Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa estaba devastada. Las cifras de muertos ascendían a millones, las ciudades estaban destruidas y la falta de alimentos era alarmante. Pero había que seguir viviendo, y viajando. Solo que los pocos vehículos que aún funcionaban consumían demasiado combustible. Para muchos, el bien más preciado e irremplazable era la bicicleta.
Comentarios
pues no veo yo muy practico venir en Micromachine a trabajar, se me arruina el peinado a lo anasagasti que luzco