Se suponía que las autopistas serían fáciles de transitar. ¿Qué sucedió?. El carretera sería la primera aplicación ideal de la conducción autónoma. Las autopistas contienen escenarios de conducción predecibles y muy estructurados. Un camión autónomo no tendría que lidiar con las complejidades de las intersecciones y el tráfico en ambos sentidos. Podría conducir fácilmente cientos de kilómetros sin encontrarse con un solo peatón.