La belleza de la palabra
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Poema - "Evanescencia"

Al despertar

de la siesta

-todavía un instante-,

la sensación de haber soñado

que un mundo mejor,

más habitable,

más humano,

era posible.

Pero fue abrir los ojos

y olvidar los detalles.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - Los espejos

No los domésticos,

estratégicamente dispuestos

para que te digan siempre

lo que quieres oír,

sino los otros,

los que no tienen dueño,

los de los bares,

los de los comercios,

los de los vestíbulos de hotel,

esos son los que te dicen la verdad:

que no eres nada, nadie,

en realidad,

solo uno más

que pasaba por allí.

Karmelo C. Iribarren

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Poema – Tormenta de verano

Están cogidos de la mano,

en silencio,

bajo los soportales.

El niño mira su columpio,

muy triste,

bajo la lluvia,

y no lo entiende.

El padre mira al niño:

es la vida, hijo,

-quisiera poder decirle-,

y no ha hecho más que empezar.

Karmelo C. Iribarren

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Aproximación a los haikus

La noche ha caido

Suena la lluvia

Brilla la chimenea

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Poema - "Los mejores de la raza"

No hay nada que discutir, 

no hay nada que recordar, 

no hay nada que olvidar, 

es triste y no es triste, 

parece que,

la cosa más sensata 

que una persona puede hacer, 

es estar sentada 

con una copa en la mano. 

Charles Bukowski

Biografía

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Poema - "No sé por qué me quejo"

Poema - "No sé por qué me quejo"

No sé por qué me quejo porque al fin estoy sola.

Y el placer de tirar la ceniza en el suelo,

sin que nadie te riña,

y untar pan en la salsa

y beberse los posos,

y limpiarse la boca con el dorso de la mano,

cantar al vagabundo porque al fin fue valiente,

ir matando los besos como si fueran piojos,

beber blanco,

pronunciar ciertas frases,

decir ciertas palabras,

exponerte a que un día te borren de la nómina...

No debiera estar seria

pues vivo como quiero,

sólo que a veces tengo

un leve sarpullido.

Gloria Fuertes

Biografía



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La canción de Aengus el vagabundo, W. B. Yeats

La canción de Aengus el vagabundo, W. B. Yeats

Eché a andar por el bosque de avellanos

porque sentía un fuego en la cabeza,

y corté y descortecé una rama

y le até una baya con un hilo;

y cuando echaron a volar mariposas blancas

y se alejaron como estrellas titilantes,

la dejé caer en un arroyo

y pesqué una pequeña trucha plateada.

Tras haberla dejado en el suelo

fui a avivar con mi aliento la llama,

pero algo crujió en el suelo

mientras alguien pronunciaba mi nombre.

Se había convertido en una joven resplandeciente,

y con flores de manzano en el cabello,

que me llamó por mi nombre y echó a correr

perdiéndose en el aire destellante.

Aunque envejezca en mis vagabundeos

por hondonadas y colinas,

alguna vez volveré a encontrarla,

y tomándola de las manos, la besaré en los labios,

y caminaremos entre largas hierbas multicolores,

y cosecharé hasta el final del tiempo

las plateadas manzanas de la Luna

y las manzanas doradas del Sol.

Angelo Branduardi - La canzone di Aengus, il vagabondo

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Poema - "Qué extraño mecanismo el de la vida"

Cuántas historias a punto de pasar

que pasaron de largo

que fuese esta posible.

Qué extraño mecanismo el de la vida.

Y el cielo, con esos vientos grises

que se llevan la lluvia a otros paisajes

o ese sol de justicia

que achicharra los campos,

qué indiferente a todo.

Da vértigo pensarlo.

Pensar

que todo pudo suceder de otra manera,

que tú, perfectamente

podrías ahora no estar a mi lado.

Karmelo C. Iribarren, “El escenario”

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Poema - “Te quiero sin mirar atrás"

Te quiero mansamente, entre las sombras de las falsas ilusiones.

Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito quiero leerte, línea tras línea, letra por letra, espacio por espacio.

Te quiero para tomarte de la mano bajo el firmamento y mostrarte los te amo escondidos entre las estrellas.

Te quiero sobre las hojas de otoño, hablando de nada pero a la vez de todo y, en un arranque de locura, beber tus lágrimas mientras desfallezco en tus labios.

Te quiero para buscarte entre las frases no dichas, entre los pensamientos enterrados, entre las maneras complicadas quiero encontrarte y después no dejarte.

Te quiero como para llevarte a mis lugares favoritos y contarte que es ahí donde me siento a buscarte en la niebla de miradas que no son tuyas, pero aún así te busco.

Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho, del corazón.

Te quiero como para sanarte, y sanarme, y sanemos juntos, para remplazar la heridas por sonrisas y las lágrimas por miradas, en donde podremos decir más que en las palabras.

Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás.

Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.

Mario Benedetti

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Cárcel de sombras

Fue una noche de lunes

de oscuridad sin luna,

y ni un sólo reproche

de tu boca oportuna.

El azahar olía a odio,

el magnolio a tristeza,

las azaleas penaban solas.

Las rejas de tu ventana

cárcel de sombras en la calle.

Pasé de largo,

tan de largo

que olvidé quién vivía allí.

Fue un lunes de noche,

de oscuridad sin luna

y sombras de olvido.

(ContinuumST. Mayo 2012.)

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Poema - "Sobrevivir"

El que está en la cuneta

mira a su espalda,

al descampado,

y piensa que allí

se tiene que estar

mucho peor.

Ignora

que por esa carretera

hace siglos

que no pasa nadie.

La esperanza lo sabe

pero se lo calla.

También ella

tiene que sobrevivir.

Karmelo C. Iribarren

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Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias

y las definitivas

defender la alegría como un principio

defenderla del pasmo y las pesadillas

de los neutrales y de los neutrones

de las dulces infamias

y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera

defenderla del rayo y la melancolía

de los ingenuos y de los canallas

de la retórica y los paros cardíacos

de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino

defenderla del fuego y de los bomberos

de los suicidas y los homicidas

de las vacaciones y del agobio

de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza

defenderla del óxido y de la roña

de la famosa pátina del tiempo

del relente y del oportunismo

de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho

defenderla de dios y del invierno

de las mayúsculas y de la muerte

de los apellidos y las lástimas

del azar

y también de la alegría.

Mario Benedetti

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Poema de Paul Laverty sobre Gaza. Tiza

TIZA

Tiza.
¿Te has parado a pensar en ella desde que dejaste la escuela?
La tiza es blanda,
está hecha de trocitos
de conchas de calcita y esqueletos de plancton.
Fáciles de machacar.
La arrastra la lluvia.
¿La arrastrarán las lágrimas?
Los niños son blandos,
están hechos de huesos (proteína, colágeno, minerales, sobre todo calcio).
Fáciles de machacar.
Gaza es una bola de nieve,
el Mundo contempla su interior.
Los copos son esquirlas de metralla,
los puntitos de dentro
se amontonan formando cúmulos,
como hormigueros.
¿Sientes el calambre en la boca del estómago
por la mañana cuando enciendes la pantalla
y las cifras se disparan?
¿Te vas a la cama y no duermes
porque lo único que ves en la oscuridad
son miembros retorcidos bajo los escombros,
labios resecos y agrietados que supuran gemidos ahogados,
una muerte lenta que no le desearías ni a un perro?
¿Sientes la rabia que te sacude el cuerpo,
te desgañita el alma,
te hierve el cerebro a mayor temperatura
que las armas de fósforo que hace EEUU
(recuerdas los 172.000 millones del Tío Sam
que infundieron vida en el Apartheid)
cuando Biden, Sunak,
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Poema - "Algunas noches, el miedo"

Poema - "Algunas noches, el miedo"

Algunas noches me arrimo

a tu calor bajo las mantas

como un niño asustado.

Necesito tocarte urgentemente.

Necesito saber que estás ahí,

que estarás siempre.

Sentir que tengo cerca

a un ser humano,

y que no estoy tan solo.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Guerra moderna"

Sale un misil «Lance»,

surca el cielo a una velocidad de susto,

otro misil «Patriot» sale a su encuentro,

le encuentra,

se deshacen,

se ilumina la zona,

la noche se hace día,

millones de dólares se hacen polvo,

cientos de niños se hacen ceniza.

No hay campo de batalla,

es en la ciudad donde el diablo dice ¡hola!

Las bombas traspasan los refugios

silenciando el llanto de los niños.

Millones de personas no hacemos nada

para evitar el tormento,

solo lamentos.

Dios, Alá y Mahoma

tampoco evitan que caiga

ensangrentada una paloma.

Gloria Fuertes

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Poema - "La culpa es de uno"

Quizá fue una hecatombe de esperanzas,

un derrumbe de algún modo previsto,

ah pero mi tristeza solo tuvo un sentido.

Todas mis intuiciones se asomaron

para verme sufrir y por cierto me vieron.

Hasta aquí había hecho y rehecho mis trayectos contigo,

hasta aquí había apostado a inventar la verdad,

pero vos encontraste la manera una manera

tierna y a la vez implacable de desahuciar mi amor.

Con un solo pronostico lo quitaste de los suburbios de tu vida

posible, lo envolviste en nostalgias,

lo cargaste por cuadras y cuadras, y despacito

sin que el aire nocturno lo advirtiera,

ahí nomas lo dejaste a solas con su suerte que no es mucha.

Creo que tenes razón,

la culpa es de uno cuando no enamora,

y no de los pretextos, ni del tiempo.

Hace mucho muchísimo que yo no me enfrentaba como

anoche al espejo, y fue implacable como vos mas no fue tierno.

ahora estoy solo, francamente, solo.

siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado.

Antes de regresar a mis lóbregos cuarteles de

invierno, con los ojos bien secos, por si acaso.

Miro como te vas adentrando en la niebla, y empiezo a recordarte.

 

Mario Benedetti- La culpa es de uno

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Poema - "Momentos que no tienen precio"

Llegar al fin

hasta la puerta de tu casa,

entrar,

echar todas las cerraduras,

y, como quien saborea

el sabor de la venganza,

decirlo:

“ahí os quedáis,

hijosdeputa”.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Nos hicieron creer..."

“Nos hicieron creer que el «gran amor»,

solo sucede una vez,

generalmente antes de los 30 años.

No nos contaron que el amor

no es accionado, ni llega en un momento determinado.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros

es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido

cuando encontramos la otra mitad.

No nos contaron que ya nacemos enteros,

que nadie en nuestra vida merece

cargar en las espaldas

la responsabilidad de completar lo que nos falta.

Las personas crecen a través de la gente.

Si estamos en buena compañía es más agradable.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada «dos en uno»:

dos personas pensando igual,

actuando igual...

que era eso lo que funcionaba.

No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación.

Que sólo siendo individuos con personalidad propia

podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio

y que los deseos fuera de término, deben ser reprimidos.

Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.

Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz,

la misma para todos, y los que escapan de ella

están condenados a la marginalidad.

No nos contaron que estas fórmulas

son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes,

y que podemos intentar otras alternativas.

Ah, tampoco nos dijeron que nadie

nos iba a decir todo esto: cada uno lo va a tener que descubrir solito.

Y entonces,

cuando estés «enamorado de ti mismo»

podrás ser feliz y te enamorarás de alguien.

Vivimos en un mundo

donde nos escondemos para hacer el amor

aunque la violencia se practica a plena luz del día.”

John Lennon

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Poema del domingo triste

Este domingo triste pienso en ti dulcemente

y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es peor castigo...

Pero, ¡qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,

formando extraños mapas de imposibles países;

y el monótono ruido del agua no sería

el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,

que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive

y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,

y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;

y tendría la tarde, fragantemente muda,

el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,

¡qué alegre me sería este domingo triste!

José Ángel Buesa

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Charles Bukowski, "Acto creativo"

Por el huevo roto en el suelo,

por el 5 de julio,

por el pez en la pecera,

por el viejo en la habitación Nº 9,

por el gato sobre el muro.

Por vos mismo,

no por fama

ni por dinero,

tenéis que seguir luchando.

Cuando te haces viejo

disminuye el atractivo,

es más fácil cuando se es joven,

cualquiera puede alcanzar

las alturas algunas que otra vez.

La clave consiste en

resistir.

Cualquier cosa que sirva

para que

esta vida siga bailando

frente a

Doña Muerte.

Charles Bukowski

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Poema - Elegía

Poema - Elegía

A veces me dan ganas de llorar,

pero las suple el mar.

José Gorostiza

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La Paloma (Rafael Alberti)

Por ir al Norte, fue al Sur.

Creyó que el trigo era agua.

Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;

que la noche la mañana.

Se equivocaba.

Que las estrellas eran rocío;

que la calor, la nevada.

Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa;

que tu corazón su casa.

Se equivocaba.

(Ella se durmió en la orilla.

Tú, en la cumbre de una rama.)

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Poema - Supervivencia

Uno siempre espera

que suceda algo,

que algo bueno suceda,

algo que le dé un giro brusco,

un empujón, un bandazo

de suerte a su vida,

de repente, porque sí,

en el momento más inesperado.

Pero no pasa nada, claro,

nunca pasa nada.

Porque uno no es más que un pobre

diablo (qué te creías, pues),

un número, una fecha,

un papel olvidado en un sótano

tétrico, traspapelado

entre millones de papeles.

Y al final, uno, que remedio,

acaba aceptando que es así,

asume el fracaso,

se mira en el espejo y se da risa

(o llora, pero muy bajo),

se dice que la vida..., en fin,

que no hay nada que hacer, 

y ni siquiera se queja, para qué.

Uno ya solo quiere llegar 

al día siguiente,

sin sobresaltos, poder ver a su 

equipo por la tele el sábado,

fumar menos,

dormir bien,

echar de vez en cuando un trago,

cumplir años,

seguir vivo..., sin más.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - Síndrome

Todavía tengo casi todos mis dientes,

casi todos mis cabellos y poquísimas canas.

Puedo hacer y deshacer el amor,

trepar una escalera de dos en dos

y correr cuarenta metros detrás del ómnibus,

o sea que, no debería sentirme viejo,

pero el grave problema es que antes

no me fijaba en estos detalles.

Mario Benedetti

 

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Poema - Te amo como se aman ciertas cosas oscuras

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio

o flecha de claveles que propagan el fuego:

te amo como se aman ciertas cosas oscuras,

secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como planta que no florece y lleva

dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,

y gracias a tu amor vive oscuro, en mi cuerpo,

el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,

te amo directamente, sin problemas ni orgullo:

así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así, de este modo en que no soy ni eres,

tan cerca, que tu mano sobre mi pecho es mía,

tan cerca, que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda, “Cien sonetos de amor, (Soneto XVII)”

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