No lo habéis comprendido todavía: la maquinaria de humillación más eficaz se llama Embustera. Cada vez que aceptáis creer en las patrañas que emite por doquier, aceptáis ser avergonzados, doblegados, escarnecidos. Nunca antes como ahora resultó tan fácil engañaros y conduciros a su antojo. Lleváis en el bolsillo el artilugio que pagáis, abonáis la tarifa de conexión y veláis insomnes frente a la pantalla. El canal abierto a todas horas da órdenes, instrucciones, encargos y mandatos que obedecéis sin rechistar.