartas del diablo a su sobrino, cuando empecé a ir a misa, etc.). Y bien, en el momento del Padrenuestro, ella me cogió la mano. Y cuando la oración dijo "como nosotros perdonamos a los que nos ofenden", ella me apretó con fuerza. Fue el perdón más hermoso que he recibido nunca, y lloré, lloré abundantemente, con una mezcla de sentimientos que no sería capaz de describir (al menos, alegría y gratitud, admiración por ella, dolor por el daño causado, vergüenza... todo junto). Terminó la misa y seguía llorando, al menos estuve media hora llorando. Qué momento. Sin duda también lo percibí como algo espiritual, como una gracia. No sé si fue un momento místico, pero fue impresionante. Por eso en parte decía que la fe me llegó por mi necesidad de ser salvado y perdonado. Gracias a Dios pude experimentar en mi carne que uno de los nombres de Cristo es Salvador. El juez más implacable y difícil de convencer es uno mismo, por eso necesitamos del perdón divino.

f

#44 PARTE 6

Como decía antes, en medio del abatimiento más severo, cayó entre mis manos el libro Cartas de un diablo a su sobrino, de CS Lewis. Supuso una auténtica revelación. Primero, por ser un tratado de psicología impecable (me vi retratado en tantas cosas...) y segundo, por darme una idea de la enorme belleza de la cosmovisión cristiana. Creo que fui en parte cautivado por esa belleza, y eso me llevó a leer más libros del autor (los cuatro amores), a ir a misa los domingos (probé a hacerlo, al principio sin mucha convicción), a confesarme de mis pecados y darme cuenta de lo que había de mal en mi vida, a leer la encíclica Deus Caritas Est (esto lo hice en la primera Navidad tras la ruptura de septiembre, ya entonces casi plenamente convertido, y fue una experiencia indescriptible poder sentir ¡esto es la Verdad! ¡Y la verdad es mucho más hermosa que el mundo de tinieblas en el que había vivido antes!).

Así que me fui enderezando poco a poco, dándome cuenta de los errores que tenía en mi concepción del amor, de cómo había caído en el dejarme llevar por los sentimientos, de lo débil de mi voluntad, etc. Fueron muchísimos aprendizajes para muy pocos meses. Todavía me nutro en parte de esos momentos. Hay quien dice que el cristiano no es el que vive iluminado de continuo, porque esto es imposible, sino el que, al menos, en algún momento de su vida, ha tenido esa iluminación que supone el encuentro personal con Cristo, y se nutre espiritualmente de ello.

Dos años después, aproximadamente, fue cuando conocí a la que hoy es mi mujer. En este caso no hubo un enamoramiento de los que te hacen perder la cabeza. De hecho, enamoramientos así sólo he tenido dos: uno durante la carrera (porque era más joven y las cosas se viven con mucha intensidad) y el de I. Así, más que una certeza súbita, fue un darme cuenta progresivo y gradual. Como ver amanecer en un día de niebla: no ves en ningún momento el sol, pero poco a poco, sin rupturas de ningún tipo, te vas viendo envuelto en una luz que afianza la realidad de las cosas. Así podría describirlo. Y reconozco que eso me hizo dudar a veces si lo que sentía era amor, pero entonces acudía a algunos textos que se convirtieron en muy importantes para mí (como un extracto de una carta de Tolkien a su hijo), y a las experiencias pasadas y lo aprendido en ellas, para entender que el amor es mucho más que un sentimiento, y que no es necesario ni saludable que los sentimientos sean siempre intensos, quizás sea lo contrario. Fui poco a poco llegando a la conclusión de que era la mujer de mi vida, pero, vuelvo a decir, sin que en ningún momento eso se me presentara como una certeza súbita y radical.

Y ahora, gracias a Dios, soy tan feliz con ella. Sé que sin ese camino de purgación todo habría fracasado. No estaba preparado para el matrimonio, por la necesidad de purgar mi tendencia sexual desviada (todavía sigo en proceso, pero ha sido muy fecunda la oración y la conversión), por la necesidad de entender el papel de la voluntad y el entendimiento en el amor (y poner a los sentimientos en su justo lugar) y por la necesidad de ser capaz de entregarme sin reservas. Todo eso lo he aprendido en poco tiempo, y ha sido esencial. Por eso, la experiencia traumática la veo como algo necesario que Dios tenía preparado para mí, que de una manera o de otra tenía que llegar, no sólo para convertirme desde el punto de vista de la fe, sino para renovar mi vida y para hacerme disponible para el amor.

f

#44 PARTE 7

Escribo aquí el fragmento de la carta de Tolkien, ya que creo que es relevante.

Los hombres no son monógamos. Negar lo contrario no es bueno. Los hombres no lo son y no es debido a su naturaleza animal. La monogamia, aunque ha sido durante mucho tiempo fundamental en el legado de nuestras ideas, es para nosotros, los hombres, un trozo de "ética revelada" según la fe y no la carne.

La esencia de un mundo caído es que lo mejor no puede alcanzarse mediante un placer libre o lo que es llamado "auto-realización" (normalmente un nombre bonito para la auto-satisfacción, totalmente adversa para la realización del otro), sino por la negación, por el sufrimiento. La fidelidad en los matrimonios cristianos conlleva esto: una gran mortificación.

Para un hombre cristiano no hay huida. El matrimonio puede ayudarle a santificar y a dirigir sus deseos sexuales hacia su fin adecuado; la gracia puede ayudarle en la lucha, pero la lucha permanece. No le satisfará (del mismo modo que el hambre se mantiene alejada con comidas regulares) y le proporcionará tantas dificultades para mantener la pureza en ese estado como le proporcionará alivio.

Ningún hombre, a pesar del amor sincero que siente hacia su prometida y esposa cuando era joven, ha vivido fielmente con ella como esposa en mente y cuerpo sin el ejercicio deliberado y consciente de su voluntad, sin el sacrificio. A pocos se les dice esto, incluso si han crecido "en la Iglesia". Los que están fuera de ella raramente lo han oído.

Cuando el encanto desaparece o simplemente disminuye, piensan que se han equivocado y que aún tienen que encontrar a su verdadera alma gemela. La´verdadera alma gemela´ suele ser a menudo la siguiente mujer sexualmente atractiva que encuentran, con quien ellos podrían ciertamente estar casados con éxito si solo… Y aquí es cuando llega el divorcio, sustentado por ese "si solo…".

Desde luego, como regla, tienen razón: cometieron un error. Sólo un hombre muy sabio puede, al final de su vida, hacer un juicio sólido sobre con quien, de entre todas las posibles oportunidades, ¡él debería haberse casado con éxito! Casi todos los matrimonios, incluso los felices, son errores en el sentido de que casi seguramente -en un mundo más perfecto o incluso con algo más de cuidado en este mundo tan imperfecto- ambos cónyuges podrían haber encontrados parejas más adecuadas.

Pero la "verdadera alma gemela" es aquella con la que estás ya casado. En este mundo caído tenemos como únicas guías la prudencia, la sabiduría (escasa en la juventud, demasiado tarde en la vejez), un corazón limpio y la fidelidad de la voluntad...

f

#76 PARTE 8

Algunas conclusiones

Uno de los problemas de partida fue la disociación de sexo y amor. Es un desgarro interior difícil de comprender... Pero creo, y hablo desde mi experiencia personal más reciente, que se puede superar. En ese sentido, también reconozco que me hizo mucho bien leer y releer los puntos 2331 a 2400 del Catecismo. ¡Es tan bella la doctrina de la castidad! Animo a quien quiera a que los lea sin prejuicios. Y sin embargo, ¡no hay una palabra más denostada en nuestra sociedad que ésa! Qué pena no haber conocido antes esto, porque durante años he sido tan poco casto en ciertos comportamientos y actitudes, que eso ha ido sin duda aumentando ese desgarro abierto entre mi sexualidad y mi capacidad de amar, entre el erotismo y el lado afectivo. Es una herida que cuesta cerrar. Pero los esfuerzos que se hacen con la voluntad y la oración no son en vano. Es un tema en verdad un poco turbio, pero no me importa hablar de ello.

Yo siempre me hacía estas preguntas en los meses de abatimiento: "¿A quién debo escuchar más, a mi sexualidad o a mi corazón? Si de verdad quiero a alguien, con todo lo que ello significa, ¿no debería luchar todo lo posible, todo lo que esté en mi mano, por lograr ese dominio de sí que es la castidad, y poder entregarme al ser amado en todas mis dimensiones?" Estuve a punto de responder a la primera pregunta con la sexualidad, y tirar todo por la borda... por eso creo firmemente que mi mujer me salvó. Y eso que la atracción sexual hacia ella ha sido un camino lento, es verdad. Porque en ella no hay nada que despierte mi deseo tal y como lo vivía o entendía antes... Qué complejos somos los seres humanos...

Es realmente un misterio muy grande el de las tendencias sexuales. Yo considero que, aunque la psicología conductista, tan reduccionista, no puede dar cuenta de toda la extensión del problema, quizás me ayude a explicar una cosa. Y es que, en mi caso, puedo decir con seguridad que, si bien esa tendencia existía en germen en mí desde que tengo uso de razón, y de forma misteriosa, la he exacerbado enormemente por causa de mis pecados (pornografía y masturbación). Una metáfora visual que me sirve para explicarlo es la de la formación de un río sobre un terreno al principio homogéneo. Por razones misteriosas, el río comenzará a descender por un camino particular y no otro. Ésa es la tendencia en germen. Pues bien, cada molécula de agua que desciende por ese camino (cada vez que he acudido a internet en busca de pornografía sadomasoquista; cada vez que me he masturbado fantaseando con ello) produce una erosión que refuerza la tendencia del río a continuar por ese mismo camino (refuerza las conexiones neuronales que asocian la excitación sexual con el estímulo sadomasoquista). De esta manera, tengo el cerebro cada vez más programado o condicionado, y a todo esto se ha unido un proceso de adicción que, como todas las adicciones, lleva a buscar cada vez contenidos más fuertes, más impactantes, porque lo que mantiene el nivel anterior ya no satisface igual. Gracias a Dios me di cuenta hace dos años de el problema en el que estaba metido y le he puesto remedio.

Sé que es una explicación muy reduccionista. Quizás sólo sea una de las dimensiones del problema, la más física y básica. Pero sirve para entender en primera aproximación muchos fenómenos que he vivido en persona. Creo que al ponerlo así se entiende mejor por qué considero que el "combate espiritual" es necesario. Es cierto que la utilización del término combate es más amplia, y no creo que los santos se refirieran primariamente a esto. Pero lo único que me ha ayudado, sinceramente, ha sido considerar la cruz de Cristo y la cruz que me ha tocado a mí y que debo tomar cada día. Un cristianismo sin cruz no es cristianismo. Quizás una felicidad sin cruz tampoco lo sea de forma plena, no lo sé.

Vivir así me llevaba a centrarme exclusivamente en mis deseos y en mi placer. La masturbación, creo, es un pecado por esa razón, porque lleva a asociar la sexualidad al egoísmo de una forma muy sutil, y que se va reforzando con la práctica. Por eso, las primeras veces que hice el amor con mi mujer, en realidad, creo que yo me estaba masturbando con su cuerpo (suena horrible, pero ahora veo que era cierto con toda la crudeza de la expresión). Gracias a Dios, estoy saliendo también de eso. El egoísmo, de todas formas, no era la principal consecuencia negativa. Había también una hipersexualización en mi ser que me llevaba a considerar toda mujer como un posible objeto de placer (en el pensamiento). Cuántas veces medité amargamente sobre estas dos frases de Jesús: "bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" y "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Yo no era limpio de corazón y era adúltero constantemente. La castidad, entendida como el dominio de sí que permite integrar la sexualidad en el resto de dimensiones humanas, era precisamente lo que me faltaba.

Y aunque una tendencia no puede ser pecaminosa, porque es involuntaria y no elegida, sí pueden serlo los actos que hagamos en términos de ella. Este rigor, por lo pronto, no me vería con capacidad de exigirlo (ni por tanto de emitir juicios condenatorios) en los demás. Pero a mí mismo sí he llegado a exigírmelo y a descubrir que la lucha es la única manera que tengo para llegar a amar plenamente a mi mujer.

Parezco un moralista rancio, tal vez, pero es increíble hasta qué punto estas ideas que yo creía inocentes y que están tan extendidas en el ambiente han sido las verdaderas causantes de mi ruina.

f

#77 PARTE 9

La postura de la Iglesia sobre las relaciones prematrimoniales, en un principio, me parecía válida por otro motivo: el aborto. Si el aborto es un mal, debe existir un vínculo de amor al menos suficiente para que, si hay un accidente, la pareja esté dispuesta a seguir adelante con el niño y educarlo juntos. Es precisamente la sacralidad de la vida lo que lleva a esta conclusión. Pero creo que hay más, mucho más, que este argumento.

La verdad, reconozco que intento siempre entender la postura de la Iglesia, porque pienso (o mejor, creo) que cuando dice algo suele estar justificado por razones antropológicas (y si algo se puede decir de la Iglesia es que conoce muy bien el corazón humano, con sus grandezas y miserias). En el tema sexual ha sido donde más dificultades he tenido. Por ejemplo, todavía no consigo entender por qué está bien usar el método anticonceptivo del ciclo menstrual pero no el preservativo dentro del matrimonio. Y más cuando a veces se defiende la efectividad del método de Ogino. Si tan efectivo es, ¿no supone tener relaciones tan cerradas a la vida como cuando se usa el preservativo? En fin, no lo entiendo. Pero creo que en el tema de las relaciones prematrimoniales sí puedo entender mejor las razones que se dan, al igual que al condenar la masturbación o las relaciones homosexuales.

Lo que he podido entender respecto a las relaciones prematrimoniales es, en primer lugar, que dificulta la propia relación. Si el noviazgo es el tiempo de discernimiento, introducir una relación que es expresión de una promesa definitiva (entre otras cosas, por la posibilidad de que alumbre una vida nueva) puede dificultar la reflexión de los novios sobre si la relación es la adecuada o no. Primero, por un problema de lenguaje: la relación sexual expresa algo (la donación total, incondicional y eterna) que no se corresponde con la realidad vivida, y por tanto la relación prematrimonial encierra una mentira. Y segundo, por un problema de libertad. El vínculo que se crea al introducir la sexualidad en el noviazgo es muy grande y dificulta el romper con una relación que no es la adecuada para casarse.

En segundo lugar, diría que por las consecuencias de la relación sexual. Es decir, si finalmente viene ese niño, ¿estamos siendo justos con él? ¿No tiene el niño un derecho a nacer en el seno de una familia preexistente, y no sobrevenida? ¿No tiene derecho a ser un don buscado, un verdadero y precioso regalo que se desea explícitamente, y no un "accidente"?

De todos modos, no me atrevería a emitir una condena a nadie sobre este tema. Quizás habría que enfocarlo por otro lado: hay algo noble y bello en guardar la castidad para la persona definitiva. Si creemos que el amor ha de ser un sí definitivo, entonces tendría sentido esta renuncia previa como un regalo que sólo se quiere entregar a la persona con la que yo me case. En mi caso, aunque en el sentido más físico del término haya llegado virgen al matrimonio, sé que mi castidad estaba arruinada por la manera en que me había comportado, y por eso es ahora cuando estoy recomponiéndola. Esto creo que también es importante: la castidad va mucho más allá de lo que se haga en un momento particular con los cuerpos, es más un estado que unos actos, y me parece moralmente peor el que haya llegado virgen pero tras años de pornografía, con el pensamiento erotizado y trastornado, que el que haya hecho el amor previamente con una persona a la que amó o creyó amar. Esto sin duda. Y no es que quiera culparme en exceso. No me siento especialmente miserable, sino que intento ser objetivo según veo las cosas ahora.

Es más complicado quizás el tema de la homosexualidad. Pero al haber padecido yo también una desviación sexual, puedo entender el sufrimiento que puede generar, y, sobre todo, puedo compadecer a quien está en una situación parecida. Sé perfectamente que un homosexual que me leyera podría sentirse ofendido por mi compasión, ya que diría que no la necesita. Pero lo que le diría es que negar que es una desviación, asumir que se puede actuar en contra del cuerpo biológico, no resuelve las cosas, sino que las violenta más. Aún así, jamás seré yo quien tire la primera piedra, sino el que esté para apoyar a cualquiera sea cual sea su condición y decisión. No creo que Dios condene a nadie por ello, hasta el mismo Papa Francisco lo ha dicho en varias ocasiones. Pero sí creo que la felicidad y la realización plena están en juego. En fin, es lo que opino yo después de haber vivido lo que he vivido, y de haber leído libros que me han ayudado mucho. Uno de ellos, que también trata el tema de la homosexualidad, es La trampa rota, del padre Miguel Ángel Fuentes. Lo encontré aquí:

http://www.teologoresponde.org/terapia-de-adiccion-sexual/

f

#78 Y PARTE 10

Por último, también me preguntabas por mis experiencias místicas. Como tales no he tenido, aunque creo sin duda en su posibilidad.

Hay dos cosas que podrían asemejarse a una experiencia mística. Intentaré describirlas, aunque sé que es bien difícil.

La primera ocurrió en unos ejercicios espirituales, que duraron tres días. No sé bien qué pasó... Desde luego ayudó el vivir esos días en una rutina de oración y meditación, con los ojos puestos en lo Alto, con los pensamientos fijos en Dios, recorriendo toda la historia de mi vida y lo que me había llevado hasta ahí. Sintiéndome pecador y al mismo tiempo agradecido por todo lo que Dios había hecho por mí. Una de las meditaciones me pareció especialmente hermosa, aunque soy incapaz de recordar ahora el contenido. Pero sí recuerdo que me quedé arrodillado en el oratorio aprovechando la media hora de descanso que teníamos hasta la siguiente, mientras que la gente se marchó. Me quedé solo, arrodillado, con los ojos cerrados. ¿Diría que sentí la presencia del Señor? No lo sé, pero algo sentí, como una brisa suave (así lo describe el profeta Elías, después leí ese texto y me sentí identificado), como un abrazo incorpóreo... Es algo imposible de describir, pero tan, tan hermoso. Sentí una felicidad enorme. Es todo lo que puedo decir...

La segunda es algo más terrenal. Me ocurre al mirar a mi mujer. Cuando la miro siento a veces dolor por no encontrar palabras o formas de expresar lo que siento, y en cierto modo asomarme a ese abismo del lenguaje, querer ir más allá de la expresión a través de la expresión misma, es un hermoso imposible. Me ha pasado esto algunas veces, sin necesidad de besarnos siquiera, sino estando tranquilo mirando su rostro. El rostro es tan importante. El amor se alimenta mucho de las miradas. A veces puedo estar "poco amoroso", y basta con contemplar durante un tiempo su rostro para que eso cambie. No son sensaciones que se tengan de continuo, porque sería imposible vivir en esos abismos, pero cuando Dios nos regala uno de esos momentos, se siente que todo está bien como está, que el mundo está bien hecho, como decía el poeta Jorge Guillén. Esa plenitud pobre y humilde, sin aspavientos ni éxtasis. La plenitud del rostro amado.

Y esa sensación de plenitud o de amor intenso e inefable está muy, muy unida a la compasión, es decir, al sentimiento más vivo posible de que lo que tengo delante es una persona que me ama, y como persona está sujeta al dolor, la cruz y la corrupción. El amor es muchas más cosas, pero en ese momento es, sobre todo, ser copartícipe de ese sufrimiento del que todo ser humano participa, centrado en ella, y sentirlo más vivamente que el mío propio. El sufrimiento y la alegría van de la mano alimentándose la una a la otra y entre ambas elevan al amor a sus más altas cimas.

FIN

En fin, siento la extensión, pero considero que todo es importante para comprender la experiencia. Si sirve de algo me alegro, y si no, basta con saltarse la lectura en el momento en que uno se aburra.

Gracias por la recomendación del libro de Renard. Si puedo lo leeré. De todas formas, diría que Dios es amor también para el catolicismo (lee la encíclica Deus Caritas Est de Benedicto XVI si te apetece, es muy hermosa) y que el infierno es simplemente fruto de dotar de libertad al ser humano. A la postre es una decisión personal: se condena quien rechaza voluntariamente a Dios.

U5u4r10

#79 Wow!

Creo que es la explicación de una experiencia más detallada que vamos a leer nunca en Menéame. Créeme si te digo que ha hecho que me replantee ciertos aspectos de mi vida. La calidad de la prosa es innegable. Al leerte me hacias sentir cada uno de tus sentimientos y pensar cada uno de tus pensamientos. Creo que es muy valiente abrirse al resto de manera pública, aunque anónima.
En fin, muchas gracias por compartirla y ser tan incisivo en los detalles. La tuya es una experiencia que, cuando apague el ordenador, me seguirá dando que pensar.

C

#79 Muchas gracias por ser tan valiente de exponerte y tomarte la molestia de además hacerlo tan bien para que todos lo podamos leer.
He leído tu historia con detenimiento y no puedo más que conmoverme con todo lo que cuentas. Ten por seguro que volveré a ella más adelanta para meditarla más tranquilamente.

Con el tema del método Ongino sino tengo mal entendido la Iglesia permite su uso pero pone como condición que no se use con mentalidad anticonceptiva (si algo confuso). Tal y como yo lo entiendo la Iglesia no lo condena pero como en muchas otras cosas advierte de que depende de la intención de corazón con la que se haga. O eso es lo que sintetizo yo al menos.

De la Humanae Vitae:
"En realidad, entre ambos casos existe una diferencia esencial: en el primero los cónyuges se sirven legítimamente de una disposición natural; en el segundo impiden el desarrollo de los procesos naturales. Es verdad que tanto en uno como en otro caso, los cónyuges están de acuerdo en la voluntad positiva de evitar la prole por razones plausibles, buscando la seguridad de que no se seguirá; pero es igualmente verdad que solamente en el primer caso renuncian conscientemente al uso del matrimonio en los periodos fecundos cuando por justos motivos la procreación no es deseable, y hacen uso después en los periodos agenésicos para manifestarse el afecto y para salvaguardar la mutua fidelidad. Obrando así ellos dan prueba de amor verdadero e integralmente honesto. "

PD: Gracias de nuevo.
PD2: Te he añadido como amigo para intentar enviarte un privado.

f

#44 Se han desordenado las respuestas, lo siento. Al menos puedes ir leyendo las partes en orden si estás interesando. Siento las molestias sinceramente.

f

#30 Interesantes preguntas.

Respecto a la conversión, creo que ya he dicho lo más importante en otras respuestas. Me afectó profundamente, cambiando no sólo mi visión del mundo sino mi concepción del bien y del mal. Es sin duda el acontecimiento más decisivo de mi vida, jeje, más no puedo decir.

Respecto a lo primero, creo que hay muchos motivos. Pienso que nuestro modo de vida nos va alejando de todo contacto con el misterio, que es la puerta de inicio a la fe. Al vivir casi todos en un mundo creado por hombres (la tecnología nos inunda, y la naturaleza es cada vez más invisible), hemos perdido el sentido de la maravilla ante algo que nos precede y nos supera (la Creación), y pronto, incluso, habremos perdido la capacidad poética de entender las metáforas que han conmovido al hombre desde que puso sus pies sobre la tierra, metáforas de las que se ha valido Dios mismo para comunicarse con nosotros (Dios como alfarero -¿alfaqué, qué es eso?-, una descendencia tan grande como las estrellas del cielo -si sólo se ven tres estrellas, con suerte...-, una higuera que no da fruto -si las bandejas del súper tiene higos siempre-, orar para pedir a nuestro padre alimento -las cosechas están garantizadas por los avances-, etc.). El pecado original del hombre resuena en nuestros tiempos con más fuerza que nunca, porque al vivir en una realidad ultratecnificada, en la que todo es creación humana, en la que parece que ya no necesitamos a Dios para nada, cuesta mucho más ver las manos de Dios, parece que sólo el hombre tiene manos. Incluso hasta algunos piensan que la ciencia nos salvará de la muerte, lo cual es una reducción pobre de la escatología.

La reverencia que un profeta podía sentir en el desierto viendo la inmensidad del cielo, el temor que podría sentir un agricultor un año de malas cosechas, el miedo ante los ejércitos del enemigo, ¿dónde los sentiremos hoy, desde nuestra molicie cómoda y mullida? Yo creo que la fe crece cuando nos sentimos pequeños y contingentes, y lamentablemente el ser humano ya no se siente así. Soy muy pesimista en este aspecto.

Esto no quiere decir que la tecnología sea mala, o que los esfuerzos del hombre por mejorar sus condiciones de vida y hacer su estancia en la tierra más cómoda no sean loables. Pero sin duda hacen más difíciles el acceso a la divinidad. Veo el futuro muy parecido a la película de Wall-E, y, en esa utopía o distopía, como se quiera ver, hay poco espacio para la fe.

Estos son algunos de los motivos que veo.

Por otro lado, el ser humano necesita creer en un sentido, y quizás por eso, pese a lo anterior, proliferan otras creencias más de tipo new age.

Alguien que puede decirlo mucho mejor que yo es Ratzinger. Hace más de 40 años dijo lo siguiente (perdón por la extensión del texto, pero es interesantísimo a mi juicio):

El futuro de la Iglesia puede venir y vendrá también hoy sólo de la fuerza de quienes tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe.

El futuro no vendrá de quienes sólo dan recetas.

No vendrá de quienes sólo se adaptan al instante actual.

No vendrá de quienes sólo critican a los demás y se toman a sí mismos como medida infalible.

Tampoco vendrá de quienes eligen sólo el camino más cómodo, de quienes evitan la pasión de la fe y declaran falso y superado, tiranía y legalismo, todo lo que es exigente para el ser humano, lo que le causa dolor y le obliga a renunciar a sí mismo.

Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos. Y, por tanto, por seres humanos que perciben más que las frases que son precisamente modernas. Por quienes pueden ver más que los otros, porque su vida abarca espacios más amplios. La gratuidad que libera a las personas se alcanza sólo en la paciencia de las pequeñas renuncias cotidianas a uno mismo. [...]

¿Qué significa esto para nuestra pregunta? Significa que las grandes palabras de quienes nos profetizan una Iglesia sin Dios y sin fe son palabras vanas.

No necesitamos una Iglesia que celebre el culto de la acción en «oraciones» políticas. Es completamente superflua y por eso desaparecerá por sí misma.

Permanecerá la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se ha hecho ser humano y que nos promete la vida más allá de la muerte.

De la misma manera, el sacerdote que sólo sea un funcionario social puede ser reemplazado por psicoterapeutas y otros especialistas. Pero seguirá siendo aún necesario el sacerdote que no es especialista, que no se queda al margen cuando aconseja en el ejercicio de su ministerio, sino que en nombre de Dios se pone a disposición de los demás y se entrega a ellos en sus tristezas, sus alegrías, su esperanza y su angustia.

Demos un paso más. También en esta ocasión, de la crisis de hoy surgirá mañana una Iglesia que habrá perdido mucho.

Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad.

Se presentará, de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede acceder a través de una decisión.

Como pequeña comunidad, reclamará con mucha más fuerza la iniciativa de cada uno de sus miembros.

Ciertamente conocerá también nuevas formas ministeriales y ordenará sacerdotes a cristianos probados que sigan ejerciendo su profesión: en muchas comunidades más pequeñas y en grupos sociales homogéneos la pastoral se ejercerá normalmente de este modo.

Junto a estas formas seguirá siendo indispensable el sacerdote dedicado por entero al ejercicio del ministerio como hasta ahora.

Pero en estos cambios que se pueden suponer, la Iglesia encontrará de nuevo y con toda la determinación lo que es esencial para ella, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la ayuda del Espíritu que durará hasta el fin. La Iglesia reconocerá de nuevo en la fe y en la oración su verdadero centro y experimentará nuevamente los sacramentos como celebración y no como un problema de estructura litúrgica.

Será una Iglesia interiorizada, que no suspira por su mandato político y no flirtea con la izquierda ni con la derecha.

Le resultará muy difícil. En efecto, el proceso de la cristalización y la clarificación le costará también muchas fuerzas preciosas. La hará pobre, la convertirá en una Iglesia de los pequeños.

El proceso resultará aún más difícil porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como la voluntariedad envalentonada.

Se puede prever que todo esto requerirá tiempo. El proceso será largo y laborioso, al igual que también fue muy largo el camino que llevó de los falsos progresismos, en vísperas de la revolución francesa –cuando también entre los obispos estaba de moda ridiculizar los dogmas y tal vez incluso dar a entender que ni siquiera la existencia de Dios era en modo alguno segura– hasta la renovación del siglo XIX.

Pero tras la prueba de estas divisiones surgirá, de una Iglesia interiorizada y simplificada, una gran fuerza.

Porque los seres humanos serán indeciblemente solitarios en un mundo plenamente planificado. Experimentarán, cuando Dios haya desaparecido totalmente para ellos, su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo. Como una esperanza importante para ellos, como una respuesta que siempre han buscado a tientas.

A mí me parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas. Pero yo estoy también totalmente seguro de lo que permanecerá al final: no la Iglesia del culto político, que fracasó ya en Gobel, sino la Iglesia de la fe.

Ciertamente ya no será nunca más la fuerza dominante en la sociedad en la medida en que lo era hasta hace poco tiempo. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte.

f

#30 Añado que otra razón, tan de peso o más que las anteriores, puede tener que ver con algunos cambios provocados por el paso del realismo al idealismo, que históricamente han ido desgranándose desde el Renacimiento, al Romanticismo, pasando por la Ilustración. Sin entrar en valoraciones, creo que el idealismo ha llevado a una entronización del yo, que pasa a dudar de la realidad objetiva, y a considerar que sólo lo experimentado y vivenciado por él mismo tiene valor de verdad. Esto puede conducir al subjetivismo y al relativismo. Se necesita humildad para reconocer los límites de una realidad que me preexiste, para abrirse a la verdad objetiva (que, aunque exista, no quiere decir que pueda ser abarcada en su totalidad, pues sólo vemos una perspectiva de la misma), para liberarse del énfasis en el sentimentalismo.

Por eso pienso que para el hombre contemporáneo es mucho más difícil acogerse a una religión organizada (que afirma osadamente estar en la verdad) que a una religiosidad de tipo New Age, que casa muy bien con el relativismo (todos los caminos son buenos y verdaderos) y con el sentimentalismo (sólo es verdad lo que tú sientes y experimentes, por eso la importancia de la meditación, del wellness, etc.).

f

#65 ¡Me parece una oración sencilla y preciosa! Jesús era judío, así que debería valer para el judaísmo si él mismo rezaba así...

Respecto a los musulmanes no lo sé, quisiera creer que sí, en ella sólo se pide que se haga la voluntad de Dios, no veo nada que pueda ser contrario a esa fe.

Realmente me parece una plegaria hermosa que podríamos compartir las grandes religiones, sí, y que podría ayudar al entendimiento entre ellas. ¿Cómo se te ha ocurrido la idea? ¡Muchas gracias!

Fantasma_Opera

#91 Gracias por el halago y tu interés.

Respondo a tu pregunta con mucho gusto, pero soy de los que piensan que la religión, la fe, la creencia en Dios, es algo íntimo de cada uno, más incluso que... yo que sé, por ej. la historia personal (infancia, adolescencia, juventud, pasado inmediato, etc.) que condiciona gran parte del carácter y forma de ser de cada uno, y como tal, la discreción y la humildad deben prevalecer por encima de todo. Esto se puede interpretar como cobardía ante el panorama actual, que acosa y humilla públicamente a los que creemos, y aunque algo de eso hay, sobre todo aquí en menéame (soy humano e imperfecto), yo me refrendo más en desvincular ese sentimiento de toda interpretación pública ajena para mantenerla genuina y aislada de posibles manipulaciones, tanto positivas (tu halago) como negativas (formar parte de una comunidad cuya jerarquía está más corrupta que los fariseos del templo, que ya es decir). Por eso rehuyo las congregaciones religiosas (no voy a misa ni a cualquier acto público en nombre de Cristo), por eso casi nunca hablo de mis convicciones religiosas, por eso aún creo en la esperanza y el altruismo, y sobre todo, por eso estoy en contra de imponer a nadie mis creencias o las reglas sociales que derivan de ellas.

Respecto a cómo se me ocurrió esa oración, no sabría decirte exactamente: de pequeño leía mucho la biblia (una versión para niños, obviamente), y conforme iba creciendo y mis ideas evolucionaban, pensé que esa frase condensaba perfectamente toda la inquietud religiosa que podía sentir en circunstancias adversas: dolor, sufrimiento, desánimo, cansancio... y la elegí como fuente de fuerza para serenarme, aguantar y seguir adelante.

Espero haber satisfecho tu curiosidad. Un saludo.

D

#40 Osea, que seremos felices cuando muramos pero dependerá de nuestro paso por la vida en la Tierra. Me suena a excusa dado que las etapas de sufrimiento se alternan con las de felicidad y para justiificar su explicación garantizaremos que con la muerte llegaremos a la plenitud. Vamos a desterrar que antes de nacer nada éramos y cuando fallezcamos nada seremos, una frase que aterroriza a los que creen que después de la muerte hay otra vida pero que sin embargo es la explicación más lógica y plausible.
No comparto nada de tus planteamientos porque nacen de la fe y no de la conciencia crítica pero quería darte las gracias por tu tiempo.
Un abrazo de un ateo.

f

#58 Es una explicación lógica, sin duda. Yo sí comprendo tus planteamientos porque son los que he sostenido. Pero ya estamos en un terreno al que sólo la fe puede llegar.

Un filósofo cristiano bastante interesante, Fabrice Hadjajd, dijo, al ser preguntado que cómo había que dialogar con los ateos, lo siguiente:

Pienso que, ante todo, es necesario evitar las etiquetas. Es difícil definirse “ateo”. Pero si alguno se definiera así, para ser coherente no debería divinizar nada en lugar de Dios, ningún otro ídolo: dinero, técnica, comunismo… Hoy en día está de moda decir “soy ateo”, “soy homosexual”, etc… Nadie dice; “soy un hombre”. Lo importante para el creyente es comprender que ante él tiene siempre a un hombre. Uno que está como yo expuesto al pecado y a la muerte y que tal vez es un poco menos consciente del Misterio. Pero, como yo, es alguien rodeado por un desconocido. Antes de ponernos a discutir con un “ateo”, hay que sentir y vivir esta fraternidad humana: ¿sois capaces de reír juntos?, ¿y de cantar juntos? Sólo a partir de ese momento podremos dialogar. Los cristianos dicen que no hay que dormir con una chica antes de haber hecho todo el recorrido del noviazgo, y sin embargo al mismo tiempo existen cristianos que dicen que habría que discutir con el ateo sin pasar por un periodo de “noviazgo”: es una contradicción total.

Me gustaría pensar que, aunque el formato en que hemos planteado la conversación ha sido la de la discusión (amable), si sigo por menéame y voy conociendo a más meneantes, llegaremos a poder reír y cantar juntos hablando de otros temas donde sea más fácil el acuerdo.

Un abrazo de un cristiano.

D

#88 Pero yo no tengo prejuicios. Me da igual que seas cristiano, musulmán que ateo o pastafari.
Verás, antes que ateo soy humano. Es curioso que al citar a Fabrice Hadjajd éste mencionara al comunismo: lo soy, me considero comunista pero no porque Karl Marx dijera aquello tan famoso de que la religión es el opio del pueblo, que lo es, como el fútbol o los programas televisivos basura sino porque tengo mis propios planteamientos. He sido evangelista muchos años atrás y la propia figura de Jesús me sigue siendo atractiva.
Quiero decirte que no tenemos que pasar por esos años de noviazgo para entablar una amistad.

f

#92 Ni yo tampoco, lo importante es la persona que se tiene delante. Lo del noviazgo es una pequeña broma de Fabrice obviamente, pero estoy de acuerdo. Gracias por tu mensaje.

D

#88 De verdad que lástima de toda esa gente y tú, el tiempo que habéis perdido y las pajas mentales que os hacéis sólo para tratar de sustentar una historia totalmente falsa y fantasiosa. Debe estar guay, como creerse que el señor de los anillos o la guerra de las galaxias es verdad y ponerse a darle vueltas a todo para intentar justificarlo. La pena es que vosotros penséis que es verdad y no os deis cuenta de que la explicación es bien sencilla: una historia inventada cuando la ciencia estaba en pañales y no se entendía nada de nuestra existencia ni de nuestro entorno, además de una herramienta que venía muy bien para controlar las masas y hacerse poderoso.

Es que está tan claro... es casi insultante pensar que todas esas historias de seres mágicos puedan ser ciertas.

cuadri

#100 La mente es maravillosa.

f

#100 ¿Qué puedo decirte? Quizás algún día te preguntes, después de todo, "¿y si esto fuera verdad?". Pero quizás ese día no llegue, no lo sé. En todo caso, espero que seas feliz con tus creencias sean las que sean.

D

¿No te das pena al saber que estás siendo contradictoryman?

f

#17 Es posible que caiga en contradicciones, no creo que nadie esté libre de ello. Hasta los más escépticos, como Hume, reconocían que tenían que dejarse el escepticismo en casa para poder dar un paso en la calle, confiando -irracionalmente para ellos- en la realidad exterior tal y como la captaban sus sentidos. Hasta los más reduccionistas, como quienes opinan que la voluntad y el libre albedrío son una ilusión producida por un cerebro que no sería diferente a un ordenador (salvo por una complejidad superior en muchos órdenes), actúan en su día a día confiando en una libertad que, si no existiera, eliminaría el sentido de todos sus actos.

Patxi12

Como científico sabrá que Dios no es necesario para explicar la existencia del Universo, de la materia, o de las partículas y fuerzas elementales. Y por el principio de economía si algo no es necesariio....
Otra cosa es que creas que hay otro universo donde residen las almas (o las ideas como diría Hegel).
Por otra parte puede que pienses como Descartes, que puesto que sólo podemos estar seguros de la existencia de nuestra mente (porque pensamos), eso demuestra la existencia del alma (o el espíritu, o como le quieras llamar), y que esta sobrevive a nuestro cuerpo. Yo personalmente pienso que la neurociencia actual explica con meridiana claridad que cuando nuestra actividad cerebral cesa, sencillamente morimos.

f

#51 No es necesario, pero tampoco la materia puede explicarse a sí misma. Yo diría que es un empate. Vale que la navaja de Ockham diría que en ese caso la hipótesis más sencilla es la buena... ¿Pero siempre se cumple dicha ley? ¿Y en qué sentido una es más sencilla que otra? Porque si hablamos sólo de la creación de la materia, vale, aunque nos quedaríamos siempre con la duda infranqueable de "¿por qué algo en vez de nada?". Pero es que hay muchas más cosas que la hipótesis de Dios puede explicar. Como:

- El sentido moral del ser humano.

- La libertad humana

- Los fenómenos sobrenaturales y los milagros.

- La propia ciencia, las matemáticas. El hecho de tengamos inscrito, al igual que la huella moral de Dios, la huella de su Razón.

- Daría sentido a un mundo en el que la justicia es imposible (la verdadera justicia sólo puede ser escatológica).

- Ayudaría a conllevar el mal en el mundo, que pese a que parece la negación de Dios, es en realidad la afirmación de que el Dios posible es un Dios que ha venido a sufrir en el mundo, como hizo Jesús. De hecho, ante la crítica de que el cristianismo es una invención humana, cabe oponer la afirmación de que no estaba al alcance del hombre imaginar un Dios que se hiciera tan pequeño, tan sufriente. Precisamente el hombre, como ser herido por el pecado del orgullo, suele imaginar a Dios de forma majestuosa, soberbia, gloriosa, y hasta violenta, caprichosamente a su favor. Encontramos esos calificativos a veces en el Antiguo Testamento, y si es cierto que seguramente traslucen aspectos de Dios, no es menos cierto que en Jesús todos esos adjetivos se invierten de forma escandalosa.

Ninguna de las cosas anteriores satisfará del todo las dudas, está claro. Pero al menos, para mí, tienen cierto valor.

No pienso en estos aspectos ni como Hegel ni como Descartes. Intento no caer en dualismos de ese tipo. Aunque por otra parte no estoy tan seguro de que la neurociencia haya demostrado eso, hay que tener cautelas ante afirmaciones así. Incluso hay temas que habría que estudiar con más calma, como el de las experiencias cercanas a la muerte. No sé si todo eso es un bluf o hay algo de verdad en ello… Si puedes justificar la afirmación sobre la neurociencia te lo agradecería.

Patxi12

#86 La moral, la razón, la ciencia... todo son expresiones culturales propias de un ser que ha avanzado lo suficienta en la escala evolutiva como para llegar hasta ellas; Dios sigue sin ser necesario.
Respecto a los "fenómenos sobrenaturales y milagros" ¿de verdad eres científico? (lo digo sin intención de ofender).
A partir de aquí me rindo, no puedo continuar la discusión si crees en los milagros...

Patxi12

#50 Evidentemente es mi opinión, por supuesto, pero reconoce al menos que es una opinión bien fundamentada.
Y no es desolador vivir así: sabes que tienes una vida e intentas aprovecharla al máximo, aunque reconozco que para un ateo morir tiene que ser más duro que para un creyente...

f

#52 Por supuesto que lo reconozco, yo he sostenido esa misma opinión durante muchos años. Y sí, es cierto, se termina aprendiendo a vivir así...

Duke00

Ya que lo dejas caer en la entradilla, ¿que es lo que te llevó a convertirte del ateismo/agnosticismo a ser un religioso devoto?

f

#24 Como he dicho algo más arriba, hay cosas que te van preparando. En mi caso, fueron sobre todo algunas amistades y lecturas. Los libros que más huella me dejaron fueron las cartas del diablo a su sobrino, de CS Lewis, las encíclicas de Benedicto XVI (sobre todo, Deus Caritas Est y Spe Salvi) y algunos que otros fragmentos de autores cristianos, como Chesterton.

Pero esto no es suficiente. Al final, fue una experiencia muy dura, de pecado personal, que viví la que me hizo sentir la necesidad inmensa de ser perdonado. Eso me llevó a hacer el camino de Santiago, que no terminó de darme las respuestas que buscaba, pero que me puso, valga la redundancia, en camino. Y poco a poco fui dándome cuenta de que era Dios quien podía perdonarme y era la Iglesia la que en su nombre podía hacerlo. Y que, además, la verdad sobre el ser humano, sobre el amor, sobre la virtud y el pecado, estaba en la Iglesia. Fue como una iluminación súbita, como un volver a casa (pues la casa es la infancia, y en la infancia yo tenía fe de niño), todo cobró sentido. Entendí o creí entender quién era.

Sin entrar mucho en detalles, la experiencia tuvo que ver con enamorarme de una chica mientras que al mismo tiempo tenía novia. Esto es como no decir nada, pero bueno, para que no quede la curiosidad de sobre qué podía ser. Si alguien quiere más detalles, por si puede servir para algo, puedo contarlos.

f

#26 He hablado de esto en varios mensajes, sobre todo en #42.

Evidencia desde luego no. Se trata sobre todo de una creencia. Pero creo que algo puedo decir al respecto de las evidencias.

Recuerdo una charla filosófica a la que asistí, sobre la fenomenología. Lo que intentan con su método es enfrentarse a los hechos-en-sí, tratando de eliminar todo apriorismo, y considerando a todos los hechos, sin prejuicios. En particular, estudiaron el hecho religioso con este método, y, según el conferenciante, ello propició que, en la lectura de santos y místicos, la mayoría se convirtieran. Esto desde luego fue así: Husserl, Scheller, Edith Stein, etc., partiendo de posturas ateas o agnósticas, terminaron convirtiéndose al cabo de los años, fuera por la razón que fuera.

Esta idea me gustó: mirar sin prejuicios la realidad toda. Y que los milagros forman parte de la realidad no cabe duda (es decir, por lo pronto se habla de ellos, igual que se habla de unicornios). Así que, por mucha repulsa intelectual que cause, es necesario también considerarlos, estudiarlos, hablar de ellos, y esto fue lo que hice.

Me centré en unos pocos: la Sábana Santa, las apariciones de Fátima, la curación que propició la conversión del premio Nobel de medicina Alexis Carrel en Lourdes, los exorcismos, etc. En ellos, si uno (al menos, yo) se sitúa con un escepticismo amplio (poniendo la interpretación o visión del mundo en tela de juicio, como he dicho más arriba), la explicación más plausible es la literal, la del milagro.

En la Sábana Santa hay hechos que de otro modo parecen difícilmente explicables: que una falsificación medieval alcanzara tal grado de perfección, con esa técnica de la quemadura superficial de la tela; que la imagen sea, si se tiene en cuenta el grado de quemadura, tridimensional; que haya fragmentos de polen de Palestina; que el Cristo se muestre crucificado de un modo diferente al que se creía en la Edad Media, etc.

En Fátima, el hecho también resulta difícilmente explicable como una locura compartida o una chiquillada, en el primer caso por la coincidencia en lo que veían, y en el segundo por lo caro que les costó y lo que les hizo sufrir (recibieron una presión y un trato bastante inhumano, y muchas presiones para que se retractaran, cosa que jamás hicieron). Y además, está el tema del milagro del sol, que miles de personas vieron, algunos no creyentes (hay un periódico bastante laicista de la época que incluso lo describe de forma literal). De hecho, si buscas sobre Fátima en internet, es fácil encontrar otra hipótesis que explica todos los hechos con coherencia: la intervención extraterrestre. Y no me extraña, porque lo verdaderamente complicado desde el punto de vista lógico es negar los hechos, decir que no pasó nada, cuando miles de personas vieron algo. Hay muchos testimonios. Así que entiendo mejor a los que, negando la fe, creen que fue algo extraterrestre, que a los que niegan ambas cosas.

Del tema de la curación y de los exorcismos, ídem. No he visto nunca nada de esto con mis propios ojos, pero me parece muy prepotente rechazar todos los testimonios de quienes afirman haber visto tales fenómenos. En el caso de los exorcismos, por muy peliculero que resulte y mucho rechazo intelectual que me cause, he oído a muchos curas decir que han visto posesiones en las que se producen hechos paranormales, como hablar en lenguas extrañas. Me cuesta creerlo, pero al mismo tiempo me cuesta quitarle el crédito a ese pobre cura que se arriesga al escarnio público por decir tal cosa.

Y si todo esto es verdad, entonces nuestro concepto de realidad es más limitado de lo que pensamos, y el escepticismo en sentido amplio aconsejaría rechazar esa visión limitada del mundo y dar paso a otra concepción.

Ahora bien, esta conclusión no elimina todos los problemas (como podéis ver por las preguntas que no he sabido o podido responder). Es decir, se llega a una concepción diferente del mundo, más rica quizás, pero más problemática también, porque creer en la posibilidad de los milagros (lo que no quiere decir creer en todos los milagros que se cuentan, ni mucho menos) parece que atribuye un comportamiento casi arbitrario a Dios: ¿por qué unos se curan y otros no? ¿Por qué hay tanto mal en el mundo? ¿Por qué Dios parece haber fijado leyes para la naturaleza y, en ocasiones, decide saltárselas? Etc. Reconozco que son cuestiones muy complicadas, que me hacen también ser un poco más humilde, porque no me parece justificable la pretensión de que la inteligencia humana pueda llegar a entender todo.

Al mismo tiempo, diría que la concepción opuesta, la materialista, también tiene problemas que la fe puede resolver, como el dar cuenta de la libertad humana.

f

#114 Es cierto, y eso ha llevado a muchos a pensar que la ciencia se irá comiendo progresivamente a la religión hasta dejarla en nada. Pero yo pienso que lo que se comerá es la parte que está en la intersección de ambas materias, y que en rigor pertenecía a la ciencia.

Es una pregunta compleja. Yo diría que, por un lado, las cuestiones últimas metafísicas (¿por qué hay algo en vez de nada? ¿por qué existo y cuál es el sentido de mi vida?) jamás podrán ser respondidas por la ciencia, porque caen fuera de su ámbito. Por otro lado, hay realidades que experimentamos cotidianamente que, con las categorías actuales que maneja la ciencia -no entro en si esto cambiará en un futuro- quedan también fuera, como el hecho del libre albedrío. La libertad es una categoría intermedia entre el azar y la necesidad, y la ciencia se mueve sólo entre estas dos categorías. Recomiendo al respecto la lectura de este post:

http://pseudopodo.wordpress.com/2014/03/10/libre-albedrio-apostillas-a-un-debate/

Tengo claro que, desde el punto de vista externo, del hombre como observable, como objeto, en algún momento una máquina programada llegará a simularlo de tal forma que resulte indistinguible del hombre "de verdad". Pasar el test de Turing, vamos.

¿Pero querrá eso decir que esa máquina a todos los efectos como un ser humano? Pienso que no. Una cosa es el comportamiento observable de algo y otra muy distinta lo que ocurre dentro. Una máquina no tiene "interior". Es un conjunto de circuitos -o el soporte que sea en el futuro- programados según ciertas leyes internas. Un ser humano tiene interior. Definirlo es complejo, pero todos lo sentimos en cada momento: somos conscientes de nuestros pensamientos, tenemos deseos, intuiciones, sentimientos, libertad, etc. Un robot podrá pensar (en el sentido de hilvanar razonamientos lógicos sustentados por su experiencia previa y por la información suministrada por sus sensores), pero ¿será consciente de su propio pensamiento? Un robot podrá actuar como si algo le doliese (el dolor, además, es un buen mecanismo de autodefensa), pero ¿significará eso que de verdad algo le duele? ¿Que sus circuitos han generado un "ente" que siente, sufre y padece cuando dice "ay"? Un robot podrá simular que posee libertad (por ejemplo, introduciendo parámetros aleatorios en sus decisiones), pero ¿significaría esto que de verdad posee libertad?

Creer que la respuesta a las preguntas anteriores es afirmativa me parece un salto metafísico considerable. Ahora bien, soy consciente de que responder con un "no" implica aceptar que no somos máquinas, que hay algo en lo que nos define que queda fuera también de las categorías materialistas de la ciencia, al menos tal y como las conocemos hoy día. Ante los que niegan el libre albedrío como una ilusión, yo prefiero partir de mi experiencia personal, y según ella, mi libertad y mis sentimientos tienen una existencia clara. Que nuestros modelos científicos actuales no permitan dar cuenta de estos, y que la imagen que tengamos por ahora de la actividad neuronal sea determinista, no quiere decir que la libertad sea una ilusión generada por el cerebro, sino que bien puede ser que nuestros modelos sean imperfectos. Sería bueno tener un poco de humildad y aceptar que todavía no sabemos todo, pero no caer en el error de negar nuestras experiencias más básicas y directas (como la libertad o los sentimientos) por el hecho de que no dispongamos de explicación científica para ellas.

El tema del "sentir", por cierto, está bien conceptualizado en la noción de qualia, no sé si lo conoces:

http://es.wikipedia.org/wiki/Qualia

http://es.wikipedia.org/wiki/Cuarto_de_Mary

¿Aprende algo Mary al salir del cuarto? Yo diría que evidentemente sí, y por tanto la respuesta de Dennett me parece absurda, contraria al sentido común.

Recuerdo perfectamente una clase de la universidad en la que se lanzó el debate de si en un hipotético futuro en que los robots sea indistinguibles de los humanos habría que otorgar a estos "derechos humanos". Me dejó perplejo ver que mucha gente apoyaba la postura del sí. ¿Cómo es posible? Eso querría decir que ellos se ven a sí mismos como máquinas, claro. Por eso me preocupa mucho este tema, porque se refleja la visión que tenemos de nosotros mismos, y la reducción tan grande que algunos defienden.

Resumiendo, creo que las máquinas llegarán a ser indistinguibles externamente del hombre (aunque dudo que lleguen a tener la capacidad de innovación de realidad existente en el hombre; es decir, me cuesta imaginar a una máquina-Beethoven o una máquina-Picasso), pero en todo caso, llegue a donde llegue su capacidad, jamás serán hombres en el sentido fuerte de la interioridad que decía antes.

Quizás en todo lo escrito revolotea la denostada noción de "alma". No sé. Pero creo que "algo" hay que nos hace humanos que es diferente de un puro mecanismo físico, "algo" hay que hace que exista un "yo" que siente y sufre y se alegra de forma solidaria con mi cuerpo (esa frase está teñida de un dualismo innecesario, pero no sé expresarlo de otra manera); "algo" hay que hace que ese "yo" tenga una voluntad libre, etc. No sé qué puede ser ese algo, pero desde luego la materia, según la comprendemos actualmente, no veo cómo.

Y por último, algo de lo que no he tratado aún (porque sí que exige una creencia), es el tema de los milagros y de lo sobrenatural en general. Después de haber mirado algunos en concreto, yo no tengo dudas de que son posibles. Pese a que muchos sean leyendas piadosas o simples fraudes, afirmar que absolutamente todos lo son me parece excesivo, y creo que hay algunos fenómenos que, salvo que se nieguen de partida, por principios, no pueden explicarse satisfactoriamente de otra manera. Algo de esto he comentado en #45.

f

#122 En algunas respuestas he tratado temas parecidos:

#120 -> Aquí menciono que no veo cómo la ciencia -al menos con las categorías actuales- puede explicar la libertad humana o la "interioridad" del hombre, lo que en filosofía de la mente se denomina qualia. De hecho, el solipsismo es irrefutable (o no falsable) desde el punto de vista filosófico o científico. Jamás un test de Turing llevado a cabo con éxito probaría que una máquina sea consciente de sí (no hay posibilidad de evaluar eso, de la misma manera que no hay forma de decidir si las personas que tengo delante sienten y padecen como yo lo hago, y son conscientes de sí, o son zombies filosóficos; aceptar que la persona que tengo delante es un "tú" que para sí mismo es un "yo", es un ser consciente, con interioridad, es un acto de fe).

#45 -> Aquí hablo algo sobre los milagros, pero dado que me has preguntado fundamentalmente por eso profundizaré un poco más.

Empezaré diciendo algo sobre mi propia evolución: en los años previos a mi conversión, en que personalmente me encuadraba en un agnosticismo moderado, mirando con cierta envidia a los que sí creían, la principal barrera que encontraba para dar el "salto" eran precisamente los milagros. Me parecía que se podía creer en un Dios creador del mundo, sostener incluso que cabía la posibilidad de otra vida tras la muerte, pero creer que las leyes físicas podían ser violadas no sólo me parecía irracional, sino casi una blasfemia, una contradicción en el seno de Dios mismo: ¿cómo iba Dios a dotar de leyes a su creación para luego, arbitraria y puntualmente, suspender su aplicación? Esto era absurdo, incomprensible para mí.

Y sin embargo ahora estoy al otro lado y concedo credibilidad a esto. ¿Qué ha cambiado? En lo fundamental, que me he convertido y que, como he explicado en otros mensajes, mi cosmovisión es ahora diferente. Me muevo en un paradigma que concede posibilidad al milagro. Creo que es difícil trasladar las categorías de mi paradigma al tuyo, porque en cierto modo se acepta todo de golpe tras culminar el proceso de conversión, y aisladamente no es viable… Es decir, incluso en el caso de que un materialista presenciara un milagro ante sus ojos, lo rechazaría, buscaría por todos los medios una explicación acorde con su cosmovisión, y, en caso de no encontrarla, simplemente descartaría el fenómeno. Y sólo en el caso de que tras esa experiencia se produjera su conversión, entonces aceptaría el milagro. Ha habido algún caso así, como el del premio Nobel de medicina Alexis Carrel, del cual si quieres puedes buscar información en internet.

Sí puedo hablarte, al menos, de cómo intento convivir con este fenómeno, o asimilarlo, y de por qué le concedo credibilidad.

1. Las leyes de la naturaleza expresan las regularidades, los patrones. Que éstas se cumplan quiere decir que Dios es coherente consigo mismo, y además permite que nosotros hagamos ciencia para conocer la naturaleza y, mediante la técnica, explotarla para nuestro beneficio. ¿Pero qué principio establece que las leyes deban cumplirse siempre? La ciencia desde luego no puede garantizarlo, sería un principio extracientífico.

2. Al margen de lo anterior, la idea del milagro no tendría por qué ser la de la suspensión de una ley física, sino la de la actuación de un agente no material. Como decía en #120, una vez que se interpreta la acción de una voluntad libre -el ser humano- como un fenómeno que no sería ni azar ni necesidad (pues ni la pura aleatoriedad ni la causalidad física dan cuenta de la libertad humana) queda abierta la veda a la acción de otras realidades que no vemos, como Dios. Es una manera de plantearlo quizás menos chocante.

3. Lo anterior puede comprenderse mejor si se atiende a la distinción de los diferentes tipos de causalidad que establece el profesor Soler Gil:

“Cuando se habla de determinismo, uno puede estar refiriéndose a un determinismo físico, que sería aquel que se nos presentaría si la malla causal de la física estuviera cerrada, de manera que todos los seres materiales evolucionaran siguiendo leyes físicas deterministas. O bien podemos estar refiriéndonos a algo que puede ser diferente de lo anterior (salvo para los fisicalistas): un determinismo ontológico, o natural, que sería la situación que tendríamos en la realidad si el «principio de razón suficiente» se cumple de manera irrestricta. Si partimos de la validez irrestricta del «principio de razón suficiente» (una validez bastante discutible, pero que no cuestionaré a lo largo de este texto, para no complicar más la argumentación), entonces nada ocurre sin una razón suficiente, de manera que podemos decir que esa razón suficiente es su determinación, y todo está determinado ontológica o naturalmente. Pero note el lector que un escenario así es perfectamente compatible con el indeterminismo físico, si ocurriera que algunas de las fuentes de determinación de la realidad no son físicas (por ejemplo: la voluntad libre). Por su parte, podríamos tener indeterminismo epistemológico incluso si estuviéramos en una situación de determinismo físico, puesto que el indeterminismo epistemológico sólo indica nuestra incapacidad de predecir los resultados de un proceso o acontecimiento. Y un acontecimiento puede ser impredecible aunque se encuentre físicamente determinado.

Por tanto, si nos encontramos con un fenómeno que no podemos predecir, hablamos en primer lugar de indeterminismo epistemológico. Detrás de este puede haber una situación de determinismo o de indeterminismo físico. Y detrás del indeterminismo físico podría haber una situación de determinismo ontológico (lo que en todo caso ocurrirá, si se cumple el «principio de razón suficiente») o de indeterminismo ontológico (lo que en algunos casos ocurrirá, si no se cumple el «principio de razón suficiente», que es un tema en el que insisto que no me voy a meter aquí, pero del que habría bastante que decir).”

De esta manera queda más claro lo dicho antes: el determinismo ontológico sería compatible con el indeterminismo físico precisamente en tanto en cuanto actúan voluntades libres que sólo están condicionadas, pero no determinadas, por la realidad física. En esta acción podríamos enmarcar quizás tanto la acción humana como la divina.

4. A pesar de que jamás he presenciado un milagro ni nada sobrenatural, he estado en al menos dos conferencias de exorcistas tratando sobre el fenómeno. En ambas, los sacerdotes coincidían en varias cosas: primero, que sólo aceptaban un caso cuando los psicólogos y psiquiatras habían rechazado cualquier enfermedad y posibilidad de curación médica del caso. Segundo, que en las posesiones reales se producían hechos inexplicables como hablar en lenguas extrañas, movimiento de objetos, fuerza sobrehumana, etc. Ante esas declaraciones, coincidentes además con otras experiencias que he leído de testigos o de otros exorcistas, sólo caben dos posturas: o bien son unos embaucadores charlatanes, o bien son testigos fieles de lo que han vivido. Que haya algún charlatán no digo que no, pero ¿que todos lo sean? Estamos hablando de personas que conceden una importancia grave al pecado y a la mentira. Además, ¿con qué fin lo harían? Pues el beneficio que sacan con ello es bien dudoso: se exponen al escarnio público por sostener declaraciones que parecen medievales cuanto menos, dentro de la propia Iglesia (donde de estas cosas no se quiere hablar) están denostados, y se trata de algo que les da mucho trabajo no remunerado, pues a ellos acuden una gran cantidad de tarados (según decían ambos, sólo en un porcentaje muy pequeño de los supuestos poseídos se trata de posesiones de verdad).

Reconozco que lo anterior me causa cierto rechazo intelectual, todavía, pero al mismo tiempo me ha ayudado a quitarme de encima ciertos los prejuicios racionalistas. Y es que no veo otra salida, no puedo creer que todos los que hablan de esto sean unos embaucadores…

5. Lo mismo que digo de los exorcistas valdría para los testigos de otro tipo de milagros. Que haya muchos que sean falsos no lo niego, pero ¿sabes que para declarar a alguien santo hay una comisión que estudia sus milagros en vida, y que se trata de un estudio bastante riguroso, donde se someten a juicio científico? Sé que suena a risa, pero es cierto. Me cuesta creer en las historias milagrosas, pero más me cuesta aceptar que sea todo una gran mentira.

---

En fin, sé que no te voy a convencer de nada de esto, y supongo que como has anticipado te rendirás porque no puedes continuar la discusión con alguien que cree en los milagros. No pretendo con este mensaje quedar por encima, te lo digo en serio. Comprendo tu rechazo. Me conformaría tan sólo con despertar una duda, aunque sea ínfima. Al fin y al cabo es democrático conceder cierta veracidad a algo que muchos testigos dicen haber presenciado; lo contrario sería actuar de forma dogmática. Y también con hacer ver que ningún cimiento del edificio científico se desmonta con esta creencia, sobre todo si lo vemos conforme a lo dicho en 2 y 3.

Duke00

#42 Pero por la impresión que me da, aún cuando te considerabas ateo/agnóstico ya estabas muy metido en el mundo religioso. Sea por el entorno personal o por otra razón, en tu historia tampoco da la impresión de que dejases de creer en la iglesia demasiado. Incluso el hecho de considerar tu experiencia como un pecado, cuando por lo que se intuye, son cosas que pueden pasar por mucho que pueda ser duro asumirlo.

Por todo esto no parece por tu relato que hubieses llegado a ser realmente ateo, si acaso agnóstico. De cualquier forma, ¿no crees que la Iglesia es tan solo una institución humana y como tal las "verdades" (de las que hablas en otro comentario) que propugna son salidas de humanos y no tienen nada de divino? ¿O crees que Dios les da ordenes directas a los dirigentes acerca de las reglas que debe seguir la Iglesia, siendo que estas formas de pensar fueron evolucionando durante la historia (Dios quizás se aburría y cambiaba de opinión)? ¿Por qué aparte de convertirte a católico convencido, crees que debes dar tanta importancia a la institución de la Iglesia como se intuye en tus mensajes?

Y en ese sentido, ¿que opinas de asuntos controvertidos como el aborto, el matrimonio homosexual o los anticonceptivos? ¿Tienes la misma opinión que la iglesia? Si es así, ¿antes de tu "conversión" opinabas distinto?

Quizás demasiadas preguntas, pero están bastante enlazadas entre ellas.

f

#47 Es verdad que nunca me alejé radicalmente, pero tuve mis años apartado de la fe. De pequeño fui educado en un colegio Salesiano, donde tuve una formación religiosa muy básica (daban muy poca matraca con el tema: para que hagáis una idea, sólo dos veces al año íbamos como clase a misa, el día del fundador, Don Bosco, y el día de la Virgen). Lo que con más cariño recuerdo eran los "buenos días": una breve charla cada mañana nada más llegar, de unos 10 minutos, en la que se nos contaba algún cuento o historia con moraleja. Conforme íbamos creciendo los cuentos se iban complicando adaptándose a nuestra edad... Pero en general eran casi siempre enseñanzas éticas, no religiosas, que alguna huella debieron dejar.

Con unos 14 años, tras la muerte de mi abuelo, a quien quería muchísimo, perdí la fe tal y como la tenía. Había rezado días y días mientras estaba en coma, y cuando murió, llegué a la conclusión de que Dios no escuchaba nuestras oraciones, que unas personas se curaban y otras no y que Dios no tenía nada que ver con eso. Todavía seguía creyendo en Dios como artífice de todo, pero ya era un Dios mucho más lejano, al que no tenía sentido rezarle. Un Dios "relojero del universo", indiferente a nuestro sufrimiento, incapaz de actuar. No tardé mucho en dejar también de lado esa idea (es innecesario un Dios así, el Universo podía existir por sí mismo). De este modo pasé del teísmo al agnosticismo. Quizás ateo-ateo nunca he sido, pero hubo varios años en que me consideraba agnóstico. En esos años reconozco que no miraba mal a la Iglesia, aunque tampoco bien. Había más cosas que no comprendía ni compartía, claro.

Recuerdo de esos años tener angustia ante el pensamiento de mi muerte. Noches de insomnio con miedo, pensando que dormir y no despertar, oscuridad y silencio sin memoria, serían lo más parecido a morir. Desaparecer del todo me aterraba. Al final, el pensamiento repetido termina insensibilizando, como cuando la piel hace un callo ante una agresión continuada, y, de esta manera, conseguí salir de ese estado de angustia sin tener todavía una solución; simplemente porque ya había pasado por esas ideas desoladoras demasiadas veces. Eso sí, todavía el miedo estaba latente y a veces se hacía muy vivo, como una vez escuchando el Requiem de Ligeti (que es una obra fascinante, el Requiem de un músico ateo para quien la muerte debía ser también aterradora; nada que ver con otros Requiems como el de Mozart, que es maravilloso pero de una manera muy distinta). Pero en todo caso, no fue el miedo a la muerte lo que movió mi conversión, sino más bien el perdón.

Más tarde, ya en la universidad, tener un amigo cercano, a quien admiraba intelectualmente, que era creyente, me hizo ver que la fe era compatible con una visión más adulta y madura de la realidad. Ése fue el primer paso. Antes, había creído en la idea de los estadios de Comte, que afirma que la humanidad -y cada persona- pasan sucesivamente por los estadios mítico o teológico, metafísico o abstracto y finalmente científico o positivo. Desde luego en mí se había cumplido la ley hasta esa fecha. Pero quizás no estuviera todo tan claro a fin de cuentas. Y entonces me entró la duda, "¿y si después de todo, esto fuera verdad?". Pero pasaron muchos años así, años en los que yo me autodefinía como un agnóstico que quería creer. Me identificaba mucho con las luchas internas de Unamuno, por ejemplo.

Cuando viví la historia (de la que hablaré en otros mensajes, ya que me han preguntado), y que terminó haciendo que todo saltara por los aires, incluida la conversión, no tenía la noción de que lo que había hecho era pecado. La palabra pecado tiene mucha carga teológica. Sentía que "algo" estaba mal, pero con una intensidad muy tenue. Y de hecho había cosas que no creía que estuvieran mal y que, luego, comprendí que también eran pecado. Así que digamos que la conciencia de que había pecado vino después, y gracias a la conversión. Es un todo que no puede ser desgranado en partes sin que pierdan su sentido. Ocurre como cuando decía en otro mensaje que convertirse opera al nivel de las ideas como un cambio de paradigma: hasta que no se hace el proceso completo, no se dispone de categorías mentales para poder entender los conceptos que están "al otro lado". Espero que se pueda entender más o menos lo que digo.

f

#47 Sigo en otro mensaje.

Voy ya más en concreto con las preguntas. En efecto, ateo no fui, sino agnóstico. Antes creía que la Iglesia era una institución humana, y ahora pienso que no. Hay una cosa sorprendente, y es que, pese a toda la podredumbre que ha habido en la Iglesia, pese a todos los papas que han tenido muy poco de santos, nunca en un Concilio o en una declaración solemne de un Papa se ha proclamado una herejía que sea contraria al mensaje de Jesús. No es que los dogmas no evolucionen, sino que la reflexión teológica, junto con la evolución histórica del ser humano, hace que poco a poco vayamos entendiendo mejor los puntos más oscuros de la fe, aunque habrá misterios que siempre permanecerán insondables, por mucho que tratemos de envolverlos en la razón humana. Y precisamente las herejías son mojones en el camino, que ayudan a la fe a mantenerse y a definirse mejor. Siempre he visto la doctrina católica como la síntesis de muchos contrarios: gracia y libertad; bien y mal; Dios y hombre; cuerpo y alma, etc. Cuando se pone excesivo énfasis en uno de los dos polos se cae en la herejía. Por ejemplo, los gnósticos, que afirman que toda la realidad material es mala, y que el alma es prisionera del cuerpo. Que la Iglesia haya caminado siempre por esa cuerda sin caer en los abismos me resulta sorprendente, sí.

Yo no creo que Dios dé órdenes directas a los dirigentes, no funciona así. Pero creo que el Espíritu Santo de alguna manera asiste a la Iglesia. ¿Cómo? No lo sé. Pero Jesús le dijo a Pedro "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán sobre ella".

Una cosa que suele causar rechazo es la parte del credo en que se dice "creo en la Iglesia, una, santa, católica y apostólica". Pero aquí la santidad no debe entenderse de un modo literal. Casi mejor, si tienes tiempo y ganas, te remito a un texto de Ratzinger bastante bueno:

http://es.catholic.net/op/articulos/21943/cat/133/creo-en-la-santidad-de-la-iglesia.html

En la valoración que le doy a la Iglesia han tenido importancia los santos cuyas vidas he leído, algunos sacerdotes buenos que he conocido (los hay también malos y pecadores, por supuesto), y, casi diría que muy especialmente, el Papa Benedicto XVI. Sus escritos me han iluminado durante todo el camino de mi conversión, y me siguen cautivando como pocos teólogos.

Los asuntos controvertidos merecen tratarse con detenimiento uno por uno, porque no son sencillos. Puedo decir que de los tres que citas, en el único en el que opinaba antes de la conversión lo mismo que ahora -aunque con menos convicción- era en el aborto, porque veía claro que se trataba de un ser humano, aunque fuera en potencia, y me parecía que había que defender esa vida incipiente. Respecto a los otros dos temas, poco a poco voy comprendiendo la postura de la Iglesia, pero es más complicado. Mi visión del sexo y del amor va evolucionando paulatinamente en esa línea, y además me doy cuenta del efecto tan positivo que ha tenido en mí como persona, en mi felicidad y en la plenitud de mis relaciones. Es curioso porque antes todo era una oscuridad muy grande, y ahora comprendo cosas que creía imposibles. El "yo" de hace unos años diría que estoy comulgando con ruedas de molino, pero el "yo" de ahora no lo ve así. Creo que me he extendido bastante más de la cuenta ya, pero si interesa que desarrolle mi opinión sobre estos temas polémicos puedo hacerlo.

Muchas gracias por tus interesantes preguntas.

D

#42 osea que mucho justificar con teología, autores y bibliografía; pero al final reconoces que te hiciste católico por una cuestión de salud psicológica. Lo has dicho todo pues y en este caso no tengo más que respetarte y admirarte ya que empleas la religión para el único uso realmente útil que se le puede dar, sentirse bien con uno mismo creyéndose una mentira piadosa.

f

#115 Supongo que ya no hace falta que te conteste a esta pregunta, ya has visto la respuesta por ahí. ¿Has leído también lo que escribí en #42? De todas formas lo esencial es lo que he dicho en el mensaje en diez partes que ya has comentado.

Ese libro de Unamuno, por cierto, me gustó mucho cuando lo leí (estaba entonces en mi época agnóstica).

f

#6 No te preocupes, por ahora no le doy mucha importancia a lo del karma, será que es un concepto budista...

Diferentes teólogos han ensayado diferentes explicaciones. Algunos por ejemplo dicen que el cuerpo biológico sería producto de la evolución, mientras que el alma sería creada directamente por Dios (lo que conlleva un fuerte dualismo), otros dicen que la evolución es el método del que se ha servido Dios para llegar al ser humano, que sería el fin de la misma (lo que conlleva un fuerte finalismo). Me temo que no hay una respuesta totalmente satisfactoria todavía, pero quizás es que, sencillamente, todavía nos queda mucho por saber, es mucho lo que desconocemos, y nuestra razón, quizás, tampoco será capaz de abarcarlo todo (hay en esto algo parecido a la paradoja de Russell de los conjuntos autoreferentes: ¿puede un sistema comprenderse a sí mismo? ¿puede una parte del universo llegar a saberlo todo sobre el origen del universo? Aunque gracias a la ciencia -y en mi caso, a la Revelación-, hay mucho que podemos saber, no sé si podremos saber todo...).

En definitiva, no te puedo decir... Tan sólo insistiría por ahora en las consecuencias que tiene creer una cosa u otra. Hay una diferencia muy grande entre sentirse un ser querido o un producto de un azar ciego.

patbure

#9 ¿Por qué sabes que existe Dios?

f

#13 A veces las preguntas más sencillas son las más relevantes. Ésta sin duda lo es. Lo primero que diría es que no "sé" que existe Dios. Más bien creo que existe. Ortega hacía una interesante distinción entre ideas y creencias. Las ideas se tienen; en las creencias se está. Desde mis creencias (que serían como los paradigmas de los que hablaba en otros mensajes) tengo ideas. Pues bien, en este sentido, Dios es una creencia que envuelve a todas las demás, y que sustenta la mayoría de mis ideas. No es una idea a la que se llegue mediante arduos razonamientos, sino un punto de partida, un fundamento de todo el sistema. Por eso creo que las explicaciones sobre por qué se cree en Dios en realidad son justificaciones a posteriori camufladas de otra cosa. Cierto que las lecturas, el ambiente familiar y social, las experiencias, etc., pueden preparar el camino, pero son sólo eso, una preparación para que, en cierto momento, ante cierta experiencia vital, de tipo existencial, se produzca la conversión. Como me han preguntado cosas parecidas (¿qué me llevó a la conversión? ¿por qué el catolicismo y no otra religión?) profundizaré más en otros mensajes.

pablicius

#9 Diferentes teólogos han ensayado diferentes explicaciones ¿No crees que si la explicación fuese evidente, no habría que "ensayar diferentes explicaciones"? Esos ensayos sugieren que ninguna explicación es satisfactoria...

LuisPas

Que tal llevas lo de la resurreccion de la carne? si resucita todo el mundo con la segunda venida de Jesucristo no hay sitio para todos... tambien imagino que crees que todos resucitan en su forma ideal, pero ... como resucita un manco de nacimiento? o alguien con deficiencias Psiquicas?
Ciaoo!

f

#22 Sinceramente has dado con una de las preguntas que más dificultades me presenta. Muchas veces he pensado sobre ello, y no lo sé. Tengo un primo que tiene un gran retraso, que padece autismo, epilepsia y otros problemas no diagnosticados. Cuando convives de cerca con una persona así, es inevitable que te hagas esa pregunta. Por un lado, intento no caer en el dualismo: no somos almas aprisionadas en un cuerpo. Somos un cuerpo con todas sus consecuencias. De ahí viene lo de la resurrección de los cuerpos: la vida humana se da en forma corpórea, y si no resucitáramos en cuerpo y alma, no tendríamos una vida que llevara lo que hicimos en ésta a plenitud; sería una vida muy otra, discontinua respecto a ésta. Pero por otro lado, como decía, esa pregunta es inevitable.

Aunque sea un misterio para mí, estoy seguro de que la justicia de Dios es muy superior a la de los hombres, y de que estas personas que sufren una desgracia así tendrán su recompensa. Y además, creo que caemos en el pecado de compararnos demasiado entre sí, y quizás cada persona tiene, en esta vida y en la otra, su medida propia de la felicidad y la plenitud. Mi primo es, muy a menudo, feliz. Seguro que en la otra vida lo será con mucha mayor plenitud y será mirado por Dios con más ternura de la que jamás han puesto sus padres (y eso que sus padres son ejemplares y lo quieren con locura). ¿No será esto un premio enorme para él, que no tiene por qué medirse en relación a los de otras personas?

En fin, sé que no respondo a la pregunta, pero no quería dejar de decir algo, aunque sea un balbuceo torpe.

LuisPas

#41 gracias por tu respuesta!

oliver7

#0 ¿Has visto las películas The Man from Earth y/o La última tentación de Cristo? En caso afirmativo, ¿qué opinas?

Por otro lado, ¿no crees que la Iglesia Católica se ha amoldado siempre a la sociedad para no perecer? Como asi lo reflejan los distintos Concilios. Tal vez algún día, si se quedasen sin devotos aceptarían a los gays y que las mujeres pudiesen dar misa por ejemplo. ¿No ocurre lo mismo con la existencia de un Dios o Demiurgo? Puesto que se pudiese demostrar la existencia, la no existencia como tal tampoco se podría demostrar, salvo tal vez conociendo todo el Universo. Y que por esta razón, la Iglesia se acomode y adapte, diciendo incluso que si existiesen otras especies extraterrestres, ¿también fuese Dios quién las crease? Pero en ningún Evangelio se cita nada fuera de la Tierra si no me equivoco.

¿Considerarías viable la idea de la panspermia y que Dios no fuese más que una especie de biólogo extraterrestre?

Por último, si se lograse la inmortalidad humana, celularmente hablando, ¿no iría esto en contra de las leyes de Dios? "De polvo naces y en polvo te convertirás".

Gracias por participar. De un agnóstico teísta a día de hoy. lol

f

#55 Hola. No, no he visto ninguna de esas dos películas, aunque les tengo ganas, sobre todo a la segunda.

Yo no veo que se haya amoldado tanto históricamente. De hecho, hoy en día la distancia entre las posturas de la Iglesia y las de la sociedad es muy grande (también lo fue por ejemplo durante el Imperio Romano). Sí es verdad que las reflexiones teológicas van aportando más luces a la comprensión de los textos, y que los avances históricos y filosóficos también contribuyen a que podamos mirar con luz nueva la realidad toda, incluida la fe. En todo caso, si tienes algunos ejemplos concretos podemos debatirlo, pienso que podría ser interesante.

La Iglesia acepta a los homosexuales, sólo dice que los actos homosexuales son pecado. Es diferente, aunque comprendo que resulte muy difícil de aceptar. Quizás cambien la manera en que se dice esto, pero no creo que nunca se ponga en plano de igualdad la relación homosexual que la heterosexual. Respecto a las mujeres, como el sacerdote en la misa hace el papel de Cristo, y Cristo era hombre, dudo que algún día esto cambie. Ha cambiado en otras confesiones cristianas que han dejado de creer en la transubstanciación, y que por tanto contemplan de manera diferente la Eucaristía. Lo que sí ocurrirá, espero, y ya poco a poco se empieza a notar, es que las mujeres ocuparán mayores puestos de responsabilidad en la Iglesia, y que el genio femenino tendrá lo mismo que aportar que el masculino.

Respecto a los extraterrestres, soy muy escéptico, aunque quién sabe. Sería toda una revolución si encontráramos inteligencia alienígena no humana, y seguro que la teología tendría que dar cuenta de ello de una manera que no soy capaz de prever. Por ahora yo me centro en lo que veo, que es el ser humano. Algunos teólogos dicen que no sería un problema y que tratarían de convertir y bautizar a esos extraterrestres, pero yo eso lo siento un poco ridículo. Si llegara ese caso no sé qué pensaría. Pero por ahora, como hipótesis, lo considero poco probable.

Lo de la inmortalidad sí sería más problemático, jeje. Por un lado iría contra las leyes de Dios en el sentido que dices. Pero quizás no ocurriría nada, en el sentido de que los que decidieran no morir ya habrían tenido su recompensa, y a lo mejor se estarían perdiendo una existencia mejor. Esa hipótesis empieza a ser más probable y reconozco que me resulta inquietante. No creo que sea lo que Dios quiere para nosotros. Pero comprendo perfectamente que resulte esperanzador para muchos. Yo tendría también la duda de si conectarme o no, claro.

Gracias a ti, agnóstico teísta, me recuerdas a mí hace unos años... lol

oliver7

#0 ¿Por qué la Biblia se centra tanto en la zona de Israel, Palestina, Egipto y por ahí, y deja en el olvido a Oceanía o América? ¿No sería que aquellos que escribieron los libros eran de por allí y ni conocían estas tierras? ¿Acaso los nativos americanos no podrían haber llegado a Dios de un modo similar? De eso modo no habría más que una religión teosófica cuanto menos. Esto me hace pensar que Dios es un invento del ser humano.

Al igual, que cuando uno escucha a Cardenales y Obispos estar en tanto pecado mortal y que continúen cometiendo atrocidades a sabiendas que en ese caso irían al infierno. Y si ellos que son quienes más conocen la palabra de Dios, ¿no será que ellos sí saben realmente la verdad y por ello no se arrepienten? Recuerdo en una entrevista de Jordi Évole a un Arzobispo que pasaba algo así.

Una vez pregunté a un cura que me dio clase, que porqué la Biblia no era racional para entender las cosas sin interpretaciones, ya que 2+2 es lo mismo en Cuba que en Pekín y en todas partes. ¿No debieran ser así los dogmas? Que no caen en distintas interpretaciones y por tanto en más de 1000 ramas del cristianismo por ejemplo. Me dijo que la Biblia es un libro de fe no de ciencia.

Saludos.

f

#56 Muy buena pregunta.

El Catecismo de la Iglesia dice "Dios, en todo tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas". Bien, la Revelación ha sido un acontecimiento -o mejor, proceso- histórico, que ha ido desenvolviéndose mediante un pueblo concreto (Israel), en un tiempo concreto (desde Abraham y los profetas hasta hoy) y en un lugar concreto (Oriente Próximo), y que ha tenido como punto álgido a Jesucristo, una persona particular. Esto por una parte es maravilloso, y nos habla de cómo Dios se entreteje en la historia del hombre, haciéndose Él mismo historia; de cómo Dios actúa en lo pequeño (el pueblo judío, el más miserable de todos los pueblos de la época, el hombre Jesús, hijo de un carpintero), etc. Pero por otro lado es un misterio que produce perplejidad, como bien has preguntado.

¿Qué podemos decir de todos los que a lo largo de la historia han muerto sin tener noticias del Dios vivo? ¿Qué podemos decir de los que vivieron antes de Jesús? ¿O de los nativos americanos antes de que Colón les trajera el Evangelio? Como respuesta parcial, cabe decir que la Iglesia siempre ha dicho que los hombres de buena voluntad pueden salvarse sin haber conocido a Jesús. Y creo que la justicia divina no será igual de rigurosa con quien no ha tenido la suerte de conocer el Evangelio, lo cual indica que el haber nacido en un lugar cristianizado conlleva una mayor responsabilidad. Hay un texto que a mí me parece maravilloso, la Declaración Dominus Iesus (escrita por Ratzinger), en la que se habla de temas muy relacionados. Se puede leer aquí:

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000806_dominus-iesus_sp.html

Un extracto de la misma dice "para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo". Yo entiendo que además de esa gracia Dios ha inscrito en nuestra conciencia una ley moral a la que podemos acceder mediante la lectura de nuestra alma. Por eso la moral cristiana no es heterónima, sino también autónoma. Y por eso todos, no sólo los cristianos, tenemos en la conciencia una lucha contra el pecado.

Por otro lado, también resulta interesante pensar que uno de los pueblos más pequeño de los que habitó en Oriente Medio, tierra de grandes Imperios, fue el que finalmente conservó su fe hasta el final, mientras que las religiones de otros pueblos se han perdido en la historia (por cierto, algunas de ellas muy bárbaras, con sacrificios humanos por ejemplo, lo que quizás explica algo la dureza de la condena de los ídolos extranjeros por parte de los profetas, aunque siempre que nos acercamos a ese tiempo todo parece muy extraño y difícil).

Por supuesto siempre cabe dudar de todo y decir que es un invento humano, pero muy mal le fue por ejemplo a los profetas del Antiguo Testamento como para inventarse historias así. Típicamente denunciaban la corrupción de los reyes, la injusticia de sus sociedades, y esa denuncia les provocó muchas persecuciones y martirios.

Por último, una reflexión, ¿habría tenido más sentido que Dios se revelara de manera particular a todo pueblo, o incluso a todo hombre? No lo sé, responder a esto sería pretender entender los planes de Dios. Pero sí es cierto que el hecho de que la Encarnación sea un fenómeno único en la historia lo hace más sublime, acorde con la infinita majestuosidad del hecho de que Dios se haga hombre.

Sobre las dos últimas preguntas: diría que el mal no tiene límites y afecta a todos por igual. Aunque comprendo perfectamente que quien por ejemplo haya sufrido abusos de un sacerdote pierda la capacidad de creer en la Iglesia. Es algo tan terrible que no admite justificación alguna… Lo de los dogmas no sé bien a qué te refieres. No son leyes matemáticas, claro, se basan en la fe, en la confianza en la persona que te los transmite.

f

#5 Hombre, racista no sé... Si animales y seres humanos nos movemos en el mismo plano ontológico sí, pero precisamente mi tesis es la contraria, así que no cabría hablar de racismo.

Respecto a cielo e infierno para animales, tampoco es una pregunta que tenga una respuesta clara. Creo que el Papa Francisco ha dicho hace poco que sí, que van al cielo. No soy quién para contradecirlo. Yo diría que personalmente no lo sé. Pero que sí he sentido un cariño hondo y profundo hacia mi perro, por ejemplo, así que, si del amor nace la idea de la resurrección, como tantas veces se ha dicho (el amor no puede terminar con la muerte del ser amado), entonces sería natural responder que sí a la pregunta.

Peka

#11 ¿Y apartir de que tamaño van al cielo? ¿Un estafilococo va al cielo?

Por otro lado, si nos metemos a creer, ¿por que no creemos en el spaghetti del monstruo volador? El creo a todo, inclusio a Dios. Preguntame lo que quieras de el. Tambien hay escrituras y sus tallarinesco brazos todo lo alcanzan.

f

#15 Me remito a lo dicho en #32. Por otro lado, no me parecen razonables las creencias pastafaris...

Peka

#33 Los pastafaris nunca hemos masacrado ¿y tu religión?

f

#59 ¿Y cuánta gente ha dado su vida por la religión pastafari?

Los católicos sí hemos masacrado, por desgracia. El pecado afecta a todas las personas independientemente de su fe.

En todo caso, no puedo tomarme muy en serio una religión que surge como parodia del resto de religiones, espero que lo comprendas. Puedo (intentar) responder a críticas, o hablar de otras creencias de manera comparada, pero siempre que al menos tengan un mínimo de sentido. El pastafarismo para mí no lo tiene, es una broma y nació como tal.

D

#59 También se ha masacrado en nombre de la democracia, ¿Hay que denostar a la democracia por ello? Masacran los hombres no las ideas ni las religiones.

D

#11 En el supuesto de que animales y humanos nos moviéramos en el mismo plano ontológico y estos fueran al cielo ¿por qué serían solo los animales y no el resto de seres vivos? ¿Cuál es el criterio que determina si un ser vivo va al cielo o no?

Y si nos movemos en un plano distinto ¿En qué estadio de la evolución se nos encuadró en ese plano y por qué motivo? ¿Existía una predeterminación de pertenencia a ese plano en forma de proto-alma? ¿Genéro Dios la vida de forma determinista consciente de que en cierto estadio de la evolución podría cualificar a ciertas especies para transitar de plano ontológico?

f

#16 Se trata de preguntas complicadas, desde luego, y que suponen un reto. Muchas veces he pensado sobre ello, y no tengo una respuesta, lo siento. Ser creyente no da respuestas para todo (luego profundizaré un poco en esto, que creo que también es interesante). Sería más sencillo decir que sólo los humanos, como única criatura capaz de relacionarse con Dios, pueden ir al cielo, pero no lo sé, no quiero condenar a la muerte eterna a todos los animales superiores.

wochi

Las religiones han hecho mucho daño al mundo, la religión causa odios y guerras desde el principio de los tiempos hasta hoy en día. Si el mismo Dios pusiera en una balanza en el día del juicio final los actos buenos y malos de la religión esta iría al infierno de cabeza. Solo veo una posible justificación a la religión: encontrar consuelo de nuestra mortalidad y de la de nuestro seres queridos. ¿Somos tan incapaces de asumir el hecho de la muerte? ¿Realmente quisiéramos ser inmortales?
La razón y la ciencia son capaces de explicar el mundo. El sentido de la justicia, la integridad, la justicia, la empatia y la solidaridad son suficientes para poder querer el bien común y no hacer el mal a nuestro alrededor.
Ser bueno por "temor a Dios" es una bajeza moral cuando se puede ser bueno sin necesidad de premios ni castigos. Es un "ser bueno" que para mi rebaja la calidad del ser humano que actúa bajo esas premisas.
Con todos estos argumentos comprenderás que mi actitud hacia la religión es crítica y negativa, aún así creo que en el valor de la tolerancia y del vive y deja vivir, por lo que admito la religión siempre que se quede en las creencia personales y no influya en las leyes o instituciones.
¿Estarías los creyentes, en este caso católicos, dispuestos a vivir en una sociedad laica en la cual La iglesia no estuviera favorecida, sostenida, presente ni involucrada en el estado ni en la política?
Gracias por estar aquí y por tu actitud dialogante.

f

#66 Muchas gracias a ti por preguntar, y a todos los demás por vuestra actitud igualmente dialogante. He disfrutado y aprendido mucho con este encuentro.

Me parecen críticas muy bien fundamentadas. Como ya he tocado temas parecidos, seré un poco más rapsódico:

- Para poner en la balanza lo que ha hecho la religión, tendríamos que conocer cómo sería un mundo sin religión, y eso es imposible. Por lo pronto, algunos experimentos ateos como el marxismo han generado también muchos muertos (Stalin, jemeres rojos, etc.). La religión, sobre todo la cristiana, predica esencialmente el amor y la paz entre todos los hombres. En su nombre se ha quemado y se han hecho cruzadas, siendo esto una contradicción que pesará para siempre sobre la Iglesia, evidentemente. ¿Pero tenemos derecho a pensar que sin la religión la historia habría sido más pacífica? ¿No nos habríamos seguido matando por posesiones, comida, mujeres, odios, incomprensiones, etc.? ¿No será justo admitir que, pese a todo el mal, la religión también ha permitido que aparezcan santos asombrosos como san Francisco Javier, san Juan Bosco, san Ignacio, san Felipe Neri…? ¿Y que ha dado consuelo y esperanza a los que no tenían nada más a que agarrarse?

- Asumir la mortalidad es muy duro, creo, si se piensa en serio. Y asumir la mortalidad de los seres queridos más. Cuando dices que si quisiéramos ser inmortales, probablemente viviendo una vida como la terrestre no querríamos, sería una condena cuando toda experiencia fuera ya una repetición de algo vivido (el infinito es demasiado vasto para que lo comprendamos). Pero quizás no es la manera de imaginar la vida perdurable. Quizás sea una vida fuera del tiempo, en plenitud. No lo sé. Pero seguro que es algo mejor de lo que podamos imaginar nosotros, porque el amor de Dios es más grande que el mayor amor humano.

- La razón y la ciencia pueden explicar muchas cosas acerca del funcionamiento del mundo, pero no sobre el sentido global de éste, ni sobre su origen. Y a mí me sigue costando explicar ciertas cosas (aunque no renuncio a que finalmente se pueda explicar). Por ejemplo, ¿puede la ciencia explicar qué son y por qué existen los qualia? Dicho de otra manera, ¿por qué dentro de un ser humano que grita hay un "yo" que sufre? ¿Y por qué un robot con la inteligencia artificial más sofisticada no sería jamás un "yo" sufriente? (Al menos, es lo que yo creo, es mi tesis, si interesa el tema podemos debatirlo más).

- Ser bueno por "temor a Dios" es bajo, quizás, pero es mejor que nada. Me explico: creo que todos tenemos un grado de moral natural al que nos resulta fácil llegar. A algunos nos cuesta menos dar lo que nos sobra, a otros les costará menos ayudar al que sufre, a otros evitar la envidia o los celos… Pero para vencerse o superarse a sí mismo hace falta un extra que es lo que los cristianos llamaos gracia. Pero esta gracia sobre todo la recibe quien la pide en la oración desde el amor a Dios, no desde el temor. Yo no creo que el miedo al infierno sea lo que más conciencias ha removido, sino el amor a Dios y el sentirse amado por Él.

- Por último, por supuesto, creo que la independencia de las esferas favorecería tanto a la Iglesia como a la sociedad civil. Otra cosa no es tolerable en una democracia. Y todavía probablemente hay cosas que mejorar, aunque se ha avanzado muchísimo en el último siglo.

D

No entiendo como siendo científico se tenga que aceptar los dogmas de fe de la iglesia sin siquiera poder discutir críticamente esos postulados porque ¿en eso consiste el catolicismo, no?

patbure

#7 Hereje!!

D

#8 A ver, aceptaría que un científico hablara de Dios como una palabra que los seres humanos le hemos dado a algo desconocido que hay en el universo, que crea y destruye pero ¿católico? El catolicismo es aceptar las explicaciones del Vaticano, es decir, esto es así por mis santos cojones, creedme y ya está.

f

#10 De verdad que no es así, me remito a lo dicho en #12. Jamás he creído en algo de esa manera.

f

#7 No, en eso no consiste. La aceptación de los dogmas (hablo de mí) nunca ha sido acrítica. Por un lado, se parte de una confianza (en la persona y en la institución). Y por otro lado, la razón nunca se deja fuera, pues como decía Chesterton, cuando en su entorno se atacaba a la Iglesia como oscurantista y esclavizante de la razón, un lugar plagado de dogmas que libraba al hombre "de la angustia de pensar", él escribía un artículo diciendo que era un espacio de luz y libertad. Y añadía que "Euclides no libra a los geómetras de la angustia de pensar con su insistencia en las definiciones absolutas y en los axiomas inalterables; por el contrario, les proporciona la ardua tarea de pensar con lógica. El dogma de la Iglesia limita el pensamiento de la misma manera que el axioma del sistema solar limita la ciencia física; no detiene el pensamiento, sino que le proporciona una base fértil y un estímulo constante".

Lo que sí me ha ocurrido es que muchas veces, partiendo de un rechazo a una cierta idea filosófica o moral sostenida por la Iglesia, y tras un periodo de reflexión, he terminado llegando a la conclusión de que en realidad era la Iglesia y no yo quien estaba en la verdad.

D

Entre todas las chorradas que se pueden elegir para justificar la creación por entes divinos ¿Porqué te has quedao con el catolicismo? Me pregunto....

salva6

#0 Respeto tu opción de creer en dioses aunque, por supuesto, no comparto esa opción ni tan siquiera como un "sentimiento grupal" (creo que me entiendes cuando digo ésto).

Te quería preguntar una cosa: Teniendo en cuenta el daño que han hecho las religiones (en general, no una en concreta) a lo largo de la historia, no sólo los asesinatos y torturas en nombre de Dios, sino el daño en el avance de las sociedades junto el subdesarrollo y el atraso que produjo durante siglos en la cultura, la ciencia y la tecnología, ¿cómo es que alguien con formación científica puede estar orgulloso (te lo digo con todo el respeto) de proclamar que cree en una de las religiones que más daño han hecho?

No te has planteado otras religiones o sistemas filosóficos. Tengo entendido que el budismo y el sintoismo no son religiones en sí mismas sino sistemas filosóficos. ¿Por qué elegiste la religión católica y no un sistema filosófico? Al fin y al cabo, no tienen esa "mochila siniestra" con la que vienen de fábrica las religiones mayoritarias.

f

#53 Yo creo que ocurre una cosa: hay pocas instituciones humanas que tengan tanta antigüedad como la Iglesia. Por eso su lista de crímenes es tan grande, pero también la de sus aciertos (basta leer las vidas de unos cuantos santos para convencerse de ello). Pero si coges casi cualquier otra institución, seguro que encuentras luces y sombras, porque el ser humano vive entre ambas. Por poner dos ejemplos, ¿sería justo que a un científico le dijeras que por qué eligió creer en el evolucionismo, cuando es sabido que las doctrinas de Darwin fueron fundamento de las teorías racistas y eugenésicas de diferentes regímenes (no sólo el nazi, también en Suecia, en USA, etc.)? ¿O sería justo que a un economista marxista le dijeras que por qué eligió creer en el marxismo, cuando es el sistema político que más inocentes ha llevado a la tumba con diferencia? Creo que la respuesta a ambas preguntas es no, y por dos motivos:

- El primero, porque es lícito separar un sistema de creencias de lo que ciertas personas que decían profesarlo hayan hecho con él, especialmente, además, cuando se trata de actos que no surgen como consecuencia de dichas creencias (no hay nada más anticristiano que la violencia, si uno lee el Evangelio literalmente).

- El segundo, porque incluso aceptando que el pecado forma parte de la Iglesia, la forma de plantear la fe no es la de una elección. No están todas las religiones y sistemas filosóficos "a la mano" y uno puede escoger cualquiera, a la carta. En cierto modo, el sistema le escoge a uno, o yo diría mejor que la verdad le envuelve a uno y posee a uno (hablando ya "desde dentro" del sistema). Pero esto pasa no sólo con la fe, sino con la filosofía. Aristóteles no pudo no creer en el Aristotelismo porque estaba convencido de las ideas que sostenía, y si no hubiera sostenido otras. Dicho de otro modo: la verdad es la verdad, es única y objetiva, la diga Agamenón o su porquero. Otra cosa es que estemos en disposición de conocerla, y yo creo que por entero no, sino sólo algunas perspectivas de la misma… Pero lo que quiero decir es que no podía plantearme elegir una religión que tuviera una mochila más pacífica porque ya me estaba convenciendo de la verdad del catolicismo. Por cierto que antes de mi conversión sí coqueteé con otras confesiones. Una de las que más me gustaron fue la de los cuáqueros. Si estás interesado, lee algo sobre ellos. Su historia es hermosa.

salva6

#82 Has sido valiente al exponerte al pregúntame.
Si me permites una corrección, Darwin y la teoría de la evolución no han sido fundamento de ninguna teoría racista. Al contrario, la teoría evolutiva choca frontalmente con el racismo. El racismo cree que el más fuerte sobrevive, mientras que del Darwinismo expone que el que sobrevive es el que mejor se adapte y no el más fuerte (Ley evolutiva).

Saludos.

f

#90 Muchas gracias.

Estoy de acuerdo con tu argumento, por supuesto la teoría de la evolución dice eso. Pero lo que quería decir es que los racistas, como los nazis, tergiversaron eso (de la misma manera que los inquisidores tergiversaban el Evangelio). En el caso de los nazis, creo que sí se puede hablar claro de relación con los paradigmas darwinistas: ellos pensaban que la raza aria era superior (intelectual y físicamente), y que no debía mezclarse con razas inferiores para contaminarse genéticamente (bueno, no se habían descubierto los genes pero sí las leyes de la herencia de Mendel predichas de alguna manera por Darwin). Es aplicar la teoría en un sentido muy torticero... En fin, me refería a eso.

Me refería al llamado darwinismo social especialmente:

https://es.wikipedia.org/wiki/Darwinismo_social

Peka

¿Por que de todas las expecies que existen solo hay una que tiene dioses?

f

#1 Es una pregunta interesante, aunque la manera de plantearla implica, a mi entender, una toma de postura, en el sentido de que un creyente (como yo) no usaría la expresión "[el hombre] tiene dioses", como si el hombre los poseyera o los hubiera creado. Es -en el paradigma cristiano- Dios quien crea al hombre y a los animales (no en un sentido literal, creacionista, por supuesto, sino ontológico).

Dejando de lado este matiz, diría que hay una discontinuidad entre ser humano y resto de animales. No biológica, porque está claro que biológicamente el ser humano es producto de la evolución, sino de otro tipo, que por no disponer de otro nombre mejor diría que espiritual. Sólo el ser humano tiene consciencia de sí, libertad, voluntad, razón, sentido de la culpa, etc., en grados elevados (el resto de animales puede tener algunas de estas capacidades, si bien mucho más limitadas).

¿Por qué? Pues porque el ser humano ha sido creado y querido directamente por Dios, para sí, lo que fundamenta de su dignidad. En otros términos, el ser humano no es resultado de la simple casualidad, sino fruto de una voluntad divina, y está llamado a entablar un diálogo con ese Tú que lo sustenta y lo ama, con ese Tú que da racionalidad a su mundo. El ser humano, como dice el cristianismo, es imagen de Dios.

Ahora bien, como en toda imagen o metáfora, con esto se intenta expresar algo que va más allá de la imagen misma. En el caso de la expresión "imagen de Dios", como Dios, según el cristianismo, es esencialmente logos creador, razón o palabra que es amor, esto querrá decir que el ser humano es un ser de la palabra y del amor; un ser destinado a darse al otro (y al Otro), y precisamente en esta entrega de sí mismo se recobra a sí mismo. En otros términos, se significa que el ser humano es el ser que puede orar y que está en lo más profundo de sí mismo cuando encuentra la relación con su Creador. Por eso Ratzinger en cierta ocasión afirmó que en la larga cadena de la evolución, el homínido se hizo humano justo en el momento en que pudo balbucear un Tú como una oración de gratitud por existir dirigida a su Creador.

Así, la contingencia de la persona humana, al no provenir del azar sino de la fe, se convierte en oración: "No tuve necesidad de existir pero existo, y tú, oh Dios, quieres que yo exista". Sabernos fruto de la libertad y el amor, y no de una tirada ciega de dados, permite que, en nuestra contingencia, podamos sentirnos agradecidos, y no desdichados, arrojados a la existencia sin haber contado con nuestra opinión.

Peka

#3 Resumiendo, Dios es racista. ¿Entonces no tienen cielo ni infierno los animales?

patbure

#3 #1 Le di a negativo sin querer. ¿Cómo explicas que los humanos sean producto de la evolución y a la vez seamos directamente creados por Dios?

D

¿qué es lo que sucede para cambiar el punto de vista tan radical?

¿Sientes que hay evidencia de la existencia de Dios?

D

Por que crees que Jesucristo y otros elementos de la mitología cristiana son de verdad?

millanin

Hola. ¿Cuales son las bases teóricas de tu religión?

f

#57 Pregunta corta pero intensa, eh! lol

Muy, muy resumidamente: ni el ser humano ni este mundo existen por azar. Somos el proyecto querido de un Dios, fuente de todas las cosas. Este Dios se ha revelado en las escrituras del pueblo judío y, en plenitud, en la persona de Jesús, que es Dios hecho hombre. Jesús ejemplificó el amor de Dios hasta el extremo dando su vida por su mensaje y sus discípulos, nos enseñó el rostro amoroso del Padre. Y gracias a su muerte y resurrección podremos ser salvados tras nuestra muerte.

Se puede profundizar, primero, leyendo el Credo. Segundo, leyendo el Evangelio (especialmente el sermón de la montaña, que resume la esencia moral del cristianismo). Y tercero, leyendo el Catecismo.

Te diría que de las lecturas anteriores, la más ilusionante es el sermón de la montaña, si te apetece leer algo cautivador y poético, es esto. Puedes leerlo aquí:

http://www.ciudadseva.com/textos/otros/el_sermon_de_la_montana.htm

millanin

#89 Pero si tu religión sigue, presuntamente, las enseñanzas de Jesús y este era judío. ¿No se basa también tu religión en los textos judíos?.

f

#98 Sí, por supuesto. El catolicismo no rompe con el judaísmo, sino que lo integra, lo lleva en su seno y le da plenitud. Ocurre lo mismo que Cristo mismo decía respecto a la Ley judía y los profetas: "no he venido a abolir la Ley y los profetas, sino a darles cumplimiento". Se suele decir que el Nuevo Testamento

Y los textos judíos (el Antiguo Testamento) forman parte de los textos católicos, aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, el judaísmo tiene entre sus textos al Talmud, que vendría a ser un comentario de la Torá (Pentateuco o cinco primeros libros de la Biblia) y el Tanaj (resto de la Biblia judía o Antiguo Testamento para los cristianos).

Te copio un párrafo del Catecismo por si te aclara mejor esto:

Los cristianos, por tanto, leen el Antiguo Testamento a la luz de Cristo muerto y resucitado. Esta lectura tipológica manifiesta el contenido inagotable del Antiguo Testamento. Ella no debe hacer olvidar que el Antiguo Testamento conserva su valor propio de revelación que nuestro Señor mismo reafirmó (cf. Mc 12,29-31). Por otra parte, el Nuevo Testamento exige ser leído también a la luz del Antiguo. La catequesis cristiana primitiva recurrirá constantemente a él (cf. 1 Co 5,6-8; 10,1-11). Según un viejo adagio, el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo.

f

#23 Hay muchos, la verdad. No sólo en el pasado, en este siglo. Algunos de los matemáticos más importantes, como Gödel o Von Neumann (padre del ordenador además) lo fueron. Hay listas por internet seguro...

patbure

¿Qué entiendes por ser de ciencias? ¿y por ser católico? Desde mi punto de vista si eres católico no debes considerarte científico

U5u4r10

#4 A lo largo de la historia han aparecido muchos hechos inexplicables que con el tiempo han sido desmontados uno a uno por la ciencia.

¿Qué realidades no se explican por la ciencia y sí por la religión? Hablo de una explicación satisfactoria, no de una hipótesis que no se sustente en nada, salvo la creencia en ella.

D

#2 Ahora no recuerdo su nombre, pero hay un tipo que imparte una cátedra de astronomía en no sé qué universidad estadounidense y además es sacerdote y estuvo encargado del telescopio del Vaticano.

m

¿Eres católico y crees en el cielo, jesús y la resurrección al mismo tiempo que crees en la teoría de la evolución?
Explícame por favor entonces porque dios enferma a niños y salva a ricos corruptos de los males que provocan.
Y explícame también porque tienes la necesidad de atribuir la creación a un dios inteligente y con conciencia cuando la existencia en si misma ya es increíble y mágica sin necesidad de recurrir a ese tipo de conceptos (que aparte de todo eso son conceptos creados por el hombre...)

Gracias por tu tiempo.

D

#20 Te respondo yo:
Si ocurre algo bueno-----------------------> Obra de Dios.
Si ocurre algo malo------------------------> Obra del Diablo
Si la pregunta es jodida de responder------> Los caminos de Dios son inescrutables

f

#21 Es verdad que muchos abusan de ese tipo de argumentos. Es una de las cosas que siempre me ha espantado de la religión. Yo creo que es mucho mejor ser humilde y no atribuir a Dios y al diablo cosas que puedan ser explicadas de otra manera. Yo sí creo que ambos actúan, pero no creo que haya que hacer lecturas providencialistas de todo lo que sucede. Lo que sí es cierto es que ayuda en muchas ocasiones aprender a leer la propia vida con los ojos de Dios, que creo que es diferente. Hay un texto de Julián Marías (de su Antropología Metafísica) que me parece relevante en este sentido. Dice lo siguiente:

La vida posee una configuración que va cambiando con la edad, y la edad misma es un elemento decisivo de esa configuración. Pero lo interesante es que la experiencia consiste en poseer esa configuración proyectivamente, hacia el futuro. Nos poseemos personalmente gracias a que no nos poseemos nunca de un modo total, sino que estamos viniendo desde la irrealidad del futuro que se anuncia en la realidad de nuestro presente. Y esto hace que ni siquiera lo que es ya —el presente-—, ni aun lo que ha sido —el pasado— sea propiamente dado; en rigor, nada humano es mero «dato» —y el haberlo olvidado ha sido un error decisivo de las ciencias de lo humano, que por un momento pareció superarse y en el que se está recayendo—. Piénsese en la idea del happy end y, por otra parte, en la convicción griega de que nadie es feliz hasta el final, de que no tiene sentido decir que nadie que es feliz hasta que ha muerto; porque no se sabe lo que le va a pasar. La mentalidad moderna propendería a pensar que alguien es feliz, cualquiera que sea lo que el futuro le reserve; pero el griego pensaba agudamente que dentro de la configuración total de la vida, ello es problemático. Lo que es depende de lo que será; es decir, ni siquiera el pasado puede darse por dado y hecho. «Ni está el mañana —ni el ayer— escrito» —decía perspicazmente Antonio Machado. Y siempre me ha parecido expresión de la más profunda sabiduría la oración de la Misa: «Líbranos, Señor, de todos los males, pasados, presentes y futuros.» Frente a lo que el racionalismo podría pensar, tiene el más hondo y riguroso sentido pedir a Dios que nos libre de los males pretéritos.

Además de lo que dice sobre la concepción griega de la felicidad, que ya es de por sí de interés, me quedo con la frase en negrita (marcada por mí, no por el autor). ¡Qué gran y paradójica verdad!

Me viene a la cabeza un sermón de un sacerdote que me dejó huella. Decía que hay que aprender a mirar la vida en su conjunto, como una biografía, como algo pleno de sentido. Insistía en que es muy positivo mirar hacia el pasado y encontrar cómo todos los momentos, buenos y malos, no son nunca en balde, sino que todos sirven para aprender, para crecer, para encontrarse con uno mismo o con Dios, y, en definitiva, para llegar de alguna manera misteriosa a donde estamos. Ponía como ejemplo la historia de Israel, que, como pueblo, miraba continuamente a su pasado para encontrar las claves de explicación de su presente.

Por eso, aunque yo rechace las explicaciones demasiado basadas en la "Providencia", porque me parece que anulan el elemento impredecible de la libertad humana, lo cierto es que al mirar atrás puedo intuir la presencia de Dios conduciéndome hacia Él de alguna manera.

Lo que es depende de lo que será porque cuando vivimos el presente no sabemos qué parte jugará esa pieza en el engranaje total que es nuestra vida; no sabemos qué plan tiene Dios sobre cada cosa que nos pasa, así que no podemos en rigor aprehenderla e integrarla en nuestra biografía hasta que llega el momento en el que cobra sentido. Me parece una idea muy bella que ayuda a vivir y a sobrellevar los males. Lo malo que nos pasa todavía no está escrito aunque haya terminado: de nuevo, si somos creyentes, Dios hará que todo sea para bien -en esta vida o en la otra- y en su momento, podremos entenderlo todo.

El texto de Marías indica además que ese plan divino también está por escribir, y que depende del uso que hagamos con nuestra libertad.

f

#20 Sí y sí.

La existencia en sí misma es un misterio, Dios es un misterio, y no se resuelve nada creyendo en Dios, estoy de acuerdo. Pero ayuda a explicarse muchas otras cosas, a ver la vida de otra manera. Sobre todo, cambia todo el pensar que uno existe por algo, que es un ser querido por Dios y no un producto del azar. Da un sentido a la vida, que es precisamente lo que la ciencia no puede dar (porque no habla del sentido). Como decía Popper en su metáfora de la ciencia y la red, si uno lanza una red al mar, con un grosor que no permite capturar plancton, no quiere decir que el plancton no exista, sino que la malla es insuficiente para verlo. Pues bien, si uno se acerca a la realidad con las "gafas" de la ciencia, no verá sentido, ni libertad, pues la ciencia no comprende estas categorías, se mueve únicamente entre el azar y la necesidad, y tanto el sentido como la libertad se mueven conceptualmente en otro ámbito. Pero eso no le permite concluir que el mundo no tenga un sentido o que el hombre no disponga de libertad. No sé si me explico.

Respecto a las dudas concretas que planteas, sin duda son complicadas, pero no son objeciones nuevas. Ya el libro de Job se hacía esas preguntas, porque los judíos se iban dando cuenta de que Dios no premiaba a los justos en esta vida ni castigaba a los injustos. Yo creo que el problema es que, aquí, sólo vemos la mitad de la película. Será en la otra vida donde veremos la justicia de Dios, donde se hará justicia a tantas víctimas ignoradas por la historia, ya que en esta vida es imposible.

Si tienes tiempo y ganas, te recomiendo encarecidamente -y a todos los interesados- la lectura de la encíclica Spe Salvi, de Benedicto XVI, que trata en cierto modo de estas preguntas. Es, además, una lectura deliciosa, porque Benedicto, entre otras virtudes, tenía la de escribir con claridad y belleza. Se puede leer aquí:

http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi.html

Patxi12

#38 Siento quitarte el velo de los ojos, pero eso de que tu dios premiará a los justos y castigará a los injustos en otra vida no es más que una mentira reconfortante inventada por los poderosos para apaciguar a las masas de oprimidos: "no luchéis contra vuestros opresores, tendréis vuestra recompensa en el cielo".

f

#48 Es tu opinión, realmente ni tú ni yo lo sabemos... En todo caso siento que creas eso porque es mucho más desolador vivir con esa idea.

m

#38 Gracias por tu respuesta. Solo comentaré que el sentido de la vida es un concepto muy abstracto y subjetivo. Si no tuviéramos conciencia el sentido de la vida sería el conjunto de nuestros actos y nuestra interacción con otros seres vivos y así es como entiendo que lo viven el resto de animales. El ser humano solo busca el sentido de la vida cuando no se siente bien del todo y ahí es donde las religiones (y sectas) encuentran su nicho de mercado. Así que bueno, cada uno es libre de buscar el sentido de la vida donde crea o sienta que más se ajusta a su persona pero tu respuesta es sesgada en el momento en que no añades que esa es solo una de las maneras.
Por otro lado, y ahí es donde creo que radica el quid de la cuestión, existe una tendencia clara del grueso de la sociedad a rechazar la espiritualidad venga en la forma que venga incluso aunque no sea en forma religiosa. Yo creo que todos deberíamos cultivar nuestro espíritu, cada día intentar ser mejor personas con nosotros mismos y con los demás y cultivar el amor por todas las cosas pero lo malo es que el mensaje católico (o religioso en general) está excesivamente dañado por personas que han asumido un papel no concedido de administradores de la verdad de dios (dios como concepto) o de un ser divino y que al mismo tiempo han usado ese papel para hacer justo lo contrario a lo que promulgan.
Son por estas razones por las que las religiones no aportan nada a la sociedad ni fomentan el libre albedrío de las personas:
¿qué es mejor, ser bueno porque lo sientes o porque lo dice dios?

Gracias de nuevo.

f

#62 Coincido en que los animales no buscan un sentido, quizás porque están mucho más determinados que nosotros y desde que nacen tienen funciones y metas muy claras, mientras que el ser humano tiene que construirse a sí mismo y conocer quién es partiendo de una indeterminación mayor. Sí puede haber diferentes maneras de buscarlo, pero yo diría que la felicidad está unida al sentido. Ha habido algunos psicólogos que han hecho de esa idea escuela, véase el caso de Viktor Frankl.

Coincido también en que todos deberíamos hacer eso, por supuesto. Que el mensaje católico esté dañado por ciertas personas porque haya sido esgrimido demasiadas veces como arma o como justificación de atrocidades, puedo comprenderlo, aunque creo que parte de una visión sesgada de las cosas (por ejemplo, la forma en que los medios de comunicación presentan a la Iglesia es totalmente deformada).

Es mejor ser bueno porque lo sientes, es mucho más fácil así, y de hecho todos tenemos una voz interior que nos dice lo que está bien y lo que está mal. Pero pensar que Dios lo quiere puede ayudar a más de uno a ser mejor persona. A mí me ha ayudado.

Gracias a ti!

U5u4r10

#87 "todos tenemos una voz interior que nos dice lo que está bien y lo que está mal"

En tus palabras se refleja la dicotomía entre el bien y el mal que tanto gusta pregonar a los católicos. He incluso he escuchado decir que "el relativismo el gran mal de nuestro tiempo".

Ahora dime, ¿matar a Hitler hubiera estado bien o mal? Es un ejercicio mental que demuestra que el bien y el mal no se distinguen tan claramente cuando bajas al mundo real.

U5u4r10

#38 Por tu respuesta deduzco que tu mente ha adoptado la religión desde un punto de vista pragmático. Como Don Manuel, el cura de la obra de Miguel Delibes. La pregunta es obligada: ¿qué hecho de tu vida dio lugar a la conversión? ¿Cuándo decidiste dejar de lado el sinsentido de la vida y abrazar el árbol iluminado de la religión?.

f

#20 Gracias a ti por preguntar, por cierto.

D

Quédate con estas palabras: noumeno, pareidolias, hipostasiar.

f

#54 El nóumeno es la cosa en sí kantiana, si no recuerdo mal, a diferencia del fenómeno que es lo que percibimos de ella. Las pareidolias consisten en encontrar rostros donde no los hay. Hipostasiar, según la rae es personificar una realidad abstracta.

No sé, es un poco críptico tu mensaje, pero puedo imaginar que pretendes decirme algo semejante a que la fe es una ilusión que consistiría en tres errores:
- Afirmar enunciados sobre el nóumeno (inaccesible al conocimiento) partiendo del fenómeno.
- Encontrar patrones y sentidos donde no los hay.
- Y personificar esos patrones, diciendo que las supuestas huellas de un Creador son, además, reflejo de un Dios personal.

No sé si voy bien encaminado...

1 2