Una nueva exposición en Berlín muestra cómo el notoriamente paranoico Estado de Alemania Oriental acogió el amanecer de los videojuegos con un entusiasmo sorprendente. Ésta incluye la única máquina recreativa de Alemania Oriental, la Poly-Play, que los visitantes pueden probar. Con paneles de madera color miel y una tipografía brillante, solo se fabricaron 2000 unidades. Pero el Poly-Play «solo fue posible con la ayuda de la seguridad del Estado», afirma Veit Lehmann, del Museo Aliado. Al carecer de experiencia en programación y mano de obra…
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