Los resultados son fruto de años de recopilación de datos y del análisis sobre una cantidad masiva de tráfico móvil, incluyendo información por servicio sobre el consumo de aplicaciones como Twitter, Instagram o Tik Tok que mostró cómo también las apps individuales se ven afectadas por la misma disparidad de uso. «Exploramos múltiples factores de confusión potenciales, como los ingresos, la educación o la edad de las personas que residen en ciudades más grandes y más pequeñas de Francia, pero ninguno es suficiente para explicar esta diferencia.
Comentarios
El volumen de datos no quiere decir nada.
Es posible que la gente que vive en zonas rurales tenga mejores cosas en las que pasar el tiempo que viendo vídeos de TikTok.
#1 De acuerdo. No es una gran estadística, pero te la cuento: el domingo, en Setúbal (120.000 hab) huí de un bar por un sesentón que veía compulsivamente canciones en Youtube. Sólo aguantaba 5 segundos y pasaba a la siguiente. El lunes, mientras me atendían en la tienda de mi pueblo (500 hab), reparé en otro sesentón que consultaba videos especializados en la misma web: cómo solucionar problemas de soldadura, como escoger la tierra vegetal... En mi pueblo no hay servicios y todo el mundo sabe hacer de todo. El único inútil quizá sea yo, que vine hace 8 meses de una ciudad de 150.000 hab.
#2 Personas mayores mirando videos en el móvil con el volumen al máximo en lugares públicos: una nueva plaga del siglo XXI.
#2 #3 Incluso en las salas de espera del médico de cabecera se ponen a ver vídeos a todo trapo...
Más de una vez le he tenido que llamar la atención a algún jubilado (con buenas formas) y encima se ponen agresivos... Menuda generación más maleducada que son... Luego les preguntas que si no ven los carteles de "guardar silencio" y que en la sala de espera hay personas enfermas que no le apetecen estar escuchando sus videos de mierda (literal) y ya se bajan del árbol... Pero de primeras te intentan montar el pollo...
Entre los jubilados viendo vídeos en cualquier parte, los niñatos del reguetón con la música a toda leche y la nueva moda de hablar con el manos libres en lugares públicos, menudo sin vivir...