El título universitario, incluso de una institución de élite, ha dejado de ser una garantía en la era de la inteligencia artificial. Los profesores de Stanford ven esta situación como un giro de 180º con respecto a años recientes, cuando casi todos los graduados encontraban empleo rápidamente en grandes tecnológicas. Hoy, tan sólo una pequeña élite que cuenta con currículos repletos de proyectos, investigación y experiencia previa, logra acceder a los pocos puestos atractivos disponibles.