Hace 1 año | Por Larpeirán a lavanguardia.com
Publicado hace 1 año por Larpeirán a lavanguardia.com

"Fue la primera vez que vi aquellas pinturas. Tenía miedo, pero me quedé sorprendido. Me gustaron. La gente decía que aquellas figuras eran obra del diablo y estaban hechas con sangre de humanos, pero pasé la noche allí con mis cabras y no pasó nada”. Aquel día lluvioso, Moussa fue testigo sin saberlo de una de las mayores joyas rupestres de África: las pinturas de Laas Geel. También de uno de los últimos tesoros que ha llegado prácticamente intacto hasta nuestros días.