The Line, una ciudad lineal de ciencia ficción que debía extenderse a lo largo de 170 kilómetros entre las arenas del desierto. En aquel entonces, el proyecto se vendió como la joya del futurismo saudí: una urbe sin coches, impulsada por energía limpia y pensada para acoger a 1,5 millones de habitantes en un único rascacielos de 500 metros de altura.