Hace 4 años | Por ZaaaZaaa a celebes3.wordpress.com
Publicado hace 4 años por ZaaaZaaa a celebes3.wordpress.com

El día 6 de diciembre del ya pasado año 2019 coincidieron 2 eventos en mi ciudad –Zaragoza-, de colores muy diferentes. Por un lado se celebraba la fiesta de la Constitución. Por otro lado se procedía a inaugurar la iluminación navideña municipal.

Sin embargo nuestra corporación municipal quiso hacer un guiso/guiño patriótico extraño y unir ambos eventos vistiendo las luces navideñas de nuestra principal calle –Alfonso I– con los colores de la bandera de España (podéis ver el aspecto final en la foto de la calle en la Wikipedia), haciendo ostentación del impresionante juego de luces dispuesto este año (que además ha costado un potosí, dicho sea de paso).

Yo, la verdad, no entendí el intento de mezclar una cosa y otra, y por ese motivo, en cierto modo, me incomodó el colorido manto rojigualda que nos cubría. No por nada, sólo porque no lo consideré apropiado, casi casi … un ultraje. Los ciudadanos que queríamos pasear por el centro de la ciudad no podíamos hacerlo con el aire relajado y lúdico habitual, ni con el tono melancólico y ñoño pre-navideño. Teníamos que pasar bajo ese manto rojigualda siendo partícipes de otra cosa, de una suerte de exaltación nacional, en forma de desfile, reverencia, de respeto y saludo patriótico.

Las luces navideñas, en mi opinión, no debieran tener lectura política en ningún caso. Luego podemos entrar en otras valoraciones: la ya mencionada del coste dinerario que ha supuesto este año, el afán consumista que se pretende despertar o provocar tanta escenografía, etc. …)

Ya rota la inocencia de dichas luces tenía la esperanza de que, en otra ocasión, dado el precedente, se dispondría una iluminación similar con los colores de la bandera de Aragón -bandera oficial también en Zaragoza-. Ocasión la iba a haber, puesto que el 20 de diciembre se conmemora todos los años el aniversario de la muerte de Juan de Lanuza, Justicia de Aragón, pero no, la iluminación navideña de la calle Alfonso I siguió con su color puro blanco navideño, como debiera haber sido EN TODO MOMENTO, sin usos propagandísticos o de exaltación nacional.